¡Negrita, vamos a construir tus sueños, ese mundo donde vos seas posible!

Tu sonrisa es de esas contagiosas de los que saben sembrar amor en los otros y luchar por su liberación. Una compañera de 21 años, que estuvo ahí en el barrio, en el merendero, en las marchas, que estuvo ahí organizando y ayudando a los más pobres, en los lugares más humildes, ahí donde nosotros decimos que se construye poder popular, siendo una auténtica revolucionaria, dándole poder a los que no tienen poder.

Siempre miro y admiro a nuestra JP. Son las bases y son el futuro. Son el barro, la fuerza y la furia. Son los más cuestionadores y son los que más se arremangan cuando hay que estar donde hay que estar, en cada barriada del país, en cada provincia, en los comedores, en las inundaciones, en las clases de apoyo escolar, en las recorridas buscando problemas para encontrarle soluciones, en las marchas. Sí, en las marchas. Nuestros pibes y pibas militan, se comprometen, marchan, se movilizan, cantan, reclaman por sus derechos y por los derechos de todos. Nuestros pibes y pibas laburan en todos los barrios. Por convicción, guiados por el fuego sagrado del compromiso social. Nadie los arrea, nadie las convence. Se convencen solas, como Micaela, las convence esa fuerza interna que las desespera por construir una Patria con inclusión, un mundo mejor, más justo, más parejo, sin tanta miseria, sin tanta desigualdad. Por eso, Micaela iba todas las semanas a la villa Mandarina, por eso Micaela amaba a sus gurises del barrio, porque soñaba con que tengan una posibilidad, porque luchaba para que tengan una vida más digna.

¿Con qué tinta escriben los diarios cuando muere una militante? ¿El drama de tu calvario o la esperanza de tus ojos? Me quedo con la tinta con la que vos escribiste nuestro camino. Te juro Micaela que junto a las banderas negras y rojas de la JP vamos a guardar tu nombre en nuestro corazón y serás ejemplo de lucha y rebelión.

El  dolor, la rabia y la impotencia las tenemos que convertir en más organización, más lucha y más victorias. Se lo debemos a Micaela, esa sonrisa enorme y llena de luz nos ilumina para honrar su vida, para honrar esa fuerza gigante que se hizo carne en cada uno de los militantes de la JP, del Evita y de tantos y tantas jóvenes.

Sus padres, para quienes de corazón no tengo palabras más que de admiración por tanto amor y tanta fe en Micaela, fueron tan claros y contundentes, a pesar el dolor y del llanto, cuando ahí mismo decidieron hablar de la vida y del futuro. Sin resentimiento, sin violencia, nos señalaron el rumbo: “Vamos a vivir para tratar de lograr una sociedad más justa, cómo quería Micaela”.

El camino de la vida no es como yo esperaba, “mi vida es un infierno, mi madre es puta, mi padre es chorro, soy el que sobra de la sociedad. Las leyes del mercado me convirtieron en esto”. Pero la Patria es el barrio y los gurises de Micaela son mi esperanza que el mundo no sea así, que sea un mundo para que Micaela esté entre nosotros.

Cuando de nada nos sirve rezar, cuando de nada nos sirve llorar, Micaela no hay camino, se hace camino al andar. Golpe a golpe y verso a verso, construiremos la patria de nuestros sueños. 

Muchas gracias por tu luz, por tu fuerza y por tu militancia popular dedicada a los últimos de la fila, al pueblo trabajador y a la Justicia Social. Con el faro de tu ejemplo y la luz de tu sonrisa, seguiremos luchando por Tierra, Techo y Trabajo.

“Nosotros somos presente, los que vamos a construir un mundo mejor para los que vienen, para esas caritas inocentes que nos llenan de alegría y esperanza”, Micaela García.

* Secretario general del Movimiento Evita.