El gobierno provincial y el Poder Judicial local lanzaron ayer una campaña que busca derribar algunos prejuicios que hacen que muchas personas demoren en tomar la decisión de postularse como adoptantes. El spot fue realizado por la productora Anacrofante, integrada por egresados y estudiantes de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Salta.

En la producción audiovisual se puede ver al actor Víctor Campillay interpretando a un joven que va atravesando diferentes espacios con una voz en off que hace alusión a algunos preconceptos que rodean la idea de la adopción, y que termina saliendo a un descampado en el que se reúne con dos niños, mientras a su alrededor hay otras familias de diferentes tipos.

En diálogo con Salta/12, el guionista y director de la campaña, Lautaro Arias Camacho, explicó que la intención de desmitificar algunas ideas que están en el imaginario social en torno de la adopción surgió de la propia Secretaría Tutelar (la oficina del Poder Judicial que tiene a su cargo el Registro de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos), con el propósito de que “si a alguien se le pasó por la cabeza la idea de adopción, que venga y se informe” para despejar esas dudas.

Lautaro Arias Camacho

Arias Camacho detalló que “la elección de un hombre (como protagonista) es para correr el eje de la adopción de la familia tipo, para pensar un poco en la adopción monoparental”. “La idea de diversidad es la que estuvo presente en todo momento. Por eso en la última escena hay familias monoparentales, matrimonios igualitarios, hay matrimonios heterosexuales acercándose a niños solos, a grupos de hermanos, en sillas de ruedas…”, completó.

Para el director de la pieza audiovisual, cada espacio que va atravesando el protagonista está asociado a alguno de los prejuicios sobre el tema. “Por eso plantear qué no es la adopción, superar ese prejuicio y abrir una puerta para pasar a otro; por eso llegar a concretar la decisión de adoptar es un camino de ir derribando una serie de prejuicios; por eso cada prejuicio está acompañado de un espacio cerrado y al final la respuesta es un espacio abierto, luminoso”, señaló.

Arias Camacho estuvo a cargo de la elaboración del guión y de la dirección, y lo acompañaron Antonieta Chocobar en la producción, Raquel Martínez como asistente de producción, Paula Gudiño se hizo cargo del arte, en cámara estuvo Pablo Garzón y en dirección de fotografía, Maximiliano Montañez.

La secetaria de Fortalecimiento Socio Comunitario de la Provincia, Rosa Araya, explicó que eligieron trabajar el tema de adopciones “porque, como Ministerio de Desarrollo Social, estamos a cargo todo lo que son hogares de niños”. “Queremos impulsar en todas las familias que alguna vez tuvieron la duda sobre cómo es un proceso de adopción, acercarle información clara y terminar de incentivar esa decisión”, añadió.

Mitos

Según el psicólogo de la Secretaría Tutelar, Matías Palomo, desde que se conformó el equipo en agosto de 2014, notaron que muchas personas que se acercaban a postularse como adoptantes contaban que les había llevado mucho tiempo tomar esa decisión. “Muchas veces esa demora tiene que ver con estos mitos o estas creencias: desde que no estoy casado, o soy una persona sola que no está en pareja o el mismo hecho de decir 'no soy el propietario de la vivienda que habito o no tengo un trabajo estable'”, todos prejuicios qu, según Palomo no se condicen con la realidad. “Después, muchas veces, al momento de anotarse, de ver que es un trámite simple, que las evaluaciones son accesibles, que la adopción es algo que se puede materializar, dicen 'la verdad que siento que perdí mucho tiempo por no haberme informado'”.

“El trámite de inscripción es simple, contrario a lo que culturalmente se piensa, y se inicia con la presentación de un formulario conjuntamente con la documentación”, detalla la página del Registro de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos. El formulario que la/s persona/s deben llenar no reclama mayores datos o documentos que los que puede exigir la inscripción en el IPV o en una obra social.

“Desde la presentación de la documentación hasta que las personas reciben las entrevistas de evaluación y nosotros nos expedimos con el trabajador social en nuestro informe, estamos hablando de un plazo que no supera los dos meses corridos”, explicó Palomo. “Ya con el legajo activo, no hay un plazo temporal y lo que entra a jugar es cuánto puede pasar hasta que un juez seleccione ese legajo, entendiendo que esa familia se ajusta a las necesidades de un niño, niña y adolescente puntual”, continuó el profesional, y agregó que “no existe en ninguna legislación del mundo el derecho a adoptar, o a ser papá o mamá, sino que la adopción lo que hace es garantizar el derecho de niños, niñas y adolescentes a formar parte de una familia”.

Cómo es el proceso

Un niño, niña o adolescente puede ser declarado en estado de adoptabilidad luego de un largo proceso en el que se agotan todas las instancias para vincularlo con su familia biológica. Cuando el Estado se anoticia de un menor de edad que está en situación de vulnerabilidad, ya sea por la comisión de algún delito contra él o por situaciones de fragilidad social, el niño es separado provisoriamente de su grupo familiar biológico. El Estado debe buscar revincularlo con su familia biológica, ya sea la nuclear o la ampliada (tíos, abuelos, entre otros). Solo en el caso de que la Secretaría de la Niñez le informe al juez la inviabilidad de que regrese con su familia biológica, el magistrado puede avanzar en un proceso de declaración de estado de adoptabilidad, que debe ser la excepción.

Paralelamente, los aspirantes reciben asesoramiento y definen la disponibilidad adoptiva que implica hasta qué cantidad de niños están dispuestos a adoptar, en qué rango de edad, el sexo, y con qué situación respecto a patologías o discapacidades.

“El juez, que conoce el caso desde que el niño fue apartado de su grupo familiar biológico e institucionalizado hasta este momento en que nos está pidiendo los legajos, es quien entiende de la nómina que nosotros le remitimos cuál es el grupo familiar cuyas condiciones se adecúan mejor al perfil de esta criatura”, explicó Palomo.

Las estadísticas oficiales muestran que el tiempo que pasa entre que un aspirante activa su legajo y que se concreta la adopción no supera los 12 meses en promedio. Sin embargo, hay un rango inferior de personas que han concretado la adopción en los primeros dos meses de haberse inscripto, y en el rango superior han tenido que esperar hasta 60 meses (5 años).

Desde 2014 a esta parte se concretaron un promedio de 30 guardas con fines adoptivos por años. Hoy por hoy, el legajo más antiguo que tiene el registro data de 2017.

El problema de las edades

Al día de hoy, hay 27 niños, niñas y adolescentes declarados en condiciones de adoptabilidad, la gran mayoría de los cuales supera los 7 años de edad. Simultáneamente, hay 33 legajos activos de postulantes y 9 en evaluación en toda la provincia.

El problema es que ninguno de esos legajos tiene la adoptabilidad definida por debajo de los 7 años. “Un niño menor de 3 años en condiciones de ser adoptado no pasa más de una o dos semanas y ya está inserto en una familia”, relató Palomo. Algo que no sucede con los niños mayores de esa edad o los adolescentes.

La preferencia de las familias por niños más pequeños tiene numerosas explicaciones. Una de ellas, es que algunas no reúnen las condiciones para adoptar a un adolescente, pero en la mayoría de los casos es una decisión de los propios postulantes. “Uno de los mitos que hay es creer que si yo lo tengo desde recién nacido o desde lo más temprano que pueda, lo voy a poder moldear mejor o acomodar mejor a mi realidad familiar”, señaló el psicólogo de la Secretaría Tutelar. “Y eso también es un mito para con los propios hijos nacidos en el seno biológico de la familia. Cada niño tiene y expresa su individualidad y eso no tiene que ver con su rango su edad, sino con cómo se ha ido conformando como sujeto”, concluyó.