Boca dio un gran paso en la Copa Libertadores al vencer por 1-0 a Inter de Porto Alegre como visitante, por el encuentro de ida de la serie de octavos que tuvo un inicio demorado dado que el miércoles pasado, cuando debía jugarse el primer partido, el duelo fue pospuesto de manera atinada por la Conmebol ya que fue el día en que murió Diego Armando Maradona.
Y el recuerdo del ídolo por supuesto que fue protagonista en el estadio Beira Río. Más allás de los minutos de silencio o aplausos, el encargado de aquello fue Carlos Tevez, quien festejó el gol del triunfo con una camiseta que Maradona usó durante su paso por Boca en 1981, tal como lo homenajeó recientemente Lionel Messi en el Barcelona con una casaca del paso del Diez por Newell's.
Según relató el propio Tevez tras el partido, la camiseta corresponde a un Boca 3, River 0 de abril de 1981, encuentro en el que Maradona convirtió el tercer tanto (Miguel Brindisi hizo los otros dos).
Miguel Russo pudo disponer en Brasil de un equipo casi ideal de Boca, ya que contó con el regreso tras lesión de Eduardo Salvio para complementarse con el imponente cuarteto de ataque xeneize junto a Tevez y los colombianos Edwin Cardona y Sebastián Villa. El ex Lanús, goleador del equipo en el certamen, fue justamente quien habilitó al nacido en Fuerte Apache para su conquista.
Por el contrario, en Inter fueron numerosas las ausencias, ya sea por positivos de coronavirus (tres jugadores, además del entrenador Abel Braga), lesionados y suspendidos (el ex defensor de Independiente Víctor Cuesta, por ejemplo). Tanto que el veterano de 39 años Andrés D'Alessandro se hizo un lugar en el equipo titular, aunque su participación duró sólo un tiempo ya que se quedó en los vestuarios para el complemento.
Aún así, Inter incomodó a Boca en numerosas ocasiones con un juego pragmático, poco brasileño, de abrir con los extremos, juntar gente en el área e intentar aprovechar algún centro. De todas maneras, Esteban Andrada -autor de un blooper insólito antes del minuto de juego cuando se le escapó la pelota entre las manos y se le fue al córner (luego se cambió los guantes)- no tuvo demasiada acción. Pero no por virtudes propias, sino por las fallas interistas y la ayuda del travesaño (que le rechazó un gran tiro libre cuando el uno se había quedado completamente estancado).
El club porteño pareció exagerar demasiado su condición de visitante y tardó en animarse a ser protagonista en un campo de juego inundado por las intensas lluvias que caían sobre Río de Janeiro. Cuando lo hizo, fue visiblemente superior, de la mano de un nuevamente inspirado Cardona, la gran figura xeneize de hoy día. El colombiano manejó los tiempos del partido, uno que podría haber tenido un resultado más abultado si Boca lo hubiese dispuesto.