El abogado Carlos Slepoy era fana absoluto del Club Atlético Lanús, también socio ilustre de la institución. En recuerdo del gran jurista y figura clave de la lucha por los derechos humanos y el esclarecimiento de los crímenes cometidos durante la última dictadura cívico militar, el club de sus amores descubrirá un tótem en su homenaje. Será el jueves 3 de diciembre a las 18, en el Polideportivo del club, ubicado en Cabrera 2007, Lanús Este.
"Slepoy fue secuestrado en la Esma el 15 de marzo de 1976, finalmente expulsado del país y exiliado en España desde octubre de 1977", recuerda el club. "Ha sido un inclaudicable luchador por los derechos humanos y contra los terrorismos de Estado, defensor de la Jusrisdicción Universal, para permitir el juzgamiento de los crímenes perpetrados por las dictaduras de cualquier país. Fue iniciador de los juicios a los genocidas argentinios en España cuando no se podían hacer aquí. Colaborador en las investigaciones sobre las niñas y niños apropiados por la dictadura militar, llevó adelante hasta su muerte la investigación y el juicio por los desaparecidos del franquismo", enumera el club al invitar al homenaje. Y destaca, finalmente: "Y por supuesto, fue hincha fanático del Grana desde 1997".
Futbolero desde siempre, otro club que lo ha homenajeado fue el Club Atlético La Paternal, donde el jurista jugaba al fútbol de chico.
Carlos Slepoy Prada murió en Madrid el 17 de abril de 2017, a los 68 años. Como bien recuerda el club de sus amores, "Carli", como todos lo conocían, fue el impulsor del histórico juicio que en España se llevó a cabo contra responsables del terror en Argentina, debate en el que representó a las víctimas y sus familiares. Trabajó en los procesos de juzgamiento del genocida Augusto Pinochet --su intervención logró la detención del chileno en Londres por 501 días-- y del dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt, además de batallar por que en España o en la Argentina se juzgara a los responsables de los crímenes del franquismo.
Como gran defensor de la jurisdicción universal, Slepoy luchó por que las instituciones internacionales permitan a la ciudadanía luchar contra los abusos y violaciones a los derechos humanos en cualquier parte del mundo.
En esa lucha, desde España llevó a juicio en ese país a Adolfo Scilingo, por su participación en los "vuelos de la muerte”. Tras el procesamiento que le dictó Baltazar Garzón, el exmarino fue condenado en 2005 a 640 años de prisión. Dos años después, tras comprobarse su complicidad en otras 255 detenciones ilegales, el Tribunal Supremo español elevó la condena a 1.084 años.
En el año 2000, bajo el mismo principio, se logró la extradición y procesamiento del genocida Ricardo Cavallo, oficial de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), detenido en México, que actualmente cumple condena en la Argentina.