La destrucción del planeta y la naturaleza determina la acción artística de Perotá Chingó. Tal es la preocupación que sobrevuela Eksperimenta III, Muta Viva, espectáculo perfomático que la agrupación presentará este viernes 3 de diciembre a las 21 por TicketHoy, con la presencia de Daniel Melingo y Lalo Mir, entre los invitados. “Muta viva es para nosotres una creación artística pero al mismo tiempo es una acción”, refrenda Lola Aguirre, una de las dos cantantes –la otra es Julia Ortiz- de este cuarteto cuya última puesta quedó varada ante la irrupción de la pandemia. “Ambas cosas, disco y puesta, son una toma de posición sobre lo que ocurre con el planeta, y que la pandemia nos ayuda a confirmar… estamos destruyendo la naturaleza y debemos hacernos cargo”, amplía Lola, comandante de esta aventura que se animó a transformar su tercer y último disco (Muta) en esos shows interdisciplinarios llamados Eksperimenta, cuyas puesta en vivo sucedieron mediando 2019, en el Complejo Art Media.
“En la película -no nos gusta decir sólo “show” porque es mucho más- se va a ver una puesta que tiene que ver con el avance implacable de la naturaleza, porque su fuerza nos va a superar siempre. En este sentido, las canciones funcionan como un medio para vincular con esa acción… nuestra música habla desde ese lugar. Somos parte de este planeta, y no podemos seguir siendo a su vez los responsables de destruirlo, porque eso significa destruirnos”, detalla Flores, acerca de la esencia del espectáculo, cuya recaudación será donada en parte a la Asociación Civil Amartya, bajo objeto de impulsar la reforestación de árboles nativos en diferentes regiones del país. “Cuando empezamos a ver que en un montón de ciudades del mundo, especies de plantas y animales avanzaban porque el tráfico era nulo y tal amenaza a la humanidad disminuía y al mismo tiempo el fuego devastaba miles de hectáreas de humedales y monte, nos dijimos que la madurez era entender que esto no está bien. Bien, sobre eso tenemos que hablar: Eksperimenta III: Muta Viva es todo eso.
-La idea de “mutar” cruza teoría y praxis de la agrupación. ¿Te podrías extender en este sentido?
-La vida es mutación permanente. Creo que ellas cuanto más mutan más interesantes son, más diferentes son, más experiencias ofrecen y más grandes hacen nuestros horizontes. El planeta entero, en efecto, nos obligó a mutar en este 2020 a través del virus, y Muta viva, en rigor, va a ser nuestra única experiencia en vivo en el año.
-Lo llaman película porque no se trata de un “mero concierto”. ¿Podrías explicar más ajustadamente con qué se va a encontrar el público?
-Con un viaje porque, si bien desde luego es un show, no será desde un escenario y con un "hola, buenas noches", tocamos, "gracias" y chau, sino que van a meterse en un viaje, literalmente. No queremos adelantar mucho pero hay altas secuencias narrativas, las cámaras recorren un lugar, el espectador irá descubriendo situaciones, no son sólo las canciones, hay locaciones… es más parecido a una película, donde las canciones van narrando y dialogando con ese entorno, que a un show. También nos parece clave que, para vivir la experiencia, las personas elijan un buen lugar en la casa, se rodeen de cosas que signifiquen mucho, como plantas o mascotas, y tomen, coman y fumen lo que les dé placer, eleve o haga sentir en plenitud. Apelamos a crear ese ritual porque tanto para el público como para nosotres es difícil la distancia.
-Otra de las cosas que se proponen es accionar la ceremonia con el fin de interpelar, emocionar e incomodar. ¿Cuáles son los motivos?
-Son todas las emergencias que debemos atender. En el caso de interpelar es un poco eso… desde nuestra obra poder interpelar a quien la ve y escucha, y generar a partir de ahí un diálogo interno que ponga ciertos temas arriba de la mesa. Es como decir “ey, desde acá creemos que hay que repensar todo esto, ¿qué te parece?” Por eso lo de la donación de parte de la recaudación para plantar árboles. En un momento dijimos “ya es tiempo de que ese viaje en mutación por dentro del ser, la existencia y la vida propia, salgan; de que hablemos y transitemos la mutación de este planeta”. Y entonces empezó a tomar forma por ahí.
-¿Y lo de incomodar?
-Es un poco eso mismo. Generar, si podemos, una incomodidad que nosotres mismes como grupo, cada vez que lo experimentamos, sabemos que nos lleva a un lugar mejor.
-Es un existencialismo vital entonces el que rodea a Eksperimenta III...
-Es un planteo existencial, sí. El hecho artístico debe ser acción de cambio del mundo que queremos vivir. Nos asumimos naturaleza, y también nos reconocemos en un mundo jaqueado por nuestra forma de ser y de habitar en él. Nos hacemos preguntas para viajar a las raíces de las causas, y abrimos la puerta para pasar a la acción y regenerar los sentidos entre nosotres y el ambiente. En la letra de “Toca”, por ejemplo, decimos “Ser, elegir, encarnar quienes queremos ser”. De eso se trata.
-¿En qué sentido complementa y en qué sentido se distancia este Eksperimenta de los dos primeros?
-Se complementa porque continúa de alguna forma la cronología que plantea el concepto de Eksperimenta desde que fue concebido: el nacimiento, la niñez, la juventud, la madurez y la muerte... sigue con ese recorrido. Pero a su vez, éste quizás sea menos introspectivo que los dos primeros, porque abre los ojos y tuerce la mirada hacia el alrededor de un modo que los otros dos no hicieron.
-Musicalmente ¿qué mundos creen atravesar? ¿Por qué influencias y referencias se dejan impregnar?
-Somos
bastante eclécticas y diferentes entre nosotras. July tiene más influencias de
Björk, por ejemplo, o cantantes como Alanis Morissette. Siempre estuvo más
conectada que yo, con los sonidos electrónicos y los ritmos actuales. A mí, en
cambio, me gusta mucho la música brasilera, el sonido rioplatense, y también la
cueca chilena y todos los ritmos que hablen de la historia de un lugar y de sus
cantos. Creo que un poco esa es la fusión que somos.