Por cuarto año consecutivo, se celebrará la Semana Nacional del Teatro Comunitario, aunque en esta ocasión con una edición virtual que podrá verse desde este sábado y hasta el 11 de diciembre a través de los sitios de la Red Nacional de Teatro Comunitario, en Facebook (@redteatro) y YouTube Live. Todas las jornadas comenzarán a las 20, y contarán con la participación de casi cuarenta grupos provenientes de Ciudad y Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Misiones y Salta. En la apertura, la Red estrenará su video institucional, y a continuación realizará un conversatorio con la investigadora Lola Proaño Gómez y su equipo, quienes disertarán acerca del Teatro Comunitario en tiempos de Covid-19, y brindarán algunas aproximaciones al trabajo de investigación que desarrollaron durante este año y para el cual entrevistaron a 25 grupos.
Desde el domingo, cada elenco compartirá los materiales audiovisuales que produjeron durante el aislamiento, y desde la virtualidad, y el cierre, que se realizará a las 17, y se repetirá a las 20, sumará otro conversatorio: El Teatro Comunitario mira hacia el futuro, a cargo de Ricardo Talento y Adhemar Bianchi, directores del Circuito Cultural Barracas y del Grupo de Teatro Catalinas Sur respectivamente, y de directores y referentes del teatro comunitario de España, Colombia, Francia y Portugal.
El fenómeno del teatro realizado por y para vecinos sufrió especialmente este año los embates de la pandemia. El aislamiento y la paralización de actividades impactaron duramente en su doble rol de agente social y artístico, pero el motor creativo no se detuvo. Así lo confirmó Proaño Gómez, investigadora del Instituto Gino Germani y Doctora en Teatro Latinoamericano, quien trabajó junto con sus colegas Clarisa Fernández y Camila Mercado para observar un proceso de reinvención que se produce, según advierten, en dos niveles. “En el nivel de organización social y política, muchos grupos buscaron la manera de apoyar a sus propios miembros y de acompañar afectivamente a aquellos que más lo necesitaban. Y respecto de lo teatral, se empezaron a explorar las nuevas tecnologías, y aparecieron así numerosas producciones filmadas. Y esto impacta en el desarrollo social y subjetivo de todos los integrantes, porque cuando empiezan a manejar esas herramientas ganan un poder de comunicación y expresión, y tienen consciencia de que esa posibilidad estuvo siempre ahí”, cuenta Proaño Gómez.
“Este tiempo pegó en el centro de nuestra actividad que está basada en el encuentro intergeneracional. Pero el teatro comunitario siempre busca caminos, y hemos descubierto otras maneras de comunicarnos de forma virtual. En nuestro caso, nos juntamos para trabajar sobre personajes y para crear dramaturgia, y de eso surgió un guion que estamos filmando desde nuestras casas con celulares para lograr hacer un cortometraje sobre temas que atraviesan a nuestro barrio”, comenta Ricardo Talento, director del Circuito Cultural Barracas, uno de los pioneros del género junto con el Grupo de Teatro Catalinas Sur que encabezó la movida.
“Hemos logrado mantener la llama viva”, acompaña Bianchi, el director de Catalinas. “Nuestro grupo ha hecho varias cosas. Nos reunimos de manera virtual y grabamos cosas, pero también hemos juntado alimentos para la comunidad, porque en nuestros barrios muchos vecinos tienen un trabajo informal y son los que más han sufrido”. La imposibilidad de subir a los escenarios, e incluso de actuar al aire libre, algo todavía impensado para la mayoría de los elencos barriales que llegan en algunos casos a incluir a más de 80 intérpretes, actuó como disparador para fortalecer la Red Nacional de Teatro Comunitario que se reunió durante varios meses cada quince días y convocó a los distintos grupos del país para repensar su diversidad de pedagogías y dinámicas grupales.
“En este tiempo, se produjo la paradoja de que, ante la situación de encierro, tuviéramos la posibilidad de comunicarnos con gente con la que antes no nos comunicábamos. Y esa misma paradoja se produjo en el teatro comunitario, porque la virtualidad posibilitó una mayor conexión federal entre los grupos y la visibilización de aquellos que están en los lugares más alejados”, rescata la investigadora.
Nacido en Buenos Aires, en 1983, en el ocaso de la dictadura militar, este género teatral siempre encontró oportunidades de expansión en los momentos de crisis, llegando a un punto de inflexión alto después del 2001, en años donde se formaron decenas de grupos nuevos. “El teatro comunitario tiene vocación de crecer. Si un grupo humano de vecinos de todas las generaciones podemos organizarnos para decir lo que queremos y ver cómo lo hacemos y lo financiamos, dónde lo presentamos y cómo superamos todas las dificultades que eso tiene, con el mismo concepto vamos a poder seguir adelante”, sostiene Bianchi al respecto de pensar la pos pandemia como el comienzo de otra etapa.
“Este movimiento nació desde la adversidad y a partir de una necesidad de una articulación comunitaria, y creo que vamos a tener que trabajar en religar nuevamente los lazos sociales y humanos, que vienen fracturados desde antes de la pandemia”, apunta Talento con una mirada optimista puesta en el futuro. “Estamos acostumbrados a crear dramaturgias pensadas para el espacio público, entonces ahí tenemos una ventaja en relación a otras expresiones teatrales que siempre se realizaron en lugares cerrados. Además, al mismo tiempo la base de nuestra economía es la que aporta cada uno de nuestros integrantes. Por eso, y por suerte, el teatro comunitario no está a la intemperie”.
* La programación completa puede consultarse en las redes de la Red Nacional de Teatro Comunitario de Facebook y Twitter: @redteatro e Instagram: @redteatrocomunitario