En la casa de infancia de Silvia Gers se solía escuchar música tradicional de las Islas Canarias: su padre tocaba la guitarra y su madre cantaba. A los seis años ella ya tocaba la bandurria (instrumento de doce cuerdas, típico del folklore canario). De chica se hizo fan del grupo sueco Abba hasta que una prima la introdujo en el rock nacional y Charly García cambió para siempre su universo sonoro. Pero la escucha de Silvia es muy diversa y en una misma playlist pueden convivir sin molestarse Elis Regina, Prince, Stevie Ray Vaughan, Janis Joplin, Mercedes Sosa o Rodrigo.

En los ochenta formó parte de Las Brujas –primera banda argentina de heavy metal integrada únicamente por mujeres–, fue guitarrista de reconocidos músicos de la escena rockera como Edelmiro Molinari (Color Humano), Alejandro Medina (ex Manal) o Yabor, y más tarde comenzó su etapa solista. Este año la pandemia frenó la grabación de su nuevo disco, pero lanzó tres temas que están disponibles en plataformas: “Todo lo que sé”, “A contramano” y “Blues del adiós”.

– ¿Qué podés contar sobre este nuevo disco?

– La verdad es que para esta fecha ya tendría que haber sacado todo, pero la pandemia me agarró en plena grabación. Por eso decidí hacer una especie de trilogía: “Todo lo que sé” es un reggae canción que habla del amor en su estado más puro, del disfrute y la libertad; “A contramano” es un rock asociado a la idea de salir adelante a pesar de todos los condicionamientos, y está inspirada en las personas que fui conociendo a lo largo de mi vida como docente en zonas marginales, donde sentís cómo a los pibes les cuesta salir adelante pero van lográndolo a pesar de todo; y “Blues del adiós” aborda algo estrictamente personal que es la pérdida de los seres amados, ese momento en el que sentís que se te desgarra el alma cuando te das cuenta de que el ser humano es finito.

En tu obra conviven muchísimos géneros musicales pero el norte siempre parece ser la canción. ¿Qué mirada tenés sobre esto?

– Como soy tan amplia en la escucha musical, también soy muy ecléctica a la hora de escribir y componer. No me gusta encasillarme en un género determinado. Es curioso porque yo venía tocando blues, con una agrupación hacíamos música brasileña, hasta que vi un anuncio en el que Las Brujas buscaban a una violera y me mandé; así entré al mundo del heavy metal y empecé a escuchar más del género. En mis discos puede haber una vidala, un rock, un blues, un son cubano o un festejo peruano. Me parece que la musicalidad trasciende lo que uno quiere decir con la palabra; es una oportunidad para expresar lo que te duele, lo que querés cambiar o aquello contra lo que te querés rebelar. Finalmente, una le va poniendo música a la excusa de querer decir.

En 2002 Silvia se fue a España con una guitarra y600 dólares; la idea era tocar y terminó quedándose tres años. Cuando regresó a Argentina sintió la necesidad de volver a las raíces y retomar algo que había iniciado años atrás cursando Antropología Social a la par del conservatorio. Se inscribió en la Universidad Nacional de las Artes (por aquel entonces IUNA) para estudiar Culturas Tradicionales, y obtuvo una licenciatura: “Ahí pude investigar nuestros mitos y leyendas, los saberes populares de las comunidades originarias. Descubrí otro universo. A raíz de eso armé una agrupación social llamada Wipala, que después derivó en mi sello discográfico. Ahí generábamos espacios para que representantes de distintas culturas vinieran a contarnos sobre su arte, su medicina, sus ceremonias. Me fascinó descubrir la cultura tan exquisita que tenemos en Latinoamérica”, cuenta Gers, y recuerda su canción “Naturaleza Muerta”, que inicia con un recitado en quechua y habla sobre el amor y el respeto a la madre tierra.

Hiciste referencia a tu sello discográfico. ¿Cómo se ubica Wipala en la escena independiente actual?

– Yo armé este sello como una forma de rebelarme contra el sistema y las multinacionales. Me molestaba ver que siempre había condicionamientos: si vos vas a las grandes discográficas te exigen determinada cantidad de público. La cuestión es que si soy capaz de llenar un lugar para diez mil personas, ¿por qué iba a recurrir a un sello? Esto se lo llegué a plantear a uno de los grandes CEOs de acá. Entonces decidí armar mi propio espacio, con lugar para todo aquel que quiera generar cosas. Me considero una obrera de la música, y el espíritu del sello es romántico porque no se trata del dinero sino de empujar entre todos para que la mayor cantidad de músicos pueda tener visibilidad. Y hay de todo: hard rock, folklore, pop, fusión. Es muy abierto.

A lo largo de tu carrera has demostrado un gran compromiso con distintas causas sociales. ¿Cómo nace ese interés?

Mi vida siempre estuvo vinculada con la lucha social para reflejar situaciones de injusticia a través de la canción –“Guardianes de la ciudad” habla sobre la vida de los cartoneros y “Sin trato” problematiza la violencia de género– o la docencia: desde que arranqué en la educación siempre trabajé en zonas marginales, entonces me sentí involucrada con muchas de las situaciones que viven en carne propia mis alumnos, de modo que esto siempre está presente en mi vida. También di canto grupal a adultos mayores y ese espacio era genial, muy lúdico y sanador para todos.

Entre las numerosas luchas sociales que la compositora aborda en sus canciones, el feminismo ocupa un lugar central. Cuando se le consulta sobre este punto, opina: “Todavía nos queda mucho camino por recorrer. Por suerte hay una ola de mujeres de distintas generaciones que están militando, que saben poner los puntos y hacerse valer. Creo que estamos viviendo un momento hermoso a ese nivel; se trata de sacar lo mejor de nosotras para luchar contra el patriarcado. Yo hago música desde muy pequeña: en el conservatorio muchos de mis compañeros varones me tomaban como la nenita que quería aprender a tocar la guitarra sin saber que yo ya tocaba la bandurria, que tiene doce cuerdas. Y en la época de Las Brujas –estamos hablando de los ‘80– era muy raro encontrar un grupo de mujeres dentro de un género tan asociado a lo masculino como el heavy metal. Entonces tenías que ser muy guapa para pisar un escenario como el de Cemento, tocar y decir ‘acá estamos nosotras’ sin que te bardeen. Desde diferentes lugares las mujeres vamos rebelándonos contra lo que está impuesto. Una siempre tiene que estar demostrando lo que sabe, rindiendo examen permanente ante la mirada de los otros. Me parece fantástico que las mujeres estén involucradas con la cuestión de género y el feminismo desde distintos espacios. Y eso de alguna manera siempre aparece en mi obra”.

Desde 2017 Gers forma parte de Mujertrova, un espacio de cantautoras que respeta los géneros de cada una y adopta la canción como faro. “El canto social debe tratar de despertar la conciencia de los otros. Me parece que las mujeres tenemos que luchar para que toda la sociedad tome conciencia de estas realidades”, apunta Silvia, y cuenta que compuso “Sin trato” porque desde España le llamaba la atención la cantidad de casos de violencia de género que empezaban a difundir los medios en esa época. “Cuando leí sobre la chica de Tucumán hace poco, me acordé del final de esta canción porque es igual: ella venía haciendo las denuncias, no le prestaron atención y terminó siendo asesinada por un ex alumno. A veces es tremenda la apatía de quienes nos tendrían que cuidar”, lamenta Gers. “No, no digas nada... tu cruz ya justifica esa mirada / No, no calles nada... si no la angustia te comerá el alma”, dice el estribillo.

Durante la pandemia atravesó varios períodos pero nunca dejó de estar conectada con la música: toca la guitarra y entrena su voz diariamente. “Al inicio tenía una idea bastante romántica del asunto, pensaba que todos íbamos a salir mejores de esto, pero a medida que fueron pasando los meses me di cuenta de que no. Es más, creo que en muchos casos ha salido lo peor. Lo que más extraño es abrazar, entonces empecé a organizar conciertos en Facebook Live (/silviagers): esa fue mi manera de acercarme a la gente, me sentí menos sola gracias al cariño y las devoluciones tan lindas”. Gers lanzará próximamente el disco completo, pero mientras tanto se puede escuchar la trilogía o encontrársela en el fogón virtual de las redes.