Con un debate sobre la legalización del aborto en marcha, la falta de la adecuada cobertura del diagnóstico y posterior tratamiento de la trombofilia se encuentra silenciado en un segundo plano, aunque se trate de un trastorno sanguíneo que causa en el país la pérdida de cientos de embarazos al año.
Hace casi cuatro años el ex presidente Mauricio Macri vetaba la entonces recientemente sancionada Ley de Trombofilia aprobada en forma unánime en el Congreso y que, entre otras cosas, incluía en el programa médico obligatorio (PMO) el análisis de sangre que diagnostica el trastorno, como una práctica rutinaria de control y de detección temprana para evitar que derive en la pérdida de los embarazos.
La trombofilia se caracteriza por formar coágulos en la sangre que obstruyen la circulación. En un embarazo, ocurre que a nivel de la placenta se obstruyen los vasos, lo que deriva en un infarto placentario que provoca la muerte del embrión por falta de irrigación.
Tan vital resulta el diagnóstico temprano que una mujer con trombofilia adquirida que recibe el tratamiento, tiene entre el 85-90 % de posibilidades de que su bebé nazca vivo. Por el contrario, sin tratamiento, sólo el 15% de los embarazos llegará a término con éxito.
Al no estar incluídas en el PMO, por protocolo las obras sociales cubren el análisis luego del tercer o cuarto embarazo perdido, ya que recién ahí el médico está facultado a solicitar el estudio, aunque en la práctica algunos médicos optan por saltear dicho protocolo y lo solicitan luego del primer o segundo aborto.
Recientemente la ministra de la Mujer, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, expuso en el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados de la Nación sobre el proyecto del Plan Mil Días. La iniciativa del Poder Ejecutivo Nacional que prevé una asistencia y cuidado integral de la salud durante el embarazo y la primera infancia, se envió al Congreso junto al proyecto del aborto legal.
En su artículo 23 se establece que a las personas con sospecha de trombofilia por antecedentes de complicaciones, se les deberá procurar el acceso a los estudios diagnósticos gratuitos y a los tratamientos establecidos para tal condición, tanto para las personas con cobertura pública exclusiva como para quienes posean otra cobertura social.
Su tratamiento consiste en la colocación diaria de inyecciones de ácido acetil salicilico (aspirina) más heparina de bajo peso molecular desde el momento en que se confirma el embarazo.También puede utilizarse heparina no fraccionada, según la indicación médica.
En Salta, el grupo Embarazo y Trombofilia Salta, que reúne al menos a 200 miembras de la provincia, desde hace 6 años brinda contención a las mujeres que perdieron embarazos por esa causa, las que están en la búsqueda del diagnóstico o ya en medio del tratamiento.
"En mi caso, perdí un embarazo de unas semanas y nadie entendía qué había pasado", contó a Salta/12 una de las referentes de la Asociación Civil Trombolifia y Embarazo de Salta, Norma Torrejón, quien después de unos estudios recién fue diagnosticada con trombofilia. En este sentido, aseguró que una de las demandas principales es que el diagnóstico pueda realizarse ante una primera pérdida de embarazo o sabiendo que existen antecedentes familiares.
Torrejón explicó que el actual protocolo establece que se debe tener como antecedente la pérdida de 3 a 4 embarazos de forma ininterrumpida hasta la semana 12 para llegar a confirmar que se trata de la patología.
En ese sentido, denunció que las obras sociales "no te reconocen el diagnóstico y lamentablemente es un análisis que económicamente es elevado". Hasta el año pasado cada estudio se cobraba entre 7 mil y 9 mil pesos.
"Muchas veces el diagnóstico sólo te hace saber de una sola trombofilia", subrayó. Estas pueden ser hereditarias o adquiridas, y de carácter permanentes o transitorias.
Las mujeres afirman que en las de tipo hereditaria no resulta detectable en un primer análisis, lo que las lleva a repetir el estudio o quedarse con el resultado negativo. En este último caso, siguen cursando el embarazo que es cuando se puede detectarlo porque "tienen activa la trombofilia, en cambio cuando el embarazo termina, pasa a un estado tranquilo".
Torrejón destacó que existe un cuidado interno muy presente de cada integrante del grupo. "En mi caso tengo la adquirida, pero en mi familia nadie tiene trombofilia", contó, poniendo énfasis en el contexto particular de cada situación. "Por eso se busca la ley que reglamente el tema del diagnóstico", indicó.
En ese sentido, también apuntó al conocimiento y concientización que tienen los mismos profesionales. "Hay médicos que ante la primera pérdida te piden el análisis, pero hay médicos que aún no", señaló. Dijo que en el sistema de salud público rige el actual protocolo, pero que hasta se dieron casos en donde el diágnostico no se realizó hasta la quinta pérdida.
Para tener un diagnóstico en el Hospital Público Materno Infantil "cuesta llegar a la primera consulta", y no se la aborda con la rapidez necesaria: "Si no las tratan como embarazo de riesgo, el diagnóstico les puede demorar un mes", debido a que para acceder al mismo se debe hacer una derivación al área de servicio de alto riesgo.
Torrejón reconoció que una vez en el área, la atención es la adecuada y se cuenta con la medicación. "Estaría bueno que no tengan que transitar por tantos lugares para llegar" al servicio de alto riesgo, consideró. Y advirtió que la "atención tiene que ser más directa y rápida".
Luego del veto en 2016, se presentaron en el Congreso varios proyectos de ley para garantizar un análisis rápido y gratuito, pero se empantanaron en las comisiones sin que ninguno conseguiera nuevamente subir al recinto para ser debatido. Justamente, este año el diputado salteño del Frente de Todos, Lucas Godoy, ingresó una iniciativa que tiene entre sus objetivos "procurar la detección precoz de la Trombofilia, el control y el tratamiento de la misma en mujeres y personas con capacidad de gestar en edad fértil".
Esos proyectos tomaron nota de los argumentos del veto de 2016, y ya no proponen la realización de análisis masivos, sino solo a aquellas personas que tengan algún antecedente hereditario o hayan tenido un aborto espontáneo, sin necesidad de llegar a los cuatro abortos que se establecen ahora. En esa oportunidad, si bien el gobierno macrista utilizó argumentos "científicos" para justificarlo, la sospecha generalizada era que respondía a un pedido de las obras sociales y prepagas que consideraban económicamente inviable tener que cubrir los miles de análisis que hubiesen tenido que afrontar.
Godoy ya había participado en el proyecto de ley que en diciembre de 2017, logró la media sanción en la Cámara de Diputados de Salta, el cual declaraba de interés del Estado provincial la protección integral de las personas con trombofilia. Sin embargo, esta iniciativa nunca logró superar la instancia del Senado, en donde caducó el año pasado.
"Nosotras las ayudamos"
Torrejón dijo que una vez que las mujeres tienen el diagnóstico, desde el grupo de Trombofilia y Embarazo "las ayudamos con el tema de la medicación". Afirmó que algunas obras sociales garantizan una cobertura total mientras que otras lo hacen en menor grado. "Pero en la mayoría de los casos la están cubriendo".
Contó que desde el grupo se sigue a cada una. Se presentan situaciones en las que a muchas mujeres les quedan jeringas con dosis sin usar y en otras situaciones las dosis no les alcanzan, "entonces esas dosis que sobran son para otras mamás", explicó.
Torrejón indicó que las obras sociales habitualmente cubren las inyecciones recién desde la semana 10, pero hay embarazos que no llegan a la semana 6 o algunas mujeres se enteran en la semana 4 o 5 y esas son semanas sin medicación. Es ahí donde nosotras las ayudamos a que puedan tener sus dosis hasta que se logra la cobertura", detalló.
En la pandemia hubo atrasos en las dosis por parte de las obras sociales. "Las chicas presentaban su orden médica y la medicación no llegaba a tiempo", y ejemplificó con que hubo casos en donde se tuvo un mes de demora. "Muchas estuvimos recolectando una jeringa o dos, hasta que llegue la que cubre la obra social".
En el sistema público, a las mujeres que viven en localidades fuera de la Capital no las dejaban ingresar a la ciudad. Torrejón indicó que "se complicaba mucho" porque tampoco había una atención sostenida en el Hospital Público Materno Infantil.
A pesar de todas las adversidades durante la pandemia, Torrejón contó que todos los embarazos que se cursaron en estos últimos ocho meses pudieron llegar a término. Aseguró que hablar de estadísticas resulta difícil, tanto para quienes cursan embarazos con trombofilia como quienes los pierden sin saber que tienen la patología.
Ante ello, apeló a que se hable más del tema y del grupo en Salta. Las chicas se mantienen en contacto a través de un grupo privado de Facebook llamado Embarazo y Trombofilia Salta, para ingresar hay que responder a ciertas preguntas, dado que se resguarda a cada mujer integrante.