Desde Caracas
Haber llegado a esta jornada de elecciones legislativas es en sí mismo una victoria. Así lo afirman muchos en Caracas, donde, como aún es costumbre, la jornada electoral comenzó temprano, casi al alba, con, en varias zonas, el toque de Diana y el despliegue de estructuras políticas.
El mensaje más repetido durante el día, tanto por parte del chavismo, como de la oposición que se presenta, fue el llamado a votar, independientemente de la orientación política, en un sistema donde el voto no es obligatorio, y los llamados a la abstención han sido constantes, tanto en lo nacional como en lo internacional.
Esta elección, así como la de mayo de 2018, cuando Nicolás Maduro fue reelecto presidente, enfrentó un despliegue mediático y político destinado a frenar la participación. Declaraciones de voceros del gobierno estadounidense, de países de América Latina, de la Unión Europea, tapas de diarios de grandes medios, así como un trabajo de redes sociales dentro de Venezuela, fueron algunas de las vías para instalar un mensaje: no ir a votar.
Aún no puede decirse cuál ha sido el efecto de la campaña. El porcentaje de participación es, de hecho, uno de los principales temas de debate y análisis, en una elección que pone en juego más que el poder legislativo, sino el pilar sobre el cual fue creado en enero de 2019 el “gobierno interino” de Juan Guaidó, que hoy, más que nunca, evidencia su carácter ficcional presente y aún más por venir.
“La diplomacia de la Unión Europea se basa en la solución pacífica de los conflictos, en el respeto a los procedimientos, y deseo que la Unión Europea haga una reflexión después de estas elecciones, que evalúe lo que ha dado de sí la política de sanciones o la política de no reconocimiento, que nos puede conducir al mayor absurdo que haya conocido la historia del derecho internacional”, afirmó el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, uno de los actores que ha sido parte de diferentes intentos de diálogo, y llegó a Caracas para las parlamentarias.
En efecto, la Unión Europea, así como quienes aún reconocen a Guaidó, se encuentran en una encrucijada: reconocer a un presidente interino sin Asamblea Nacional -que era la base de sustento de la ficción- y no reconocer al actual presidente Maduro ni al nuevo poder legislativo que asumirá el 5 de enero producto de la votación de este domingo.
Por eso esta elección tiene un peso determinante en cómo se desarrolle el conflicto a partir de enero. Por eso, también, haber logrado llevar adelante la contienda y que la misma se realice en tranquilidad, es en sí mismo una victoria: significa haber sorteado una sucesión de operaciones diplomáticas, mediáticas, encubiertas, económicas, durante todo el año, muchas de las cuales apuntaron directamente a la oposición que decidió presentarse.
El resultado permitirá obtener una fotografía de la correlación de fuerzas políticas, de construcción de sentido, en una cartografía difícil de realizar con precisión, debido a lo extenso y heterogéneo del país, y la disparidad que existe entre Caracas y las zonas del interior, golpeadas con más violencia por la situación económica desde hace años, pero a su vez con, por ejemplo, en zonas llaneras, una fuerte identidad política chavista y un consecuente rechazo a la oposición.
La elección tiene a su vez una gran implicancia continental, algo que quedó reflejado en la llegada a Caracas de Evo Morales, Andrónico Rodríguez, Rafael Correa, Fernando Lugo o Piedad Córdoba, quienes mostraron su respaldo al proceso electoral y al gobierno venezolano.
“Estas elecciones van a fortalecer la democracia en América Latina, vienen elecciones en Ecuador, la constituyente en Chile, los pueblos tienen profundas transformaciones, por eso no dudo que de acá a poco tiempo van a volver los tiempos de Chávez, de Lula, de Kirchner, de Fidel, esa es nuestra lucha”, afirmó Morales, quien, como con los más de 300 observadores y observadoras recorrió diferentes centros de votación durante la jornada.
Los resultados, en la noche de este domingo, son esperados con mucha expectativa. Cada sector político tiene mucho en juego. El desarrollo de la jornada sin incidentes, el despliegue de un dispositivo de bioseguridad, la posibilidad de votar por decenas de partidos, es en sí mismo, una victoria para la democracia en Venezuela.