Mara Gómez explica el objetivo de Villa San Carlos para lo que queda del Torneo Transición. Mara Gómez recuerda los consejos que su entrenador le dio para exprimir al máximo sus explosivas destrezas en el área rival. Mara Gómez se aferra a lo concreto y asegura que no se ha despertado de un sueño en el que jugaba su primer partido como futbolista de la Primera División del fútbol argentino: Mara sabe al fin que ya no tiene que soñarlo más, está a unas pocas horas de vivirlo. Este lunes, ante Lanús (a las 9, por TNT Sports), por la segunda fecha del Torneo Transición femenino, debutará oficialmente como jugadora de Villa San Carlos, conjugando finalmente su deseo sobre el verde césped y también poniéndole el cuerpo a un tiempo histórico: Mara Gómez se convertirá en la primera futbolista trans en disputar un torneo de la máxima categoría del fútbol nacional.
Si faltaba alguna piedra en su camino, el coronavirus llegó también para retrasar su estreno en Primera. Y aunque la habilitación definitiva llegó este viernes, lo que en sus sueños era un estadio sonriendo con su debut mutó, por culpa de la pandemia que aún castiga al mundo, a un marco de tribunas vacías atestiguando el triunfo de su lucha en clave de intimidad futbolera. “Me hubiera gustado que no existiera la pandemia para vivir este momento. Sé que, en mi debut, un montón de gente hubiera estado acompañándome, esperando este día conmigo”, le cuenta Mara a Página/12 en una entrevista cedida a horas de su estreno. “Llegó el momento, estoy por debutar y lo voy a disfrutar muchísimo”, se recuerda la joven platense de 23 años, que ahora ya se suelta a imaginarse sobre el verde césped.
-¿Qué sentís al poder decir eso: que estás por debutar?
-Siento que se cumplió un sueño no soñado, algo que creí inalcanzable, también indispensable para mí. Después de todos esos pensamientos que me hicieron creer en mi adolescencia que yo no iba a poder ser nadie, hoy la vida me demuestra, y nos demuestra, que tenemos la oportunidad de cambiar como sociedad, de brindarnos y abrir la puerta a las oportunidades, de hablar de inclusión. Años atrás era muy difícil hablar de esto, se logró algo que costó mucho tiempo y yo sé que ésta no es una conquista sólo personal, sino social y colectiva. Sé que es un triunfo que representa al colectivo LGBT, que por mucho tiempo ha sido el grupo minoritario más excluido de todo, excluido a la marginalidad, a no tener una vida digna, ni derecho al trabajo, a la salud, a la educación. Lo que pasa conmigo como futbolista es también una muestra de que como sociedad estamos avanzando, gracias a derechos que va ampliando el Estado, a que nos sentimos más acompañadas y amparadas por la ley, a que vemos una diferencia.
-A horas del día más feliz de tu vida, pensás en todes, no sólo en vos.
-No pienso en mí porque yo le tuve miedo a la vida en la adolescencia, porque veía el entorno y veía cómo el colectivo LGBT era maltratado y violentado día a día. Ahora siento que estoy protegida, que lo estamos, que abrimos espacios y conquistamos ámbitos sociales. Eso me pone muy feliz. Y también pensar en debutar: la verdad es que no sé cómo voy a reaccionar, más allá de hacer lo que amo, que es jugar al fútbol.
-¿El fútbol, como deporte en equipo, te enseñó eso de mirar en clave colectiva?
-Sin dudas. Mi rol era y es hacer goles, pero siempre les dije a mis compañeras que mis goles salen del pie de todas, desde que saca la arquera y la pelota atraviesa al resto de las rivales hasta que llega a mí, que soy la última del equipo en la cancha. No gano yo, gana el equipo. Siempre tengo ese pensamiento: no soy individualista y es una enseñanza que me dio el fútbol.
-¿Qué cosas creés que te van a pasar por la cabeza?
-Voy a explotar de alegría, de saber que estoy en un club de Primera División, que soy referente para mucha gente, porque recibo muchos mensajes de personas que se identifican conmigo y mi situación. Que haya personas que me agradezcan lo que logré me hace sentir que lo que he pasado, aquello que me hizo llegar hoy a donde estoy, pudo hacerle bien a alguien. Y eso no vale la pena, ¡vale la vida! Disfruto de eso. Años atrás el mundo discutía si alguien de piel negra podía estar sentado en la escuela al lado de alguien de piel blanca, y ahora estamos hablando de la primera chica trans en el fútbol de la maxima división de Argentina. Eso lo vamos generando como sociedad.
-¿Cómo te hace sentir eso, que es parte de tu lucha?
-Ahí es cuando pienso que no es una conquista personal sino colectiva. ¿Cuánta diferencia ha generado la sociedad en todo el mundo y en tantos años con la discriminación por la autopercepción, con la mujer inferiorizada en la sociedad, con su discriminación por color, físico y tanto más? Eso es lo que hay que seguir cambiando con educación. Yo lo único que hice fue jugar al fútbol sin límites, y lo logré. Soy una futbolista, me llamo Mara Gómez, pero para la sociedad voy a ser siempre esa referente. Me toman como un ejemplo.
-¿Y vos te sentís un ejemplo?
-Lo tomo con mucha normalidad. Me siento una más, igual que todas las personas. Soy una más. El apoyo que me dio la gente es parte de esta conquista. Yo puse el cuerpo, la voz, la fuerza y el corazón para soportar todo en el camino, pero la gente también lo hizo posible con su acompañamiento. No sólo fue gracias a mis deseos y sueños. Hubo un gran apoyo por muchas personas y estoy principalmente agradecida a Lorena, mi representante, que me dedicó gran parte de su vida y su tiempo. Ella me contuvo muchas veces cuando quise abandonar, cuando no podía más, haciéndome ver de otra manera las cosas. También gracias a ella lo logramos.
-¿Cuándo fue que pensaste en abandonar?
-Claramente, la cantidad de discriminaciones que he recibido este año han ido a la par del apoyo. Más allá de la fortaleza que tengo para soportar muchas cosas, a veces me angustiaba mucho. También la desesperación de soportar indecisiones para que yo pueda estar hoy acá, ya vinculadas a mi vida, porque esto no es sólo fútbol para mí. Siempre me costó todo... A todas las personas nos cuestan las cosas, pero a mí todo me cuesta cinco veces más. Siento que lo mío siempre va a ser difícil. Y hoy lo conquisté, algo inesperado, algo inexplicable. La vida me hace ver otra realidad: ahora empiezo a creer que todo se puede, que nada es imposible.
-En este tiempo, ¿sentiste más apoyos o resistencias a tu llegada al fútbol de Primera?
-Ambas cosas. Y tuve la fortaleza de atravesar todo: de ser la cara en todos los medios y que se nombre como Mara Gómez a la chica trans, a la futbolista trans, destacada por ser futbolista pero también por ser trans… Es como hablarle de mi vida íntima a todo el mundo, muchas veces me he sentido incómoda. Y hoy me siento muy orgullosa, ya no tengo que recordarle quién soy a nadie. Creo que esto también me sirvió para reconocer que tengo que aceptarme y amarme más. Y también sentí el apoyo de diferentes instituciones: la Intendencia de Berisso, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación y de la provincia de Buenos Aires, la Defensoría del Pueblo, se pusieron a disposición de lo que yo necesitara. Estuve siempre apoyada, no estuve sola, pero fue un combo lo que viví.
-¿Y el fútbol femenino, cómo te recibió?
-Tuve mucho apoyo de jugadoras de Primera de varios clubes y hasta de otros países, que me felicitaron y agradecieron por haber puesto fuerza, voluntad y valentía. También de futbolistas de la Selección: Belén Potassa me estuvo escribiendo estos días, apoyándome y diciéndome que no iba a estar nunca más sola. Ruth Bravo también se comunicó conmigo. Apoyo tuve y eso me incentivó a seguir: saber que el fútbol femenino no siente que haya una ventaja, sino que apoya la inclusión y la igualdad de oportunidades. Eso me enorgullece mucho.
Amasar sueños con forma de pelota
La delantera de Villa San Carlos -integrante del plantel, pero sin contrato profesional- se ceba un mate y espera, entre ansiosa y feliz, la llegada de su partido soñado. A través de la tevé, muchos y muchas podrán conocer la faceta goleadora de Mara, una nueve que viene de ser bicampeona con el club Las Malvinas en la Liga Amateur Platense, con 16 gritos en su último torneo allí. No será novedad para Juan Cruz Vitale, entrenador de Villa San Carlos, que lo tiene bien presente. “Sabe que lo mío es el remate al arco, siempre me dice que en la primera de cambio patee al arco”, cuenta la futbolista.
A falta de una cancha y su pelota, y para aliviar esa mezcla de ansiedad y espera que la acompañó en la pandemia, Mara puso literalmente las manos en la masa. “Amasaba pastas y amasaba mis sueños -se ríe la jugadora-. Sé hacer pastas caseras, ravioles, canelones, ñoquis, y durante la cuarentena me la pasé cocinando. Pero la verdad es que sí, fui de a poco viendo el cambio que iba surgiendo en mi vida, poniendo en orden mis sueños y mis objetivos". Su mamá Carolina y su pareja Juan, sus hermanas Keila, Kiara, Yamila y Evelin, junto a su marido Roberto y su sobrina Kima, quizás no puedan estar este lunes en el estadio Genacio Sálice -por las disposiciones que exigen los tiempos pandémicos-, pero sin dudas la acompañaron y degustaron esas delicias que nacían mientras amasaba sus sueños con forma de pelota.
-¿Cómo te recibió el equipo?
-Mis compañeras me apoyan un montón, me tratan bien, con normalidad, nunca sentí ninguna diferencia. Tuvimos muchas bajas en el plantel, pero llegaron nuevas jugadoras con calidad de juego y conocimiento. Hay un gran ambiente, todas tiramos para el mismo lado, somos muy compañeras.
-¿Cuál es el objetivo de Villa San Carlos para este Torneo Transición?
-Empezar a sumar puntos, principalmente (NdeR: en su debut, la semana pasada, el equipo debutó con una derrota por 3 a 0 ante Racing, como visitante). Queremos poner en la cancha todo lo que hemos entrenado estos meses, empezando a probar y mejorar técnicas y tácticas, venga el rival que venga. Lo único que pienso del partido con Lanús es que hay que ganarlo, y lo vamos a ganar.
-Futbolísticamente, ¿cómo estás?
-Bien. A comparación del primer día, cuando volvimos a los entrenamientos presenciales, que casi me desmayo por el sedentarismo del aislamiento, ja. Si bien entrenábamos por Zoom, me faltaba la incentivación de tener a alguien al lado. Hoy me siento re bien, estoy a la altura de mis compañeras.
-¿Creés que alguien de tu familia pueda acompañarte en el debut?
-Está un poco difícil, porque los protocolos no permiten público y hay muchas limitaciones, pero estoy tratando de ver si puede estar mi mamá. Lo bueno es que lo van a pasar por la tele, así que mi familia lo va a poder ver.
-¿Te gustaría hacer un gol?
-Uy, sí, es lo que más quiero.
-¿A quién se lo dedicarías?
-A Lore y a mi mamá… Pero no sólo por ser mi mamá, sino porque gracias a que ella no me juzgó, me entendió y me abrazó toda mi vida, pude cumplir estos sueños. Me apoyó desde la humildad y me dio todo lo que pudo. Y además es cábala, siempre estuvo en momentos importantes de mi vida; aunque no ha venido a tantos partidos, cuando fui campeona y bicampeona, vino a las finales y me vio.
-Juguemos a ganarle a la pandemia: si hubiera público, si tuvieras tu tribuna soñada, ¿quiénes estarían?
-Lorena y mi familia, seguro. También me gustaría que estuvieran mi papá, las chicas de Malvinas, mi técnico del año pasado, que además es un gran amigo, y todo ese montón de gente que me apoyó, que me estuvo alentando. Me gustaría que pudieran estar todas las personas.
-En aquella nota que hicimos en enero, cuando pedías tu habilitación, contaste sobre momentos muy duros que atravesaste, en los que no le encontrabas sentido a la vida. ¿Hoy sos feliz?
-Hoy soy totalmente feliz. Desde que llegó mi habilitación el viernes, empecé a relajarme, mi cuerpo pudo descansar, estoy menos estresada. Ahora quiero disfrutar de esto que tanto me pesó.
-¿Qué le dirías hoy, a horas de debutar, a esa Mara Gómez de 15 años que tenía tanto miedo y dolor encima y se aferró al fútbol para seguir adelante?
-Le agradecería por todo lo que atravesó. Por la fuerza que puso, por entregar el alma y el corazón en cada paso. Por todo lo que supo soportar. Porque yo me quise suicidar muchas veces, pero hoy esas son cosas del pasado. Hoy estoy acá logrando algo importante. A la Mara de la adolescencia, hoy quiero agradecerle porque siguió viviendo. Y si hago un gol, se lo voy a dedicar.