Como parte de la campaña impulsada para oponerse a la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo y “ante la inminencia del debate en el Congreso Nacional de la ley de legalización del aborto” los obispos argentinos propusieron que “en todos los lugares donde el 8 de diciembre se celebre la Santa Misa, se eleven plegarias por el cuidado de la vida no nacida”, según lo consignaron en una carta que lleva la firma del presidente de la Conferencia Episcopal, Oscar Ojea (obispo de San Isidro), y el Secretario General del organismo, el obispo Carlos Malfa, titular de la diócesis de Chascomús.
La semana anterior fueron varias las voces de la Iglesia Católica que se expresaron en la comisión legislativa que estudia el proyecto de ley de despenalización del aborto enviado por el Poder Ejecutivo, en todos los casos llevando como argumento central “la defensa de la vida”.
Uno de los oradores fue el obispo Gustavo Carrera, auxiliar de Buenos Aires y vicario para las villas y barrios populares.
En su intervención, el obispo comenzó refiriéndose a la pandemia de la covid-19 y señaló que “en los barrios populares, las esenciales han sido sobre todo las mujeres, que se han puesto la patria al hombro, y que multiplicando las ollas en los comedores comunitarios, han pensado no solamente en sus hijos, sino también en los del pasillo, en los de la manzana”. Y tras recordar la situación de pobreza que se vive en los barrios y la tarea que allí desarrollan los curas, Carrara dijo que en esa tarea “nos anima la profunda convicción de la dignidad de cada ser humano más allá de cualquier circunstancia” y “eso mismo lo sostenemos también del niño o la niña por nacer, su dignidad inalienable desde su concepción”, argumentó refiriéndose al tema del aborto.
En su presentación, el obispo porteño afirmó también que “cuando se niega el derecho más elemental --el derecho a vivir-- todos los derechos humanos quedan colgados de un hilo” porque “cualquier opción por la dignidad humana necesita fundamentos que no caigan bajo discusión, más allá de cualquier circunstancia” y “si aparece alguna excusa para eliminar una vida humana, siempre aparecerán razones para excluir de este mundo a algunos seres humanos que molesten”.
Saliendo al cruce de las manifestaciones a favor de la interrupción voluntaria del embarazo, Carrara dijo que “se entienden los argumentos que tratan el aborto como un tema de salud, pero estos argumentos conciben a la salud desde un enfoque aislado, como si los seres humanos no fuéramos relación, vínculos, espíritu” y agregó que “la salud no se puede alcanzar descartando a otro ser humano”. Subrayó además que “para las mujeres de los barrios más humildes, el aborto es vivido como un drama existencial, personal y comunitario”.
En la misma línea de pensamiento se expresó el sacerdote José María “Pepe” Di Paola al hablar ante la comisión de la Cámara de Diputados. El cura recordó que “como curas villeros estamos todavía trabajando duro en este tiempo de pandemia, siguiendo inclusive las indicaciones que el Presidente, siempre asesorado por científicos, ha recomendado” y aludió a un intercambio de cartas con el papa Francisco en las que, según su opinión, se intercambiaron argumentos “científicos” en contra de la legalización del aborto.
Dijo además que en medio de la “dolorosa situación” derivada de la pandemia “con sorpresa e indignación vemos también el apuro del Poder Ejecutivo por sancionar rápidamente la ley del aborto”. Y en directa alusión a Alberto Fernández dijo que “el Presidente dice que ha enviado el proyecto al Congreso porque había hecho una promesa y la quiere cumplir. Sería interesante que nos dijera ante quién se comprometió. A quien le prometió, en tal caso. Al pueblo seguramente no. Al pueblo de la villa menos. Al de las provincias tampoco”, subrayó Di Paola.
El cura calificó de “hipocresía” plantear que “el aborto es una necesidad de los pobres” y se preguntó si “el próximo paso” será “la eliminación de los ancianos disfrazada con el eufemismo de la muerte digna ‘consumando la exclusión de los más débiles’ ”.
Por su parte, Cáritas, el organismo de asistencia social de la Iglesia, se manifestó en el mismo sentido señalando que “Toda vida vale”, expresando su rechazo al proyecto de legalización del aborto y convocando a “proteger especialmente la vida de los más frágiles y vulnerables, desde su concepción”.
En su declaración, Cáritas sostuvo que “acompaña y va a seguir al lado de las madres que enfrentan embarazos no deseados, cualquiera sea el camino que hayan transitado” y señaló que “es difícil entender cómo hay legisladores que pueden votar una ley por la cual el Estado quita el principal derecho humano de la vida a algunas personas, que además están indefensas e indefensos”.