La vacuna ilusiona, la logística preocupa. El Sistema Nacional de Salud está trabajando contra reloj para poner en marcha este martes el proceso de vacunación contra el coronavirus. El director del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra Stephen Powis advirtió que será la campaña de vacunación más compleja de la historia nacional. Para la mayoría de los británicos y para el mundo entero es la primera luz en este negrísimo túnel del 2020.
La vacuna Pfizer/BioNTech tiene un nivel de seguridad del 94%, pero su aprobación el miércoles pasado por la Agencia Reguladora de Productos Sanitarios y Médicos (MHRA) produjo cierta polémica en Europa y Estados Unidos. La titular del MHRA, la doctora June Raine, salió al cruce de estas críticas asegurando a los británicos que la vacuna es segura y efectiva. “Es vital que la población entienda que se han aplicado los más altos niveles internacionales de vigilancia, seguridad, calidad y eficiencia en la aprobación de la vacuna”, señaló Raine a la BBC.
La logística de la vacunación es un rompedero de cabeza. El Reino Unido adquirió 40 millones de vacunas, suficiente para 20 millones de personas. La primera entrega de la vacuna, que llegó procedente de Bélgica, es de 800 mil dosis. Primeros en la fila están las residencias de ancianos y sus trabajadores de salud. El problema es que cada partida de vacuna contiene 975 dosis y tiene que ser almacenada a menos de 70 grados: las partidas tienen una vida de cinco horas fuera de esta temperatura.
Esta particularidad de la vacuna genera una de las tantas aventuras logísticas de esta fase: ¿cómo hacer para dividir las partidas en dosis aplicables a la población? June Raine aseguró que finalmente se ha aprobado un sistema de fraccionamiento de las 975 dosis que contiene cada partida en unidades más manejables en los centros de vacunación. “Estamos cumpliendo con un rol asesor y de guía sobre cómo hacerlo. El objetivo concreto es que llegue a la población anciana de los hogares residenciales”, dijo Raine.
La vacuna no podrá ir a las residencias de ancianos: los ancianos deberán ir a los hospitales a aplicársela. Esto implica una coordinación entre los 50 hospitales del Reino Unido autorizados en esta etapa y las residencias para confeccionar un estricto listado como para no desaprovechar vacunas. En estas listas se ha incluido un banco de suplentes con trabajadores de la salud en caso de que alguien no concurra al hospital a la hora indicada. A cada vacunado se le dará una cita para la segunda dosis a administrarse en tres semanas.
El lunes próximo, los centros de vacunación se ampliarán con el sistema de consultorios de médicos generalistas del estatal Servicio Nacional de Salud que cubre todos los barrios y localidades del Reino Unido. En principio se comenzará con un reducido número de consultorios para ir extendiéndolo para poder cubrir el máximo de población posible a medida que vayan llegando las partidas.
En este mes de diciembre se calcula que habrá dos millones de dosis listas para la vacunación. Una vez cubierto el primer sector poblacional se proseguirá con otros ocho divididos por edad y grado de exposición y vulnerabilidad. Los mayores de 80 años y los trabajadores de la salud y de servicios sociales van segundos, seguidos por los mayores de 75 y luego en orden descendiente de edad hasta cubrir a los mayores de 50 y los que tengan entre 16 y 64 años con riesgo clínico. La vacuna es voluntaria. Esto puede convertirse en un sorpresivo inconveniente logístico para la efectividad del programa. Un sondeo de la encuestadora Opinium reveló este fin de semana que un 68 y 67% señaló que se darían la vacuna y que confiaban en su seguridad mientras que un 20% de los más de 2000 encuestados señaló que no se la daría y un 18% no creía que la vacuna fuera segura.