El largo adiós a uno de los principales reservorios de libros descatalogados se condensa en un cartel inapelable: “Liquidación total por cierre hasta el último libro”. La histórica Librería de las Luces, ubicada sobre la ahora fantasmal Avenida de Mayo 979, cerrará por la crisis económica, que la llegada del Covid-19, a mediados de marzo, agravó hasta lo inimaginable. “La verdad que financieramente fue un mazazo, con siete meses que tuvimos ingresos a veces reducidos al 10 por ciento de lo que eran las ventas antes de la pandemia. Toda esta zona no se abrió nunca porque hay muy poca gente circulando, las oficinas siguen cerradas, los empleados estatales trabajan desde sus casas; hay cero turismo, cuando antes teníamos un flujo de visitas de turistas de los países limítrofes”, plantea José Roza, dueño de esta librería que fue fundada por su padre, Mario Roza, en 1960.
La Librería de las Luces estuvo en Avenida de Mayo 615 hasta 1997, cuando se mudó al local que ocupa actualmente. En los primeros años, la librería funcionó también como domicilio alternativo de la editorial SELA (Sociedad Editora Latinoamericana), que Mario Roza y Héctor Arenales habían creado en 1945. SELA fue la primera editorial en publicar a Alfonsina Storni. José Roza –propietario también de las librerías Alfonsina en Villa Gesell, Pinamar y Valeria del Mar-- no ve otra salida que cerrar. La decisión la tomó por el retiro del programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) del Ministerio de Desarrollo Productivo a las editoriales y librerías a partir de noviembre y la caída de las ventas, que empezó en 2016 y la pandemia agudizó dramáticamente. “Por una razón particular me dieron los ATP recién los últimos tres meses, porque falleció mi hermana, que era parte de la sociedad. Me tuve que desprender de ahorros para poder pagar los sueldos durante los primeros tres meses de la pandemia. Después cambié la razón social para ponerla como sucursal de las librerías que tengo en la Costa. Hace tres meses pude cobrar el ATP y en noviembre se suspendió, con lo cual no tengo capacidad financiera para seguir funcionando”, explica Roza, desde Villa Gesell, donde vive.
El alquiler del local, más impuestos y expensas, era de 120.000 pesos en marzo. Aunque en estos meses pagó el 50 por ciento del alquiler, finalmente decidió hacer esta campaña de cierre y liquidación, que calcula que se extenderá hasta junio de 2021 por el stock que tiene la librería: 150.000 mil libros. “No veo posibilidad de retomar la librería, salvo que haya una asistencia extraordinaria, que no la creo posible –reconoce Roza a Página/12-. Pedí todos los créditos que pude, no puedo seguir endeudándome porque va a ser impagable. Tomé la decisión ahora para poder pagar los retiros del personal y salir en forma prolija de esta situación, que es insólita. Nunca pensé que iba a tener una librería con un déficit de 300 mil pesos por mes. Y no lo puedo seguir teniendo”.
El cartel de “liquidación total por cierre hasta el último libro” incrementó las ventas en estos últimos días. “Sé que es un aumento transitorio, que habrá un pico de trabajo en diciembre y después va a caer como antes. El plan A es liquidar hasta el 30 de junio el stock, amortizar el retiro de los cinco empleados y pagar el pasivo con la AFIP”, precisa Roza y agrega que Librería de las Luces no desarrolló la venta online. “Tímidamente empezamos un poco tarde en Mercado Libre, pero lo que aportaba era poco”. La principal fuente de ingresos, además de la venta presencial en el local, se complementaba con la participación de la librería en Ferias del Libro desde Caleta Olivia hasta San Salvador de Jujuy; ferias que se suspendieron y en algunos casos se realizaron de modo virtual. En un texto que está circulando por redes sociales, Roza se despide: “Ciento cincuenta mil ejemplares a precios apenas mayores que el de un diario esperan ser rescatados por los lectores que durante años abrevaron en sus anaqueles”.