Un concesionario intimado, un boliche clausurado y tres fiestas clandestinas desarticuladas es parte del saldo que se desprende de los controles que coordinó el gobierno de Guillermo Montenegro junto a las fuerzas de seguridad en el marco del fin de semana extralargo que sirvió como una primera prueba de fuego turística para Mar del Plata, en el puntapié inicial de una temporada inédita por la pandemia del coronavirus.
Uno de los casos más polémicos tuvo como epicentro al Balneario 12 de Punta Mogotes tras viralizarse un video a través de redes sociales en el que se observaba una fiesta frente a una piscina, a plena luz del día, con una importante concurrencia de personas que no respetaron el distanciamiento social ni utilizaron el tapabocas que aconsejan los especialistas sanitarios.
Los responsables del establecimiento ubicado al sur de la ciudad no desmintieron la veracidad de las imágenes y se justificaron al señalar que es “muy difícil controlar a la gente”. La Administración del Consorcio de Punta Mogotes intimó al lugar y remarcaron que este tipo de eventos que infringen los protocolos establecidos son “pasibles de una clausura”.
La fiesta en cuestión se gestó en la tarde del sábado, pero en los días siguientes, tras la advertencia que elevó rápidamente la autoridad que tiene poder policía en la jurisdicción, no se reportaron nuevos episodios que atentaran contra el marco de funcionamiento que definió para este verano la Provincia y la Nación junto al Municipio.
Durante el sábado también se desarticularon tres fiestas clandestinas: una contaba con la presencia de 147 personas, otra con 140 y la restante con 60, según lo que detallaron desde la Secretaría de Seguridad local. En la Estación Ferroautomora, en tanto, se rechazó la llegada de cuatro personas: a tres se les negó la entrada a Mar del Plata por no corresponder sus motivos de ingreso y el último caso fue porque no contaba con los “permisos necesarios”.
Desde el Ministerio de Seguridad bonaerense, en tanto, informaron que el domingo se clausuró de “manera preventiva” y por 24 horas Quba, un reconocido local nocturno de la zona de Playa Grande. La cartera que conduce Sergio Berni argumentó la medida al sostener que el establecimiento no respetó los horarios permitidos para la actividad.
En el marco del operativo que encabezaron agentes de la Dirección para la Gestión de la Seguridad Privada y el Registro de Bebidas Alcohólicas (Reba), unos 400 clientes tuvieron que ser desalojados del lugar. Las actuaciones por la irregularidad constatada se remitieron al Juzgado Correccional N° 2.
El Municipio, por su parte, dio cuenta del secuestro de más de 100 litros de alcohol y un parlante en la parte pública de Playa Grande. Otro de los episodios que generó tensión tuvo lugar en el acceso al Paseo Galíndez, donde un automovilista no se detuvo en el retén correspondiente e ingresó a gran velocidad por el sector que se había peatonalizado. Después de una breve persecución, el personal de Tránsito interceptó el vehículo, que fue secuestrado, y evitó una tragedia.
En la misma jornada, la administración local también confirmó la recepción de una denuncia por un baile de tango que se había organizado en un playón del balneario Alfonsina. Al concurrir los agentes municipales y constatar la presencia de cerca de 80 personas bailando, se pidió al organizador la suspensión inmediata del evento.
En el discurso que brindó el intendente este lunes en la tradicional ceremonia de Bendición de las Aguas que se realiza para dar por inaugurada la temporada, insistió una vez más en la importancia de cumplir con las medidas sanitarias y aseguró que su administración será “inflexible con los que nos visitan si no cumplen los distintos protocolos y también con las distintas actividades o empresarios que no cumplan”.
Según los cálculos del jefe comunal, Mar del Plata recibió alrededor de 100 mil personas en este fin de semana extralargo, un poco más de las expectativas iniciales que se habían trazado oficialmente, y remarcó que este flujo turístico no tiene “posibilidad de comparación” con los registros del año pasado, cuando se recibieron para la misma fecha 320 mil visitantes. “No puedo augurar cuál número es bueno y cuál no. Lo más importante es que todos los que vengan tengan absoluta certeza de los protocolos”, concluyó.