Desde Barcelona
UNO Hace cuarenta años sucedió lo inimaginable: un fan fanatizado asesinó al autor de "Imagine". Y entonces --ante lo increíble pero real-- de pronto el mundo entero a read the news today, oh boy en un inolvidable por todas las peores razones día en la vida.
DOS Y Rodríguez siempre consideró a John Lennon un genio. Pero (anticipándome al piar-graznar: él no es yo y yo no soy él; yo apenas silbo para que acuda y cante Rodríguez) nunca soportó demasiado la imaginadora canción en cuestión (a mí me gusta, juro). Para él --como "All You Need Is Love", "Give Peace a Chance", "Power to the People", "Happy Xmas (War Is Over)","Mind Games", "Bring On the Lucie (Freda People)"-- "Imagine" es un/otro bienintencionado pero en trance slogan lennonista.
Paradoja: el plácido "Imagine" (firmado por alguien de temperamento belicoso pero quien, ya en "Revolution 1", advertía que no contasen con él para grandes causas rebeldes) se supone que apela a cambiarlo todo cuando, en realidad, es una oda al dolce far niente. Al imaginar y a soñar ahora, pero a realizar todo eso "algún día", sin fecha en firme. Es decir: la más pasiva que pacifista "Imagine" invita a imaginar y a creer --no hay apuro-- en una multi-inclusiva perfección, pero en tierra baldía donde no hay nada para nadie. "Imagine" más canción de cuna que de protesta. Así --para Rodríguez-- "Imagine" como oda al solipsismo malentendida como himno utópico. "Imagine" con voz entre sedosa y sedada luego de los desgarradores y primales gritos del dolido y portentoso y proto-punk y esta semana cincuentenario John Lennon/Plastic Ono Band. "Imagine" como legible y comprensible mantra pero --igual de a la deriva y dormilón-- sucediendo al "Jai Guru Deva, Ommm..." de "Across the Universe" y anticipando al "Ah! Bowakawa, pousse pousse" de "9# Dream". "Imagine" imaginando por sustracción (nada de cielo, infierno, fronteras, posesiones, religiones, guerras, hambre, codicia) sitio de ensueño más espejismo que oasis por siempre parecido a Strawberry Fields donde "nada es real y no hay nada de que preocuparse". Y al que no le guste, ya sabe dónde está la puerta de la verja.
TRES Y la siguiente canción del disco --portada en las nubes, contraportada acostada-- es "Crippled Inside" y se sincera con un"Puedes considerarte a ti mismo como a toda la raza humana / Pero una cosa que no puedes esconder es cuando estás inválido por dentro". Y después autojustificado arrebato emocional en la sublime "Jealous Guy" que debió haber versionado Sinatra. Y, más adelante, lastimadora y lastimosa "How Do You Sleep?" y un poco/mucho de bullying para con su alguna vez mejor amiguito y cómplice y todo. Y --luego de exteriorizar/exorcizar más introspecciones problemáticas-- solucionarlo todo con posesivo/poseído "Oh Yoko!". Pero, sí, "Imagine" se impone como disculpa a toda salida de tono. "Imagine" apta para todo público y disfrutable tanto por oprimidos soñando con el sueño de los justos como por opresores despiertos y tan aliviados de que el insomnio y las penas sean ajenas pero redituables. Y, por supuesto, "Imagine" siempre lista como cómodo cover a redescubrir con escalofríos en la voz temblorosa y ojos húmedos del biempensante de turno con Steinway blanco a mano y --más toqueteado que tocado-- multigeneracional soundtrack benéfico. Así, son angelical legión quienes piensan que basta y sobra con cantar "Imagine" para sentirse plenos artífices de un teórico y espiritual paraíso para los demás desde ese otro tan práctico y materialista y suyo. Y así Rodríguez --de nuevo y con vergüenza ajena-- padeció meses atrás a camada de celebridades on line a las órdenes de Gal "Wonder Woman" Gadot recetando su nueva aplicación a encierros de pandemia desde retiros de luxe (hábitat habitual de celebrities cuando no están de autocelebración) que son lo que "Imagine" prescribe como efectista placebo ilusionante para todos pero que en verdad es vacuna real y efectiva para pocos. Una canción-virus de alto contagio (como, para irritación de Leonard Cohen, su "Hallelujah" a la que se le ulula compulsivamente el estribillo sin pensar en las estrofas) a inyectar a toda presente ocasión global-emotiva hasta la histeria cuando, subliminalmente, aboga por relajante flotar por insensible limbo a solas y corriente abajo hacia un tomorrow never knows. Buen puerto al que sólo se arriba si se cuenta con mucho dinero en el banco y no hace falta trabajar y se tiene todo el aquí y ahora para imaginar y soñar un mañana ideal que --todo parece indicarlo-- jamás se hará realidad considerando los destemplados gallos y gallinas que cantan hoy por hoy.
Lección aprendida por Rodríguez en la carrera de Cinismo Ideológico en la Life University: si ya lo tienes todo, lo único que te queda por poseer es el amor incondicional de los que nada tienen; todo ese amor que necesitas pero que el dinero no puede comprar yeah, yeah, yeah.
TRES Y, sí, por supuesto: hace cuatro décadas todos se juntaron para cantar "Imagine" a las puertas del Dakota Building. Allí donde John Lennon fue asesinado apenas tres semanas después de haber estrenado acaso la canción más honesta de todas entre las suyas: la individualista, íntima, perezosa, autoindulgente y tan feliz y satisfecha de sí misma "Watching the Wheels". Esa verosímil "Imagine" sin anestesia ni edulcorantes (y enseguida abundaron testimonios de que su ausencia durante cinco años tuvo más de sombrío Howard Hughes que de iluminado y modesto y paternal working class hero horneando pan) en la que Lennon por fin se asumía como multimillonario nowhere man por las suyas. Y ahí --antes de morir y con la más últimade las voluntades-- ya no cantaba por que le den una oportunidad para la paz sino por que, oportunamente, lo dejasen en paz. En su mundo que no tenía por qué ser el de todos porque era imposible que lo fuese: John Lennon --requiescat in pace-- hubo y sigue y seguirá habiendo uno solo. Desde entonces, el mundo de todos es cada vez más imaginativo (en el peor sentido) y más soñador (también en el peor sentido). Es decir: un mundo más dormido y con sueños cada vez más pesados y menos dulces. Quimeras arrulladas por esa luz de pantallas que cada vez hacen más cosas para que cada vez se haga menos pero --gusano en otra Apple-- convenciendo a los crédulos de que it's easy!... It's easy if you try!
Pero no es fácil. Y la guerra no terminó porque no se quiere que así sea ni habrá nunca imaginación suficiente para eso ocurra. En cambio el amor se la pasa acabando todo el tiempo. Como ese "el sueño terminó" que Lennon cantó/enumeró (junto a todo en lo que ya no creía, en "God", un año antes de grabar "Imagine") para que prosiga una creíble pesadilla interminable. Una como la que, una noche en la muerte, Mark David Chapman (obsesionado con el imaginativo Holden Caulfield --del también aislacionista J. D. Salinger-- y su sueño de acabar con los "phonies") le dice "Mr. Lennon" y hello y goodbye. Ahí, en la puerta del edificio donde vivía y cayó y calló Lennon; ejecutado por la partida partitura para cinco balas desafinadas pero certeras que --cuarenta diciembres después, a la hora de despertarse-- siguen sonando como algo imposible de imaginar.