Las perspectivas para la economía brasileña empeoran. Las consultoras privadas relevadas por el Banco Central de Brasil volvieron a reducir sus proyecciones de crecimiento del producto de 0,47 a 0,41 por ciento en 2017. La última estimación oficial, divulgada por el Ministerio de Hacienda, sostiene que el PIB registrará una mejora de 0,50 por ciento en 2017. El pobre desempeño del principal socio comercial argentino atenta contra la apuesta del Gobierno de Mauricio Macri para impulsar la actividad industrial a través de las exportaciones hacia ese mercado. La improbable reactivación del país vecino es una variable fundamental para la sustentabilidad industrial del esquema planteado por las autoridades argentinas.

Desde que Michel Temer desplazó a la presidenta Dilma Rousseff se agudizaron las políticas de ajuste fiscal y el paulatino desmantelamiento de los programas de inversión social. Las medidas implementadas a partir de septiembre profundizaron así los problemas en el mercado de trabajo. Los datos el período que va de diciembre a febrero marcaron un nivel de desempleo de 13,2 por ciento, uno de los registros más elevados de la última década. Sin indicios de recuperación en el consumo interno o la producción industrial de Brasil los envíos de productos manufacturados argentinos hacia ese mercado no muestran las mejoras prometidas por la Casa Rosada y resultan en mayores tensiones para distintos eslabones industriales.