Alejandro Sabella pasó su carrera futbolística como un 10 de la vieja escuela, con andar cansino que le valió su sobrenombre de "Pachorra" y una zurda de calidad magistral. Su consagración llegó a principios de los '80 con la camiseta de Estudiantes de La Plata y con Carlos Bilardo como entrenador, más allá de sus orígenes en River Plate con Angel Labruna en el banco.

En el período 1981-1987, Sabella se calzó la casaca del Pincha y desde el principio formó un mediocampo de lujo junto con Marcelo Trobbiani, José Daniel Ponce y Miguel Angel Russo. Además del buen fútbol de ese equipo, llegaron dos títulos (Torneo Metropolitano 1982 y Torneo Nacional 1983).

De hecho, su gran nivel y el conocimiento con Bilardo lo llevaron a pelear un lugar por el plantel argentino campeón del mundo en México 1986, de la mano del recientemente fallecido Diego Armando Maradona dentro de la cancha y del Narigón desde el banco.


Sin embargo, la competencia era dura con Jorge Burruchaga y Carlos Tapia, ambos convocados a México, y se complicó del todo con Maradona. Así fue que Sabella vistió cuatro veces la camiseta argentina en la Copa América de 1983 pero se quedó afuera de la cita mundialista.

Y las sombras de sus competidores se manifestó en sus primeros pasos durante River (118 partidos y 11 tantos), a donde jugó entre 1970 -debutó en el '74- y 1978. En el equipo de Núñez siempre tuvo por delante a Norberto Alonso, figura e ídolo millonario, aunque alternó en muchas ocasiones y se llevó tres estrellas en su mochila.


En ese período conoció a Daniel Alberto Passarella, que llegó desde Sarmiento de Junín, y forjó una gran amistad, al punto que lo acompañó luego en su cuerpo técnico, incluso en el Mundial de Francia 1998.

La falta de minutos de Sabella, que hizo sus pasos iniciales en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, lo llevaron a posar sus ojos en Gran Bretaña, más precisamente a Sheffield United, en el ascenso. Allá se hizo un lugar y su talento le dio la posibilidad de pegar el salto a Leeds United, por entonces en Primera, pero a los dos años pegó la vuelta y recayó en la ciudad de las diagonales.


El final de su carrera como jugador estuvo teñido por la temporada en Gremio de Porto Alegre, al que emigró entre una ida y vuelta a Estudiantes, y dos vueltas olímpicas en el campeonato Gaúcho de 1985 y 1986, su único año en Ferro (27 partidos y 2 goles) y el cierre en México con Irapuato.

En total, Sabella jugó 438 encuentros oficiales y anotó en 33 ocasiones. Y además, cosechó siete vueltas olímpicas, tres con River, dos con Estudiantes y también con Gremio.