Para venidera exposición, el London Museum -dedicado a la historia de la mentada urbe, desde tiempos inmemoriales hasta la actualidad- no planea adquirir pinturas, esculturas o videoarte, sino… sueños. Sueños de pandemia, para más precisión, sobre los que mucha tinta se ha derramado este último año, analizados hasta el paroxismo por sus cualidades bizarras, retorcidas, inusualmente vívidas. De tan raros, han sido materia fértil para que artistas les dieran encarnadura vía collages; para que psicólogas como Deirdre Barrett, de la Universidad de Harvard, analizara relatos de durmientes de 40 países en su libro Pandemic Dreams; para que webs los recolectaran de a montones, notando ciertas constantes: mucho tsunami, demasiado terremoto, bastantes ataques de ejércitos de cucarachas o gusanos, entre otras curiosidades en plena fase REM. Pues, subiéndose a la ola onírica, el London Museum montará en febrero Guardians of Sleep, como han bautizado al flamante proyecto, para el que solícitamente solicita que se avengan londinenses a compartir las más excéntricas fantasías que hayan aparecido nomás apoyar la cabecita en la almohada. Los testimonios, por cierto, pasarán a formar parte de su colección permanente como “historia oral de la pandemia”, “registro para la posteridad”, en palabras de la institución.
“Histórica y tradicionalmente, los museos han recopilado sueños, pero no como experiencias de primera mano, sino como representaciones visuales: pinturas, dibujos, ilustraciones… Queremos abrir nuestra colección a los relatos de la gente, desafiando así la definición de objeto de museo”, señala Foteini Aravani, curadora digital del museo, a cargo de una faena que pretende “proporcionar una narrativa más emocional y personal de estos tiempos, como registro para las futuras generaciones”. Para lograrlo, se han asociado con el Museum of Dreams, de Canadá, fundado y regenteado por Sharon Sliwinska, que entiende que las historias compartidas “serán un valioso recurso para entender mejor la importancia de la vida onírica como mecanismo para resolver conflictos sociales; específicamente, la pandemia y cómo ha afectado a la condición humana”. Finalmente, recuerda la experta dama de Ontario, “Sigmund Freud hablaba de los sueños como guardianes del dormir, no sus turbadores. Son vigilantes nocturnos que ayudan a preservar la integridad de nuestra mente, que protegen nuestra capacidad para procesar lo que sucede durante la vigilia”.