La sorpresa fue enorme cuando se conoció la formación titular del seleccionado argentino de fútbol, que debutaría ante Bosnia en el Mundial de Brasil 2014. El técnico Alejandro Sabella decidió ubicar a cinco defensores, contra un rival que participaba por primera vez en una Copa del Mundo.
La línea que integraban Zabaleta, Garay, Federico Fernández, Campagnaro y Rojo en el fondo, fue el disparador de múltiples especulaciones, debido a que el entrenador no había elegido ese sistema defensivo en anteriores presentaciones.
El desempeño del conjunto nacional en ese primer tiempo no fue bueno, y sólo ganaba por un gol en contra de Sead Kolasinac. La imagen de la Selección cambió en la segunda mitad, sobre todo por la postura más audaz que tomó el equipo, reflejada con los ingresos de Gonzalo Higuaín por Maximiliano Rodríguez, y de Fernando Gago por Hugo Campagnaro.
El equipo terminó ganando ese duelo 2-1, pero las miradas se centraron en Sabella, a partir de la propuesta mezquina con la que salió a jugar el plantel, ante un adversario sin antecedentes. De inmediato, lo acusaron de optar por un fútbol conservador, sobre todo por su pasado en un club ligado a esta tendencia: Estudiantes de La Plata.
Los días en ese Mundial fueron pasando y se comenzaron a conocer versiones respecto de que Lionel Messi, el capitán, habría levantado la voz en el vestuario durante el entretiempo, con la intención de modificar rápidamente el esquema. Y que por ese motivo ingresaron Higuaín y Gago a jugar el complemento.
La personalidad que tenía Sabella para conducir a cualquier grupo era muy elevada, y no hubiera permitido que un capricho de Messi le haga cambiar un planteo táctico. Además, lo que había logrado con Estudiantes, la Copa Libertadores y el título local, lo había alcanzado con un juego de enormes características ofensivas.
Lo que ocurrió después fue conocido. Argentina fue encaminando ese torneo hasta llegar al encuentro decisivo, donde no pudo ante los alemanes, después de un partido sumamente equilibrado.
La intención fue vincular a Sabella con un fútbol especulador, no sólo por lo que pasó en ese primer tiempo con los bosnios, sino por su relación estrecha con la entidad platense y con Carlos Bilardo. Sin embargo, lo que consiguió Sabella en su carrera fue con armas totalmente diferentes, y tanto como jugador o como entrenador lo hizo con la seguridad y la convicción que se necesitan para ello.