El cuidado producto de la lucha del movimiento de mujeres se instala, interpela y pone a trabajar todo el país. La Encuesta de Uso de Tiempo (Indec 2013) arroja datos alarmantes, especialmente para las provincias del Norte. En el caso de Tucumán, las mujeres dedicamos 7.3 horas diarias al trabajo doméstico no remunerado (con un promedio nacional urbano de 6.4), mientras que los varones sólo 3.4 horas. Es la provincia que mayor diferencia de horas registra entre mujeres y varones, uno de los grandes nudos críticos de la desigualdad social.
El cuidado viene creciendo en la agenda pública del país, proceso que se hizo más notable con el cambio de gestión nacional. Se creó la Dirección de Cuidados Integrales en el Ministerio de Desarrollo Social, la Dirección Nacional de Economía y Género en el Ministerio de Economía y la Dirección Nacional de Políticas de Cuidado que forma parte del nuevo Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad.
En Tucumán, el cuidado es uno de los ejes transversales en el diseño del Plan Estratégico del Ministerio de Desarrollo Social desde 2016 . La Subsecretaría de Programas y Proyectos Sociales desde donde redactamos esta nota, diseñó y llevó a cabo cursos de capacitación en cuidados para más de 1.500 titulares del entonces programa Hacemos Futuro -hoy Potenciar Trabajo- durante los últimos tres años.
En el marco de la pandemia de Covid-19, las acciones y esfuerzos se intensificaron en nuestras experiencias de trabajo con los cuidados. Por un lado, se propuso favorecer el reconocimiento del trabajo de cuidado que realizan las integrantes de las organizaciones sociales con quienes trabajamos diariamente, y por otro, desarrollar acciones específicas de cuidado en territorio para personas mayores en una primera instancia y luego para personas con discapacidad.
En más de 30 barrios de San Miguel de Tucumán, 25 cuidadoras territoriales desarrollan acciones de cuidado comunitario. Se busca jerarquizar, a través de reconocimiento monetario, capacitaciones, equipamiento y experiencias prácticas certificadas, el trabajo de cuidado comunitario.
Por otro lado, las titulares del programa Potenciar Trabajo tuvieron la posibilidad de poner en práctica sus propios saberes y los adquiridos en los cursos, en experiencias ocupacionales. El contexto epidemiológico exigió al MDS abrir espacios de aislamiento y cuidado de niños, niñas y adolescentes bajo medidas proteccionales. Su apertura posibilitó que 76 titulares formadas en primera infancia, se desempeñen como cuidadoras. Desde nuestro trabajo acompañamos de manera integral sus trayectorias, promoviendo la posibilidad de inclusión social y el incremento progresivo de ingresos.
En materia de cuidado de la primera infancia, estamos identificando y registrando todos los espacios de cuidado de la provincia, fortaleciéndolos con el acceso a políticas nacionales como el Plan Nacional de Primera Infancia y el Programa Potenciar Primera Infancia.
Estas experiencias lejos de ser un punto de llegada, son el inicio de un camino planificado para transversalizar el cuidado y la perspectiva de género en el diseño, planificación y ejecución de todas nuestras acciones como equipo. Toda política que pretenda abordar los cuidados únicamente desde el punto de vista de las destinatarias (infancias, personas mayores y personas con discapacidad) sin tener en cuenta la situación de quienes cuidan, se queda a mitad de camino.
Garantizar cuidados de calidad para todos y todas desde una perspectiva de género, debe apuntar a: reconocer el cuidado como un trabajo que aporta a la economía; reducir las tareas de cuidado en términos de costos y tiempos; redistribuir las tareas entre familia, Estado, mercado, comunidad y entre varones y mujeres, y recompensar el cuidado, regulando y poniendo en práctica condiciones de empleo decente. Este es el desafío.