El Tribunal Supremo británico aceptó pronunciarse sobre el oro de Venezuela guardado en el Banco de Inglaterra cuyo control se diputan Nicolás Maduro y Juan Guaidó, pero el caso tendrá que esperar hasta la segunda mitad de 2021.
El abogado de la administración Maduro, Nicholas Vineall, aseguró que este complejo caso, en que la justicia británica ya había dado la razón al líder opositor para luego quitársela, podría ahora tener que esperar hasta "octubre o noviembre del año que viene".
Por una orden de la Corte de Apelación emitida en octubre, la magistrada Sara Cockerill, del juzgado comercial de la Alta Corte de Londres, debía determinar el jueves si la justicia volvía a preguntar al gobierno de Boris Johnson a cuál de los dos rivales políticos reconoce como presidente de Venezuela, dado que Guaidó se autoproclamó mandatario.
Sin embargo, la jueza decidió que dado que el Tribunal Supremo autorizó el miércoles revisar ese fallo "sería inapropiado seguir adelante" con un procedimiento paralelo. "Así que anularemos las vistas que teníamos previstas en enero y abril y esperaremos a lo que el Tribunal Supremo tenga que decir en su debido momento", afirmó.
El gobierno de Maduro, a través del Banco Central de Venezuela presidido por Calixto Ortega, lleva más de dos años intentando sin éxito recuperar unas 30 toneladas de oro de la reserva nacional, valoradas en mil millones de dólares, que tiene guardadas en las cámaras acorazadas del Banco de Inglaterra.
Pero la Asamblea Nacional de Venezuela, dominada por la oposición y presidida por Guaidó, nombró en julio de 2019 a su propia dirección ad hoc del banco central venezolano y pidió a Londres que no entregase los lingotes.
Con el argumento de necesitar el dinero para combatir la pandemia de la covid-19, Caracas se querelló en mayo contra el Banco de Inglaterra y aseguró que la causa era urgente debido a la crisis humanitaria.
La institución, que custodia fondos para numerosos países, dijo sin embargo encontrarse atrapada entre dos grupos rivales que le dan instrucciones contradictorias y pidió a la justicia que, antes de decidir el destino final del oro, se resolviese quién tiene su control.