Audiovisual de larga duración o Video álbum. Podrían surgir otras categorías. En este sentido, Julián Venegas y Homero Chiavarino hacen lo propio y estrenan sus respectivos trabajos. En el caso de Venegas con Río Arriba (De Barcos y Derivas 2020), Homero Chiavarino con Kuarahy. El primero, disponible desde ayer y hasta el domingo (a las 20) en la plataforma Ticket Hoy; el segundo, a partir de hoy y hasta el martes en http://www.homerochiavarino.com.ar/.
“Nos quedamos con la cuenta pendiente de la pata audiovisual del disco, una cuenta que pensábamos saldar este año a la par de la salida de Choques. Llegado el fin de año coincidieron las voluntades del equipo de producción, y Carlos Altolaguirre, socio de hace muchos años, nos hizo evaluar la posibilidad de realizar este trabajo antes de fin de año. Y así nos lanzamos. Pero con la idea de situar a De Barcos y Derivas. Claramente es un año distinto, no somos los mismos, y eso me obligó a revisar el repertorio para ver qué resultaba inoportuno o poco situado en lo que estamos viviendo”, señala Venegas a Rosario/12.
Sobre Kuarahy (Sol, en voz guaraní), Chiavarino comenta que “los temas fueron compuestos exclusivamente para el disco; es música que me viene acompañando desde hace muchísimos años, es el resultado de 20 años de música del litoral y chamamé, que vengo tocando y compartiendo con distintos artistas. Es el resultado de toda esa música mezclado con un sonido quizás más urbano y que le corresponde a Rosario, donde vivo desde los 17 años. Es algo que se puede reconocer tal vez en la poética, mientras la rítmica está arraigada a la música del litoral, al chamamé y sus derivados. Una música que tiene que ver con un litoral más amplio, que arranca en Misiones y termina acá, en Rosario”.
De Barcos y Derivas cuenta, entre sus méritos, con ser haber sido elegido Mejor disco del año por los Rosario Edita 2019, y se diría que respira de maneras diferentes con las épocas. Dice Venegas: “Hay una canción mía que habla de la relación con el río pero no consideraba la quema de los humedales. No podía cantarla. En su reemplazo fue una canción que hicimos con el colega uruguayo Juan Barreto, que había sido parte de un material que presentó la Multisectorial. En el repertorio anterior incluí unas coplas dedicadas a los chatarreros y botelleros, pero aquí decidí reemplazarlos por los churreros con una canción también de Barreto. Me la apropié --con los permisos necesarios-- porque este personaje está mas situado con lo que vivimos; durante estos meses de mayor encierro, los churreros sonaban como una especie de sobrevivientes que decían ‘muchachos, aguanten un poco más que la cosa ya volverá a ser normal’. Agregué también un tema de Sandra Corizzo, al que adapté a esta relación adictiva y excesiva que tenemos con el celular y que se potenció en tiempos de pandemia. E incorporé una canción que hice sobre el Trinche Carlovich. También hay una canción, ‘El clásico’, que sin querer adquirió importancia ante la muerte del Diego; la hicimos con Flor Croci, rodamos el martes y el miércoles murió el Diego. Una casualidad que nos puso un poco sensibles en esa especie de despedida que se armó sin querer, cuando se trata de una canción que se realizó pensando en él”.
Por su parte, Chiavarino cuenta que el hilo conductor de Kuarahy “es la canción litoraleña, desde un contexto quizás más actual, que habla de la problemática de los hombres y mujeres de hoy, quienes somos parte de un litoral distinto, y que no es el mismo que vivieron los compositores de hace 60 años atrás. Creo que es un disco que en sus diez temas contempla un recorrido equilibrado entre canciones y música instrumental. Se hizo un tratamiento muy minucioso también en el estudio, la pandemia me dio la posibilidad de poder trabajarlo más tranquilo en mi casa. Tener un estudio es un privilegio, y al estar encerrado pudimos seguir en contacto con nuestro trabajo. Nada se hizo apresurado, lo tomamos con calma y le dimos el trabajo que se merece”.
Acerca de la producción audiovisual en sí, Venegas explica que “la puesta en escena tiene la característica de estar en un lugar muy emblemático por su zona geográfica, es el barrio Pichincha, y el lugar es Casa Brava, espacio cultural y de arte tan bien conservado y con toda su mística. Decidimos plantear un escenario particular, lo montamos en la parte central del salón principal, con una iluminación especial y con un montaje pensado como el de una escena teatral, donde la cámara ingresa mientras tocamos, con tomas muy próximas a los músicos. Es una especie de larga duración cinematográfico”. En el caso de su disco, Chiavarino decidió presentarlo “sin tocar en vivo, como en los streamings que hemos venido haciendo. En su lugar, elegimos una manera audiovisual y produjimos diez clips que estarán acompañando cada uno de los temas. Veremos una especie de video álbum, con imágenes producidas para esta presentación y que de algún modo completan el concepto del disco”. Un cuidado técnico coincidente a su vez con el que esgrime Venegas: “Quisimos hacer una puesta distinta, porque la calidad de imagen y audio es muy buena. No pretendemos reemplazar el escenario tradicional y su disposición frente al público, sino ofrecer algo diferente desde el contenido mismo, para que quienes lo vean lo hagan como a lo mejor lo hacen frente a una película, y puedan meterse a mirar de cerca cómo tocamos”.