Existe una escena que por razón obtusa y secreta hubo de ser suprimida entre vueltas y pasadas de ediciones y arrepentimientos; una escena, por lo tanto, con virtud de mito, que no forma parte del videoclip de “Entre las dos”, reciente corte del superdúo pop Miranda! con Javiera Mena, y que es reproducida a la par del texto que usted está leyendo. En ella, sobre el reflejo del cristal de una mesa redonda dos mujeres al borde de la pulseada o la cartomancia tejen una invocación suprema: de una mano cenobita a otra mortal pasa el disco en vinilo de “Mujer contra mujer”, de Sandra y Celeste. ¿Hay alguien ahí?
Juliana Gattas liga a un número larguísima distancia vía caracol marino, ¿aló? ¿quién soy? Confundida anda, ¿qué le canta la marea en su coro? Vive presa de visiones concéntricas; transmite un alerta, quizás, y una invitación, sin dudas, a ella y a él. La “ella” es un amor, la Mena, vedado por la “él”, una Ale Sergi en Gattas drag completo. ¿Hace cuánto que la escandalizante armonía de las voces de Gattas y Sergi viene amagando con semejante acople identitario? ¿Desde esa noche tarde, tres lustros atrás, cuando en los bises en Cemento repitieron “Romix” invirtiendo roles a lo largo de las estrofas y estribillo? Puede que, ciertamente, sí.
Gattas, Mena y Sergi establecen conexión sometiéndose a dispositivos infalibles de tan disparatados: hay tabla ouija (la Sergi asoma por su ventana panóptica en el centro del panel mientras, qué ingenio, las letras de la letra se iluminan una por una de rojo rosa desplumada); hay sesión de hipnosis con rosario anal negro pendulando en manos de la pitonisa originaria conocida en sociedad como Esther Díaz; hay susurros de copa de cointreau hechos acordes; hay caracol doble equis ele, que no es concha, salvo en lengua ajena.
“Quería generar un tráiler de una película inexistente”, dice la Ale Ros, directriz del clip y también autora de guión e ideas, “entonces le pedí a Ale Sergi que insertara sonidos en el tema: las copas del comienzo, la hipnosis mareante con la voz de Juliana viniendo de ultratumba, el teléfono retro, el final con theremin… ¡por suerte le encantó la idea! Me interesaba escapar de los besos entre chicas para calentar heteros, así que busqué inspiración en películas checas de los 70s: “Morgiana”, “Valerie”, y también el giallo italiano, Dario Argento, Mario Bava. Quise también generar emociones mezcladas, que no se entienda si es para reír o tener miedo, jugar con las obviedades, contradicciones y disonancias”.
Imposible estar a tono con el momento no necesariamente más liero pero sí más memorable y pop del video: cuando la Gattas se pudre de su propia imagen en el óvalo del espejo de su habitación, un espejo atrevido que también refleja a la Mena y a la Sergi en su sitio, arranca un zapping de íconas destinado a ser meme. “Ese zapping va para quebrar la narración, que aparezcan sin ton ni son personajes que generen interrogantes: ¿son amantes de Juliana? ¿Ella hace zapping como si el espejo fuera un Tinder?”.
Musicalmente, la cadencia de “Entre las dos” está bien cerca de “Corazón astral”, corte que la Mena editó hace pocos meses, aunque aquel empalague de acabada femenil veraniega aquí se ha vuelto toxicidad lesboromántica de alto millaje. Del sol ni el recuerdo, aire embotado espeso, las paredes tapiadas con búlgaros de alfombra borravino y sepia, más retratitos y parafernalia de hogares añorados de tía abuela. Sometimiento y áspic de marraschino. Y ni rastros de una segunda imagen prohibida en el clip, ¡oh diosas del pop!, elusiva aquí y para siempre y ahora mismo. Todo será revelado, o no, en el making of.