Unos 18 hechos de violencia contra periodistas, 10 de ellos hacia mujeres reporteras, se registraron desde marzo hasta noviembre de 2020 en Afganistán. Los datos del Centro para la Protección de Mujeres Periodistas Afganas (CPAWJ, en inglés) salieron a la luz tras el femicidio de la periodista y defensora de los derechos de niñas y mujeres, Malala Maiwand, asesinada a tiros el 10 de diciembre por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que se atribuyó la responsabilidad del ataque, mientras iba de su casa a los estudios de Enikass Radio y TV, en la ciudad de Jalalabad. En el atentado también perdió la vida el conductor del vehículo, Mohammed Tahir Khan. La actividad de Malala era considerada de alto riesgo, por trabajar en una de las ciudades donde operan grupos armados como los talibán del EI.
La Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG) condenó el crimen y exigió al gobierno y a los órganos de seguridad de Afganistán que realicen las investigaciones correspondientes para identificar y penar a los autores. El Observatorio de Periodistas Asesinados de la Unesco registró 156 periodistas asesinadxs entre 2018 y 2019. Para la RIPVG, los femicidios durante 2020 de las periodistas Shaheena Shaheen (Pakistán), María Elena Ferral (México), Teresa Aracely Alcocer (México) y de Malala Maiwand, evidencian las estrategias de silenciamiento hacia las mujeres periodistas y comunicadoras. “El aumento de asesinatos contra mujeres periodistas demuestra la falta de capacidad de los Estados para crear las condiciones estructurales de seguridad, protección y procuración de justicia, a fin de prevenir y atender la violencia y las amenazas específicas a las que se enfrentan las comunicadoras, con una perspectiva de género”, advirtió la organización en un comunicado. Y remarcó la importancia de recuperar las recomendaciones del Informe Erradicación de la Violencia Contra las Periodistas, de la Relatora Especial sobre la Violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, Dubravka Šimonović, que llamó a “aplicar plenamente las normas internacionales de Derechos Humanos relativas a la libertad de expresión y la protección de los periodistas, así como los instrumentos de derechos de la mujer relacionados con la prohibición de la discriminación y la violencia de género contra la mujer”.