De Público, especial para Página/12
El coronavirus sigue mutando. Esta frase suena alarmante, pero no hay que asustarse: los virus viven mutando, que los virus muten es lo normal. La pregunta fundamental no es por tanto si el virus muta o no, sino explorar cómo está mutando y si esas mutaciones pueden complicar la efectividad de las vacunas.
Pero empecemos por el principio: ¿qué son las mutaciones y cómo podemos estudiarlas?
El ARN del virus está formado por 30.000 letras y empieza así (traducido a ADN):
Cuando el virus se multiplica dentro de nuestras células, tiene que hacer una copia para cada virus "hijo" del material genético. Al hacer esa copia, puede equivocarse en alguna de esas letras. Los "errores" al copiar las letras son las llamadas mutaciones del virus.
Esas mutaciones crean variedades del coronavirus ligeramente diferentes. La mayoría de esas variedades desaparecen pronto, pero algunas representan una mejora del virus, se reproducen más y se convierten en las dominantes. Ver cómo el virus muta es observar el proceso de evolución de Darwin a toda velocidad.
¿Podemos saber qué mutaciones ha sufrido el virus?
Sí. Podemos coger el virus de un paciente y leer las 30.000 letras de su virus. Luego vamos a otro paciente, cogemos su virus y leemos las 30.000 letras de su virus. Comparándolas, podemos ver si hay alguna diferencia, es decir, alguna mutación.
A leer las 30.000 letras del virus se llama en términos técnicos "secuenciar" el virus.
Desde el principio de la pandemia se han secuenciado los virus de miles de personas en todos los continentes. Comparando esas secuencias de letras, podemos construir un "árbol genealógico" del virus como el que veis a continuación y comprender cómo ha viajado por el mundo:
Para entender este gráfico:
- Cada punto representa el virus tomado de un paciente diferente.
- Cada color representa el continente del paciente donde se tomó el virus.
- El eje horizontal representa el número de mutaciones del virus comparado con el primer virus secuenciado.
- El eje vertical está ordenado por "familias" de mutaciones.
¿Cuáles son hasta ahora las principales variedades del virus?
Con una base de datos que contiene 185.000 secuencias del virus tomadas de diferentes pacientes, podemos agrupar las variedades del virus en 7 grandes variedades o "cepas":
- Cepa L: el virus original de Wuhan
- Cepa S: apareció a principios de 2020 y sustituyó casi completamente a la cepa L.
- Cepa V: apareció en marzo de 2020, pero para junio ya había desaparecido.
- Cepa G: apareció casi al mismo tiempo que la cepa V, pero se ha convertido en la dominante. Además se ha subdividido en las cepas GR, GH y GV.
¿Qué tiene de especial la "cepa G" del virus?
La cepa G es la que domina actualmente: la mayoría de la gente que se está contagiando ahora mismo lo está haciendo con un coronavirus de la "variedad G".
Una de las mutaciones más comunes es la llamada "D614G", una mutación del aminoácido en la posición número 614.
Esa posición del genoma contiene instrucciones sobre cómo construir la "espina" del virus.
El virus utiliza su "espina" para engancharse e introducirse dentro de nuestras células. Por eso una mutación del virus en esa zona preocupa tanto a los investigadores. El debate científico aún está abierto sobre si la mutación D614G del virus ha tenido consecuencias importantes o no.
¿Cuál es el peligro teórico de una gran mutación?
En teoría, el peligro sería que a través de una gran mutación, apareciese una variedad del virus que:
- Se volviese más contagioso: es decir, fuese más eficaz entrando a nuestras células y reproduciéndose en ellas.
- Se volviese más peligroso: provocando una enfermedad más grave que el virus original.
¿Por ahora se han observado grandes mutaciones peligrosas?
No. Como decíamos más arriba, aún no está cerrado el debate sobre las consecuencias de la mutación D614G, pero no ha habido ninguna mutación que haya cambiado radicalmente la infectividad o la peligrosidad del virus.
¿El coronavirus muta más o muta menos que otros virus que ya conocíamos?
Por ahora está mutando más despacio que otros virus como el virus del VIH o el virus de la gripe, que cada temporada presenta diferentes cepas: por eso precisamente la vacuna contra la gripe es diferente cada año.