Nada dice alta costura como una panadería de barrio. Al menos, de considerar la última creación del disruptivo Jeremy Scott, diseñador al frente de la lujosa casa de moda Moschino, que ha dejado a más de un/a internauta salivando. Normal, visto y considerando que luce decididamente… apetitosa. “¿Se convertirá la baguette en el nuevo accesorio obligatorio del 2021?”, se rascan la cabeza medios especializados en miras del flamante bolso de mano que, efectivamente, tiene la exacta forma de esta variedad de pan, incluida la crujiente corteza. Obvio es decirlo, no es conveniente hincarle el diente, aún teniendo estómago de acero: está hecho de símil cuero, con forro interior, cierre metálico y logotipo de la maison italiana, y cuesta ni más ni menos que 795 euros. Aunque, todo sea dicho, ni siquiera es la cartera más extravagante que ha confeccionado la firma; en su haber, versiones a imagen y semejanza de encendedores, desodorantes de ambiente, rebanadas de pastel, cajas de pizza; todas, por supuesto, a precios desorbitantes.


Además de la baguette, lanzó Moschino otra exquisitez perfeccionada en Francia, que al parecer habría introducido María Antonieta a la corte gala nomás llegar de Viena: un bolsito con forma del noble croissant, que a todas las luces hubiera hecho las delicias de esta reina fashionista (en la que Scott se inspirase para su colección otoño/invierno 2020, dicho sea de paso, con piezas que beben del estilo Versalles del siglo XVIII). También cuesta 795 euritos, que a cambio local se traduciría en… incontables decenas de facturas, y aún más kilos de pan. Dicho lo dicho, ni bien se pusieron a la venta sendos objetos premium, se multiplicaron los chascarrillos en línea de personas que oscilan entre el asombro y el escepticismo: “¿Gastar tantos billetes para que me ataquen palomas en la calle? No, gracias”, “A estas carteras les falta jamón y queso”, “A esos precios es claro que se les fue la olla con la masa”, “¿Pago el alquiler o me compro el croissant? Difícil decisión”, algunos tuits reunidos de la red del pajarito. Ni siquiera faltaron quienes se apañasen con harina y cuerdas para emular el diseño Moschino, colgándose delicias perecederas para salir a dar una vueltita. A falta de dinero, sobrado el ingenio. O la ironía.