Gabriela Santilli, Andreina Di Brino, Fátima Rodríguez Lara y Merlín Caminos son desde ayer parte de la planta de la Universidad Nacional de Rosario, en el marco de la implementación del cupo laboral travesti-trans. "Con 47 años, yo pensé que no iba a poder trabajar más en ningún lado", le dijo Andreina, emocionada, a una de las compañeras de las organizaciones cuando la llamaron para decirle que era una de las ingresantes. "Es un día histórico para esta universidad", destacó el rector Franco Bartolacci al dar a conocer a las cuatro personas que ingresan este año, en un porcentaje que va más allá del piso anunciado cuando se lanzó la convocatoria. Una enfermera, dos empleadas de servicios generales y un fotógrafo y diseñador fueron incorporados en el marco de un programa que busca saldar una deuda con el colectivo excluido históricamente. Bartolacci celebró que la agenda de la gestión genera "profundas transformaciones". 

Fátima es enfermera, tiene 47 años y será parte del área de Salud. "Hago suplencias en un hospital, pero esta posibilidad es un trabajo transformador", aseguró. Andreina también contó su historia. "Me fui de mi casa a los 16 años y siempre fui trabajadora sexual. Este es mi primer trabajo con recibo de sueldo y obra social, antes no lo hubiera podido imaginar". Gabriela llegó de Cañada de Gómez hace un año y medio, y ayer dijo sentirse "feliz. No pensé que me iba a cambiar la vida después de mis 45 años, estoy orgullosa de poder decirle a mi familia que tengo trabajo". En tanto, Merlín será parte del área de Género y Sexualidades.

La concreción de los primeros ingresos en el marco del cupo --el año pasado se dieron constancia de cargo a cuatro históricas compañeras del colectivo que ingresaron por decisión de la gestión-- fue presentada por el coordinador del Área de Género y Sexualidades de la UNR, Luciano Fabbri, quien recordó que "el proceso estuvo al principio impulsado por compañeras de Comunidad Travesti Trans Rosario y la Casa de las Locas"; y habló del desafío de trabajarlo en plena pandemia. Además, indicó que al Registro Único de Aspirantes para travestis, transexuales y transgénero se anotaron 172 personas, y que en el proceso se tuvieron en cuenta cuestiones como la edad de les solicitantes --priorizando a las mayores de 40 años, lo que consideraron "reparatorio"--, y la proporción entre las identidades de género que se inscribieron. "Incluso quedó un número mayor de ingresantes al que establecimos al inicio --de 3 por año--, pero esto no quiere decir que no siga habiendo necesidades. Es una alegría que estas personas se integren".

Bartolacci destacó que lo que se dijo al inicio de la gestión, en agosto del año pasado, son cuestiones que están en marcha en la universidad. "Quiero invitarlas, invitarlos e invitarles a seguir construyendo la universidad desde esta perspectiva y a defender ese proceso. Los derechos se conquistan y después se defienden", resaltó.

Florencia Rovetto, secretaria de Género y Sexualidades, valoró que "estas cuatro personas ingresan con cargos no docentes de planta estable, con todos los beneficios; y así se consolida la política de cupo", dijo sobre lo que puso en marcha la universidad pública y habló de reparación.

Karla Ojeda y Morena García --quienes el año pasado ingresaron y recibieron constancia de cargos-- recordaron que el cupo lleva el nombre de su compañera Alejandra González, travesti fallecida en 2018, quien era no docente en la Facultad de Bioquímicas y Farmacia. También hablaron del rechazo que padecen travestis y trans tanto en la familia, como en la escuela y en el ámbito laboral; por lo que destacaron que "el trabajo es vida" para el colectivo travesti-trans.