Los fiscales de San Isidro que investigan la muerte de Diego Maradona pusieron la mira este martes en Maximiliano Trimarchi, un chofer y secretario de Matías Morla, hermano de su contadora y de un socio del abogado. Maximiliano llevó a la casa donde murió Maradona al psicólogo y a la psiquiatra unos minutos antes del deceso. Pero no se quedó en la puerta sino que ingresó a la vivienda y no se sabe qué papel jugó porque nunca prestó declaración y quiso pasar desapercibido. Este martes, los fiscales allanaron su departamento y se llevaron su celular para peritar. Después decidirán si le toman declaración como testigo o si le imputan algún delito.
Mientras tanto en La Plata se continuó analizando el contenido de dos celulares del médico Leopoldo Luque y dos de la psiquiatra Agustina Cosachov, además de computadoras y tablets. Ambos profesionales proveyeron las claves de manera que la extracción resultaba sencilla.
Durante esta semana estarán los resultados de los estudios patológicos y toxicológicos. Pero lo que se sabrá es si Maradona ingirió drogas prohibidas o alcohol, no la medicación que le suministraron. En la casa no se encontraron bebidas ni drogas, de manera que ese análisis debería dar negativo.
El estudio de mayor trascendencia, sobre la medicación, recién estaría la semana que viene. Los fiscales, encabezados por John Broyard, quieren saber si lo que se suministraba a Maradona era adecuado y si se pudo prever el exceso de líquido y el colapso coronario.
Como ya adelantó este diario, todo se volcará después en una junta médica que, si todo va bien, podría convocarse en febrero próximo. Ahí los forenses opinarán si hubo negligencia y mala praxis y si la muerte del Diez era evitable.