El que roe último roe mejor. La idea de que una población no inmensa sino infinita de ratas vive de incógnito en todas las ciudades del mundo y que ama salir de noche para comer sin freno y reproducirse también sin freno subyace de una forma inquietante en Rats, incorporación reciente en la oferta de TV online de la plataforma Netflix. Este docu-thriller no duda en mostrar a los ratones como verdaderos enemigos, más cerca de un espíritu castrense de “hombres versus ratas” que de cualquier prurito eco-naturalista: aquí las ratas conforman verdaderos ejércitos infectocontagiosos conformados por individuos fuertes y voraces, biológicamente resistentes, astutos e inteligentes y, por supuesto, repugnantes, agresivos, peligrosos. Una mirada de “ellos contra nosotros” que hoy resulta bastante inusual dado el paradigma de respeto por la fauna, pero que en Rats rinde sus frutos como espectáculo, ya que brinda una sensación de repulsión, suspenso y miedo real. Clima que es enfatizado, también, a través de la cámara, de la música tenebrosa y de los efectos de sonido, en un jugueteo nada disimulado del documental con el género del thriller y el terror. 

Rats fue producida el año pasado por el realizador estadounidense Morgan Spurlock, aquel que debutó en 2004 con la docu-reality-performance Super Size Me, en la que durante 30 días se alimentó únicamente con combos de hamburguesas y papas fritas para constatar el impacto de las dietas fast-food en la salud. PáginaI12 entrevistó a Spurlock, quien esta vez no les puso el cuerpo a las ratas como conductor del documental, sino que optó por quedarse detrás de cámara, dirigiendo y escribiendo.  

–La primera vez que se supo de usted lo vimos comer sólo hamburguesas durante 30 días. 13 años más tarde, ¿qué paralelos encuentra entre aquel Super Size Me y este Rats? 

–Bueno, si dependiera de las ratas, si pudieran comer y comer y comer y comer, ellas vivirían cada día de su vida como yo viví durante Super Size Me. Están esperando la oportunidad. 

–Rats tiene la información propia de un documental, pero también recursos visuales y sonoros propios del cine de terror. ¿Cómo trabajó en ese límite?

–Siempre me han gustado las películas de terror y la idea de intentar hacer un “documental de horror” era algo que me atraía realmente. Creo que cada vez que existe la oportunidad de forzar un género, o de darle un impulso extra, vale la pena tomar el riesgo.

–En sus primeros documentales usted era director y conductor, pero últimamente ha dejado de aparecer en cámara y se ha limitado a dirigir. ¿Por qué prefirió no estar en pantalla en Rats?

–Es cierto, no es la primera vez que evito que el público vea mi fea jeta en una película... En el caso particular de Rats, me pareció que era mejor contar la historia a través de la gente que está en el campo de batalla todos los días, en la lucha por controlar las poblaciones de ratas en distintos lugares del mundo. Y en ese sentido, hay que admitir que nadie puede competir con alguien como Ed Shee- han, así que lo elegí como narrador. ¡El tipo es una leyenda entre los exterminadores de plagas!  

–Usted ha jugado con la idea de estar “en peligro” tanto en términos de seguridad personal (en sus excursiones por Africa y Asia en Where in the World is Osama Bin Laden?) como de salud cardiovascular (en los atracones de fast food de Super Size Me). ¿Corrió algún peligro filmando Rats? 

–Creo que he tenido la suerte de correr algunos límites. Lo hice porque consideré que serviría para darle más empuje a las películas. Siempre sentí que luego de pasar esas experiencias iba a ser un tipo más sabio. La verdad es que, a lo largo de la filmación de Rats, estuvimos en varios escenarios bastante inquietantes. Pero nada se puede comparar con lo que fue grabar durante horas en las alcantarillas de París. Simplemente digamos que vi algunas cosas que voy a seguir viendo en mi mente por el resto de mi vida.