El boom de Las Leonas en Sydney 2000 generó una onda expansiva que presentó un duro desafío para la dirigencia del hockey: Les levantó la vara. Los logros posteriores centraron el enfoque en el rendimiento deportivo, ¿pero qué se ve cuando se mira a quienes deciden el rumbo de la disciplina? Priorizar proyectos a largo plazo por sobre los resultados fue el plan para alcanzar aquel primer podio olímpico, aunque algo parece haber cambiado en la última década.
"Algunos nos critican porque dicen que esto es ‘deportivo ganar’ y nosotros creemos que sí", le dice a Página/12 el vice de la Confederación Argentina (CAH) y también presidente de la Asociación Amateur de Buenos Aires (AHBA), Alberto Nicosia. La estadística es contundente: Hasta 2009, la Selección femenina tuvo tres entrenadores en 18 años, pero desde entonces el puesto cambió ocho veces. En casi tres ciclos olímpicos, el tiempo promedio de un entrenador al frente de Las Leonas es menor al año y medio.
La administración del hockey atraviesa tiempos de definiciones. Si bien la resolución General 46/20 de la Inspección General de Justicia (IGJ) postergó las elecciones en la AHBA por la pandemia, Rodolfo Shmitt (Lista Blanca) y Juan Manuel 'Mané' Páez (Somos Buenos Aires) son candidatos a la presidencia en la plaza más importante del país: el resultado tendrá incidencia en en las elecciones de la Confederación Argentina (abril de 2021).
En el 20° aniversario de Las Leonas, Nicosia abre las puertas de una mesa chica que no suele estar en el centro de la escena cuando se habla del deporte más practicado por las mujeres argentinas o de los campeones olímpicos. Los conflictos internos, el recambio en la dirigencia y la falta de reivindicación de históricas e históricos, temas sobre la mesa.
-¿Por qué Las Leonas históricas de Sydney 2000 no tienen un lugar aunque sea simbólico en la CAH? Una ‘presidencia honoraria’, por ejemplo...
-Creo que a eso nos falta darle una estructura. Estoy de acuerdo y de hecho intenté hacerlo, lo propuse pero es difícil. El jugador tiene una visión, el dirigente tiene una complementaria y casi siempre chocan. Hay veces que muchos exjugadores no toman el rol del dirigente. Como reflexión, después de muchos años de estar en esto, creo hay muchos dirigentes antiguos, por no decir viejos. Considero que soy viejo, que nos falta esta visión de integración. De hecho, con los varones después de haber sido campeones olímpicos cuando nosotros asumimos pasaron prácticamente dos años hasta que jugaron un partido en Argentina. Por diversas circunstancias, la verdad que eso fue un desastre.
-¿Cómo toman las críticas sobre la falta de desarrollo en áreas de marketing o comunicación?
-Algunos dicen que podríamos contratar gente para marketing, pero yo te puedo asegurar que los contratos que se fueron realizando están muy bien ¿Podría ser mejor? Y, probablemente sí. No han sido fáciles las gestiones, especialmente en estos últimos años en los que hubo una caída muy importante en la sponsorización de muchos deportes. A veces la crítica se hace desde algún lugar con algún sentido hasta político.
-En ese aspecto, ¿cómo analizan esa dinámica de alianzas y traiciones que arrastra la dirigencia en las últimas gestiones?
-Soy un hombre de empresa, no tengo necesidad del deporte ni de este en particular. Al contrario, estoy en esto por una cuestión te diría de pasión o de gusto. Muchas veces a contrapelo de lo que hasta mi familia quiere: Me pide que no me meta en esto, porque por ahí te ensucian. Hoy, si yo lo miro desde adentro, te puedo decir que todo está mucho más tranquilo de lo que muchos dicen desde afuera.
-Pero es real que existió esa dinámica...
-Hubo mucha pelea y de hecho yo soy una víctima de eso, porque me terminaron suspendiendo en Buenos Aires. Estamos para tratar de administrar el deporte de la mejor manera posible y la verdad que llegar a sancionar al presidente (AHBA) es una cosa bastante dura para el propio deporte. Hay gente que no tiene límites para estas cosas. Yo no haría eso jamás.
-En lo deportivo, ¿la salida y alejamiento de apellidos importantes tiene que ver con una falencia de la dirigencia a la hora de resolver conflictos internos?
-En otras épocas se ha mantenido muchísima visión de lo que estaba ocurriendo por encima de cada entrenador. Nosotros le hemos dado al entrenador la total libertad de manejarse y le dijimos que evaluaremos resultados. Los conflictos personales los maneja cada entrenador. No lo maneja la dirigencia. Es más, ni siquiera nos hemos metido con el armado de los cuerpos técnicos.
-¿La CAH no se termina aislando con ese constante distanciamiento de apellidos importantes, algunos incluso históricos del hockey?
-No lo veo tan así. Me parece que desgraciadamente en este deporte hay como dos bandos. Los que quieren a (Carlos) Retegui y los que no lo quieren. La mayoría no lo quiere, pero hay muchos que no tienen el volumen y persistencia del Chapa. Es la realidad y se ve en los resultados. Hay muchos que dicen que él no deja nada, ¿pero qué es lo que tiene que dejar? Para dejar está la capacitación y otras cosas de la CAH. Las Selecciones tienen que tratar de alcanzar un óptimo resultado.
-¿Por qué todas las charlas en el hockey conducen a Retegui?
-En todos los deportes pasa casi lo mismo, salvo en el básquet por ejemplo: Ahí tenes tres entrenadores muy de acuerdo entre sí. Acá cada uno dice una cosa diferente. Lo que voy a decir es un poco duro, pero acá no hay muchos entrenadores con capacidad internacional. Hay que saber y no sé si están todos en la misma condición. En este último proceso le hemos pedido a Retegui que empiece a incorporar gente más joven, para tener roce internacional y que se vayan formando entrenadores. Ese es el camino.
-¿Entonces, que se lo designe DT y Head Coach al mismo tiempo, expone que en un hockey como el argentino no hay gente con capacidad para alguno de esos dos roles?
-Si tengo que poner a un Head Coach, ¿a quién le pongo por arriba a Retegui para que no se sienta menoscabado? ¿Y por qué lo puedo perder en una posición tan interesante como entrenador? Ese fue un poco el balance. De todas maneras, si te fijas cómo está la estructura, hay dos duplas técnicas en cada uno de los equipos que también le dan soltura a los dos técnicos. Como número uno en las mujeres lo tenes a (Alejandro) Doherty y en los varones a Mamo (Mariano Ronconi). Después, cada uno tiene su propio equipo. Quizá es difícil de explicar esto, pero no es lo mismo que cuando se lo nombró DT de los dos equipos en 2014 (Mundial). Entonces fue un disparate salir corriendo de uno para llegar al otro. Hoy los entrenamientos son muy interesantes, se trabaja en equipo y existe un formato. Algunos nos critican porque dicen que esto es ‘deportivo ganar’ y nosotros creemos que sí. De esto vive este deporte: si no se gana, podemos llegar a perder una beca. De hecho pasó en los últimos Juegos Olímpicos: casi perdemos la beca de las mujeres. Si hacés la cuenta en el año, estamos hablando de mucha plata.
-¿Cuánto hay de mito y cuánto de realidad en que Retegui tiene incidencia en otras áreas de la CAH?
-Mito total. En la CAH trabaja mucha gente y por supuesto él puede tener su opinión, pero también tenemos un gerente deportivo que es Guillermo Laudani, que tiene la difícil tarea de congeniar el día a día de los seleccionados y además es el asesor con la Comisión Directiva. Hay asesores en arbitraje o la parte administrativa y también escuchamos a los jugadores. Hay mucho mito diciendo que tal persona maneja todo.