"Putin nunca dijo que no se vacunaría, sino que lo haría cuando corresponda porque cumple estrictamente con los protocolos vigentes. Los estudios están muy bien y pronto se habilitará la vacunación en mayores de 60 años", dijo el ministro de Salud bonaerense Daniel Gollan a Página/12. “Hay un sector de la política argentina y de los medios hegemónicos que daría lo que fuera para que las cosas le salgan mal al gobierno. Todo el tiempo corren la vara de las críticas y cuando se resuelven crean nuevas. Todos los días inventan alguna cosa”, afirmó el ministro. Luego, ofreció un argumento de carácter geopolítico: “La irrupción de una vacuna en medio de una pandemia, por parte de un país que tradicionalmente no tenía presencia en la gran industria farmacéutica internacional sino una producción destinada al mercado interno, genera una puja de intereses. El Centro Gamaleya es un competidor muy serio y tiene una tecnología que es muy buena; es natural que eso sea disruptivo y que genere ruido para el mercado occidental”, planteó.
La confusión fue fomentada desde algunos medios que malinterpretaron los dichos del presidente Vladimir Putin. El mandatario había asegurado en la conferencia de prensa de este jueves que se vacunaría “sin falta apenas sea posible”, porque tiene más de 60 años y todavía no lo tiene permitido. “Escucho las recomendaciones de los especialistas y por tanto, aún no lo he hecho, pero está claro que lo haré apenas sea posible”, dijo Putin. Y luego dejó en claro que la variante diseñada por los equipos de expertos y expertas de su país “era segura y eficaz”. No obstante, algunas voces que procuran desacreditar el prestigio científico y tecnológico ruso aprovecharon ese vacío discursivo y promovieron la idea de que el propio presidente desconfiaba de la variante fabricada en su territorio. En rigor de verdad, aún no se inoculó porque al tener 68 años no se halla en la franja de edad de aquellos ciudadanos a quienes sí se les aplica.
“Putin nunca dijo que no se vacunaría, sino que lo haría cuando corresponda porque cumple estrictamente con los protocolos vigentes. Los estudios están muy bien y pronto se habilitará la vacunación en mayores de 60 años. Esa aprobación por parte de Rusia para adultos mayores repercutirá en Argentina, por supuesto. A medida que Anmat reciba toda la información, se habilitará el uso de emergencia para toda la población local”, asumió Gollan. “Pienso que puede haber dudas iniciales en grupos minoritarios pero una vez que estén las dosis, se van querer inocular todos y todas. Hay que cortar las cadenas de contagio con una variante que ya demostró seguridad y eficacia”, completó el titular de la cartera sanitaria bonaerense.
Desde Rusia, Carla Vizzotti, la secretaria de Acceso a la Salud, contribuyó a aclarar el malentendido y afirmó que “se están terminando los últimos pasos para poder aprobar el uso de Sputnik V en los mayores de 60 años”, ya que hasta el momento, solo se la aplica en personas que tienen entre 18 y 60 años. Vizzotti se encuentra en Rusia junto a Cecilia Nicolini, la asesora presidencial y autoridades de Anmat, el ente a cargo de aprobar su distribución a nivel local. Viajaron con el objetivo de cerrar los preparativos y la logística para que lleguen lo más pronto posible las primeras 600 mil dosis que el gobierno argentino adquirirá de Rusia.
“Para mí el hecho de que Putin no se inocule algo que no está aprobado es un muy buen mensaje. Argentina también empleará tecnología autorizada por los entes reguladores. Debemos estar confiados porque la Anmat cuenta con años de trayectoria en el rubro. Los resultados en los mayores de 60 años ya están y se comunicarán en breve. Es inminente la aprobación en Rusia del uso de la vacuna para los adultos mayores”, dijo a este diario Daniela Hozbor, bioquímica e Investigadora Principal del Conicet en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de La Plata.
“Lo que hay que saber es que en este momento todas las vacunas que están en fase clínica 3 están siendo evaluadas para mayores de 60 años. Por una sencilla razón: usualmente, eso no se testea en fase clínica 1 ni 2. Probablemente, los investigadores que desarrollan Sputnik V ya cuenten con un resultado preliminar, pero como solo un porcentaje pequeño del universo total de los miles de voluntarios son mayores de 60 años, hay que esperar que se enfermen para saber cuál es la eficacia”, explicó Mario Lozano, virólogo del Conicet en la Universidad Nacional de Quilmes. Vale recordar que, en línea a lo que apunta Lozano, durante los ensayos clínicos en fase 3, la única manera de comprobar que la vacuna funciona es cuando los voluntarios –que realizan su vida normal– se enferman. Ahí se abre el “ciego” y se monitorea si los postulantes infectados habían recibido la droga o un placebo. Esa es la única vía para obtener un dato estadístico que surja de la comparación entre ambos grupos.
Los resultados de ensayos clínicos sobre la eficacia en adultos mayores serán informados antes de fin de año. En el presente, las pruebas en mayores de 60 años se están llevando a cabo en 100 postulantes. Según indició Alexey Kuznetsov, asesor del ministro de Salud ruso, “los resultados preliminares son buenos. No hubo problemas con la seguridad de Sputnik V entre los voluntarios mayores”. Será clave, en este sentido, que la droga demuestre la misma o similar eficacia (91.4%) que tuvo en franjas etarias menores porque, precisamente, los adultos mayores componen el grupo que más ha sufrido los efectos de la covid-19 a nivel mundial.
“Los rusos suponen que para fin de año esos datos ya los tendrán. Por más que no sean publicados se los podrán compartir a la delegación argentina para que pueda chequear qué es lo más conveniente. Lo mismo que dijo Putin se aplica para todas las vacunas. De ninguna tenemos datos concluyentes sobre inmunidad y eficacia en mayores de 60 años porque la fase 3 no culminó. Son vacunas aprobadas de emergencia”, destaca Lozano. Luego comentó: “La aprobación que Pfizer tiene en Estados Unidos y Reino Unido es de emergencia, de hecho, se han informado cuadros de alergias graves en cuatro personas. Dos que ya venían con un historial clínico relacionado, una en estudio y una que no contaba con antecedentes. Imaginate si esto le pasa a la rusa, estaría en todas las portadas. Con Occidente parece haber más paciencia”, admitió el especialista y ex rector de la Universidad Nacional de Quilmes.
Malos entendedores
El malentendido con los dichos del gobierno ruso no es nuevo. Algo similar había sucedido cuando diarios y portales alrededor del mundo replicaban de manera descontextualizada las palabras de la viceministra rusa, Tatiana Golíkova, sobre la necesidad de “reducir la ingesta de medicamentos y alcohol que podrían inhibir el sistema inmunológico dentro de los primeros 42 días”, tras haberse aplicado la primera dosis. Frente a ello, investigadores del Conicet salieron al cruce y plantearon que no existe evidencia científica suficiente para afirmar que la ingesta del alcohol pueda inhibir la eficacia de la droga para generar las defensas necesarias ante una futura infección por covid-19; y que, en este marco, no sería contraproducente.
“Los medios de comunicación han fomentado la desconfianza hacia el desarrollo del Centro Gamaleya. Es una institución que cuenta con trayectoria en el desarrollo de vacunas y también en el uso de la plataforma adenoviral que se propone en la variante contra covid. Además, está cumpliendo con todas las etapas que tiene que tener para luego recibir una aprobación de uso de emergencia en Rusia y en otros países”, subraya Hozbor. El modo en que circula y consume información el mundo occidental también guarda mucha relación con la postura respecto de todas las noticias que llegan de Rusia, el gigante euroasiático. Aunque fue el primero en aprobar su vacuna, el primero en comenzar a inmunizar a su población y el primero en querer compartir su fórmula abiertamente con Latinoamérica, los medios opositores locales replican los discursos del miedo para generar desconfianza entre los argentinos y las argentinas.
Un laboratorio con historia
“Los datos de seguridad y eficacia de Sputnik V son tan buenos como los de las otras vacunas. De hecho, comparada con la de Pfizer, hasta el momento no hay ningún caso de alergia severa. Lo que sucede es que en este apuro que tenemos todos para solucionar la pandemia y resolver el conflicto, las vacunas llegan a aplicarse sin haber finalizado la fase clínica 3. Nosotros estamos esperando que la rusa nos comparta esos resultados, que están al caer”, narró Lozano. Después propuso: “Hay que salir de ese lugar de partidizar e ideologizar las tecnologías, el Centro Gamaleya es una institución que trabaja bajo estándares de calidad muy altos. El que piense que un laboratorio ruso no tiene la capacidad de producir una vacuna realmente está viviendo en otro mundo”.
El Centro Gamaleya fue creado en 1891. Se llama de ese modo por (Nikolái) Gamaleya, un científico muy destacado en el área de la microbiología y epidemiología, pionero en el desarrollo de vacunas. Desde este espacio, han diseñado múltiples vacunas; quizás las más recientes son aquellas que se produjeron para Ébola (que causó la epidemia en el continente africano en 2017) y MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio, detectado por primera vez en 2012 en Arabia Saudita y transmitido a partir de camellos y dromedarios). Un dato nada desdeñable es que la variante rusa –al igual que otras como la de Pfizer o la de AstraZeneca– fue probada en decenas de miles de voluntarios y que las investigaciones fueron difundidas en revistas de prestigio científico y médico como The Lancet.