Militantes feministas de los Valles Calchaquíes de Salta se posicionaron en contra de la declaración de Cachi como municipio provida. El Concejo Deliberante de la localidad lo aprobó por unanimidad el mismo día que se daba el tratamiento al proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en la Cámara de Diputados de la Nación, donde obtuvo media sanción y ahora se discute en el Senado

Celeste Soria, Débora Montañez, Romina Bader y Griselda Ferreyra coincidieron en que no se llega al trasfondo del debate por la IVE, y que tiene que ver con el derecho a decidir de las personas gestantes. Señalaron que hay un alto nivel de desinformación  sobre el tema y falta de educación sexual integral (ESI). También pusieron el eje en lo difícil que resulta ser militantes feministas en los Valles. 

Para Soria, que es oriunda de Cafayate, se llegó a la aprobación de esa ordenanza porque sucede lo mismo que en su ciudad, donde proporcionalmente hay más funcionarios y ciudadanos que se manifiestan a favor del discurso de "las dos vidas". "Somos pocas las que estamos a favor de la interrupción voluntaria del embarazo", afirmó.

Dijo que esa mayoría expresa una cuestión moral y religiosa junto a un "legado de tapar las cosas", porque "estamos hablando de algo que sucede", los abortos clandestinos. A esto sumó otras problemáticas como las violaciones intrafamiliares, la violencia de género y los abusos, de los que dijo que la mayoría de las veces no son denunciados por temor al "qué dirán" de los vecinos o el sacerdote del pueblo.

En tanto, Ferreyra, que vive hace 4 años en la localidad de San Carlos, dijo que no le sorprende que hayan declarado provida a Cachi. Recordó que Salta es una provincia conservadora y atravesada por la religión, "mucho más en el Valle". Y cuestionó que sea un grupo mayoritario de hombres, por los concejales, los "que quieran seguir decidiendo sobre nuestros cuerpos".

En Cachi hay cinco concejales, de los cuales sólo una es mujer. El autor del proyecto de declaración, Jorge Moya, quien está alineado al intendente radical Américo Liendro, dijo a Salta/12 que la iniciativa surgió porque "la gran mayoría de nuestra sociedad del pueblo De Cachi está a favor de las dos vidas, tanto como de la madre y del niño por nacer".

Afirmó que como municipio "siempre nos caracterizamos por el respeto hacia la otra persona, sé que muchos vecinos tenemos el mismo objetivo de proteger la vida". Además, sostuvo que como edil trabajará en la conscientización en ESI entre los adolescentes, jóvenes y adultos. Y que una de esas acciones será sobre "cómo llevar a cabo la utilidad de los anticonceptivos y así poder fortalecer en la familia los valores". 

Para la joven cafayateña Débora Montañez, la declaración también pasa por una cuestión de desinformación, "de la cual es cómplice la Iglesia". "Es una triste realidad que la gente cree que por penalizar un aborto de un embarazo no deseado, van a impedir abortos y muertes", lamentó.

Agregó que la desinformación lleva a creer que si se lo despenaliza las mujeres van a salir a abortar en masa y "se ve, que en lo que no creen es en una maternidad realmente deseada". Esto implica no pensar en el bienestar de las infancias y seguir avalando abortos inseguros, consideró.

Por su parte, Soria aseguró que la aprobación de la ordenanza no es sincera con la población porque deja de lado la percepción que se tiene de la maternidad y los cuerpos de las mujeres. Indicó que es necesario cambiar la realidad porque a pesar de la postura manifiesta de los grupos denominados providas, no escuchó otras soluciones posibles a la cantidad de internaciones y muertes por abortos inseguros. 

Romina Bader, que vive en Cafayate, dijo que con Cachi se comparte que son poblados pequeños en donde "todos nos conocemos". Dijo que lo decidido en el Concejo Deliberante no representa a la totalidad del pueblo, pero se sabe que la Iglesia Católica "tiene un peso importante" y "funciona como una institución bastante opresora en las decisiones y en la visibilidad de conflictos que afectan a las mujeres y las disidencias". 

Montañez contó que por año, al menos de 15 a 20 chicas le piden ayuda para conseguir las pastillas Oxaprost, que posibilitan un aborto. "Imagínense si sumamos la cantidad de chicas que recurren a otras compañeras", señaló. En ese sentido, expresó que no se puede decir que Cachi o el Valle es "provida" porque "son hipócritas, y los centros de salud lo saben muy bien".

Dijo que las jóvenes que le piden ayuda no tienen recursos económicos para pagar un aborto en una clínica y que aquellas que sí lo tienen, se trasladan hasta la Capital de Salta para efectuarlo. "No existe lo provida, solo existe la opinión de los demás porque en todos estos años de penalización no se salvó ninguna vida", sentenció.

Sin herramientas

Celeste Soria tiene 24 años y contó que en ningún momento de sus estudios secundarios recibió Educación Sexual Integral (ESI). Consideró que esto es grave porque "el sexo en sí sigue siendo un tema tabú", se habla de sexo y sexualidad en las familias, entre amigos, en las visitas médicas, pero nadie se detiene a escuchar qué es lo que se dice. 

Para Ferreyra, la ESI no se respeta en las escuelas por la gran resistencia de los adultos y, en el caso de tocar el tema, se difunde un discurso del miedo. "No se habla desde el goce y el deseo, sino del miedo a que las chicas queden embarazadas", agregó. 

Soria subrayó que que no se cumpla la ESI implica que "no se tenga las herramientas para hablar de sexo todavía y eso es algo importante" para poder abordar otras situaciones. A modo de ejemplo, se preguntó: "¿qué pasa si una mujer plantea que no puede tener un hijo con alguien que la obligó a tener relaciones sexuales y es su pareja?". 

En ese sentido, dijo que muchas mujeres deciden no contarlo porque son contínuamente juzgadas por la población y además, "no se les ofrece una ayuda real que a veces consiste en solamente escucharlas". En la zona no se tienen muchas herramientas para brindar acompañamiento y por eso consideró, que la aprobación del proyecto IVE es un primer paso, pero no es el fin. 

La joven militante indicó que "es importante que por algún lado se empiece a cambiar", En ese sentido, dijo que notó que la generación de adolescentes y jovenes tiene otra mentalidad. "Otra manera de relacionarse, de vincularse y de respetarse, porque me parece que eso tampoco se predica" desde el sector antiderecho, cuestionó. Las militantes cafayateñas reclaman por el funcionamiento de un Área de la Mujer.

Si lo niego, no existe

Sobre la militancia feminista en pequeños poblados, como ocurre en los Valles Calchaquíes, Soria dijo que existe "mucha negación social hacia esta militancia" porque la "gente de aquí no está acostumbrada a ese tipo de mujer y cuando sos así, te defenestran y te maltratan".

Hace poco Soria salió en la radio local para hablar sobre el proyecto IVE y en respuesta a su participación recibió fuertes agresiones. "Me parece que nos falta mucho y considero que vamos a ser muchas (feministas) más con el tiempo, porque es un cambio que nos atraviesa", señaló.

En ese sentido, Griselda Ferreyra contó que para el 10 de diciembre realizaron la vigilia y se vio resistencia por los pobladores. "Muchas compañeras y compañeres no se animan a sumarse a actividades públicas porque genera resistencia en los trabajos, como en cada espacio donde transitamos", subrayó. 

No obstante, Bader dijo que la convocatoria para ese día en la plaza de Cafayate mostró "una inquietud interesante en la juventud que son principalmente las que se están animando a hablar, a congregarse y a hacerse visibles". Pero, añadió que aún faltan muchas voces de mujeres que no se expresan de forma contínua, como las campesinas e indígenas que habitan la zona. "No estamos conectadas y es parte de lo que nos falta", consideró.