“El ex ministro de Economía Domingo Cavallo afirmó que sigue el riesgo de un Rodrigazo por las contradicciones internas del Gobierno y pronosticó que la inflación en 2021 llegará al 50 por ciento si no se implementan medidas de ajuste de la economía”, según el diario Clarín. Respecto a las “contradicciones internas”, el ex ministro de Menem y De la Rúa indicó que “no está claro que el discurso de Guzmán sea el de un jefe de un equipo que le responde ni de que el Presidente lo acompañe”. Para ejemplificarlo agregó que en el gobierno “se asustaron cuando el dólar llegó a los 200 pesos y dijeron ‘vamos a dejar que haga un discurso compatible con negociaciones con el FMI´, pero al mismo tiempo salió la carta de Cristina Kirchner”. De esa manera, no ve esperanzas de crecimiento salvo que el oficialismo pierda las próximas elecciones induciendo un cambio de color político en 2023 que “va a dar un ciclo favorable para el despegue de la Argentina hacia un crecimiento más vigoroso y sostenido en el tiempo”.
Las declaraciones de Cavallo muestran cómo los economistas vendidos por los medios de comunicación como grandes técnicos, son en realidad unos operadores políticos. Para el creador y destructuctor de la convertibilidad, la clave del éxito argentino sería implementar un plan de ajuste ortodoxo como el implementado por Macri y el FMI hace unos años, que derivó en un salto inflacionario, fuga masiva de divisas, crisis productiva y pérdida de empleo. Por alguna extraña razón, ese fracasado programa ortodoxo ahora sería la clave del éxito que debería implementar el oficialismo. Como sabe que hay bajas chances de que Alberto Fernandez se inmole políticamente traicionando su programa de gobierno para implementar un programa ortodoxo que se sabe conduce a un fracaso económico, pone las esperanzas de que sea implementado nuevamente por Juntos por el Cambio de ganar en 2023.
La amenaza para inducir la aplicación del programa ortodoxo por un gobierno peronista es el fantasma del rodrigazo. Una mención que muestra la capacidad del gorilaje argentino de tergiversar la historia ya que el programa económico implementado por Celestino Rodrigo a finales del gobierno de Isabel Perón, se dió en el marco de un giro ortodoxo del entonces gobierno peronista. Una megadevaluación y tarifazo orquestado bajo la cantinela de restablecer los precios relativos diseñados por Ricardo Zinn, un economista que luego asesoró a Martínez de Hoz en tiempos de Videla, impulsó la fundación del CEMA -una usina de pensamiento ortodoxo-, fue presidente de Sevel del grupo Macri y partipó en el proceso de privatizaciones en tiempos de Menem. O sea que, según Cavallo, el actual gobierno peronista debería realizar un giro ortodoxo para evitar un rodrigazo que fue, justamente, el resultado del giro ortodoxo que pegó en 1975 el gobierno de Isabel Perón. Al respecto, la mención del rodrigazo debe servir de advertencia sobre las posibles consecuencias que habría si el oficialismo cede a la presión del FMI y aplica un programa ortodoxo: una desestabilización de la economía que terminaría debilitando sus bases políticas y sociales.
@AndresAsiain