El rechazo del pedido de desafuero de Armando Traferri generó un descrédito que excede a los senadores y puede provocar una crisis institucional que afecte a los otros poderes del Estado. Nadie se atreve a pronosticar como seguirá la historia no ya en el plano judicial sino político. La relación del gobernador Omar Perotti y su vice Alejandra Rodenas --que integró la fórmula en representación del sector que orienta al senador por San Lorenzo--, la interna peronista en un año electoral, y el vínculo con la oposición --que apoyó al acusado-- , son algunos de los interrogantes que se abren después de lo ocurrido en el Senado hace 72 horas.

Solamente cuatro de los 19 senadores de Santa Fe se pronunciaron en favor de permitir que su colega Armando Traferri fuera investigado sin retaceos por la justicia, sospechado de integrar una banda que delinque, en principio, entorno al juego clandestino. Más allá de que los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra --de reconocida valentía y honorabilidad-- hayan dejado flancos en su presentación --espacios por donde se escurrieron los senadores e ingresó la impunidad-- lo que cabe preguntarse es hasta dónde llega el compromiso de más de una docena de dirigentes de los partidos mayoritarios de la provincia con respecto a sus pares, antes que con la sociedad santafesina.

Un alto integrante del Poder Judicial y más de un catedrático consultados por este cronista en torno a la presentación de los fiscales, reconocieron que si bien había elementos contundentes para pedir el desafuero del representante del departamento San Lorenzo, había margen también como para rechazar la petición, disfrazando de garantía los fueros, en lugar de desnudarlos como un privilegio, tal como piensan que son esos mismos abogados que marcaron algunas falencias en la estrategia del MPA.

Si se hubiera aprobado el desafuero de Traferri, esto no equivalía a mandarlo a la cárcel como a Ponce Asahad o Patricio Serjal, o como el propio senador vaticinó, sino a permitir una investigación que en cualquier otro lugar del país --salvo Mendoza-- se hubiera llevado adelante. Ni siquiera ese argumento les permitió a los senadores votar favorablemente. 

Como se dijo en esta misma columna hace 7 días, en todo el país, menos en Santa Fe y Mendoza, un legislador puede ser imputado. Por lo tanto, lo que cabe preguntarse es cuán profundo es el vínculo entre Traferri y el resto de los senadores, y tratar de averiguar cuáles son los motivos para exponerse al escarnio de la opinión pública.

 

Si se hubiera aprobado el desafuero de Traferri, esto no equivalía a mandarlo a la cárcel sino a permitir una investigación que en cualquier otra provincia --salvo Mendoza-- se habría podido llevar adelante

 

El Senado no rechazó el pedido el mismo día y pasó a cuarto intermedio para fingir algún grado de análisis y reflexión. Al día siguiente, y después de escuchar a los fiscales, se votó de manera vergonzante, en una sesión en la que la vicegobernadora estuvo "a la altura" del tratamiento y se rechazó el pedido de la Justicia. Así fue que Alejandra Rodenas contó los votos a favor del desafuero y dijo "no alcanzan". Y a otra cosa.

Pasó un rato largo, además de algunos discursos de legisladores absortos, hasta que se pudo saber con precisión cómo había votado cada uno de los senadores.

Es curioso que ni uno solo de la oposición haya votado favorablemente.

No hay antecedentes en los anales de las legislaturas de todo el país de una votación de estas características.

De la docena de peronistas, más de la mitad votó en contra, y el propio Traferri se dio el lujo de abstenerse. Es decir que dos tercios de los representantes del PJ votaron al revés de lo que hubiera deseado, por ejemplo, el gobernador Omar Perotti.

En el Frente Progresista esto provocó algún movimiento, aunque nada serio antes, sino después de la votación: diputados y dirigentes del socialismo y unos pocos de la UCR dijeron que Traferri "debería renunciar a los fueros". No mucho mas que eso. Con "el diario del lunes" hubo dirigentes que cuestionaron el no-desafuero pero sin demasiado entusiasmo.

Muchos que siguieron con atención los acontecimientos concluyeron que se trató de una cuestión de la "interna peronista" antes que de una investigación judicial. No es así, pero se consiguió instalar esa sensación. A ello contribuyó otro error no forzado, como la reunión de los fiscales en esas horas con el ministro de Seguridad Marcelo Sain, quien dijo que mandaría una carta documento a Traferri para que "ratifique o rectifique" sus dichos al momento de acusarlo de organizar "una campaña en su contra y avanzar con carpetazos", palabras más palabras menos. Además, Traferri no solo no se desdijo sino que redobló la apuesta --lógicamente después de que su pares ya le hubieran garantizado la continuidad de sus fueros-- y cargó contra el gobierno ante la mirada hierática de la presidenta del cuerpo.

"Si no hubiera tenido fueros, habría quedado preso ese mismo día", dijo Traferri con una preclaridad que este cronista no se atreve a refutar.

 

Después de la votación diputados y dirigentes del socialismo y unos pocos de la UCR dijeron que Traferri "debería renunciar a los fueros"

Eso, en todo caso lo habría decidido la jueza y no los fiscales, a los que se les vedó la posibilidad de interrogarlo e incautarle el celular, entre otras cosas. Por lo tanto, la "denuncia" del complot excedería a Sain, al MPA, y se instalaría en un territorio más vasto e indefinido.

A decir verdad, los senadores de Rosario, La Capital, Castellano y Garay que votaron a favor del desafuero representan a más de un millón setecientos mil santafesinos, más de la mitad de la población, y si a eso se suman los tres que se abstuvieron, San Lorenzo, General López y San Justo, la cifra supera los 2 millones de habitantes. Un tercio de la población, representada por 13 senadores, decidió que Traferri conserve sus fueros. Otro argumento de peso para avanzar en la reforma constitucional y a favor de quienes impulsan la unicameralidad.

"Salvo los dos nuevos..." los demás saben como es el "funcionamiento del Senado", describió Traferri para dejar en claro que ahí hay hombres que acumulan 3, 4 y hasta 6 mandatos consecutivos. Especialmente de los departamentos chicos, donde el barril sin fondo de los subsidios que ellos mismos se votan alimenta una maquinaria prácticamente invencible, en una provincia donde la máxima autoridad política se tiene que ir de la Casa Gris apenas cumpla los 4 años de su único mandato. No sería una mala idea permitir la reelección por otro período consecutivo al gobernador y que ese sea el parámetro para todos los cargos electivos. Para eso también es menester una reforma de la Constitución provincial.

Por último, y volviendo al principio, el articulo 51. Eliminar el privilegio de los fueros que solo existen en Santa Fe y Mendoza para eludir imputaciones.

Omar Perotti ha dicho más de una vez --a la hora de juzgar resultados-- que hay dos posibilidades: "se gana o se aprende", sería saludable para el futuro de Santa Fe que se haya aprendido.