"Las mujeres y hombres, estacionados lejos de casa para garantizar nuestra seguridad, saben lo que significa tener un contacto limitado con sus seres queridos", dijo la canciller alemana en su video podcast semanal.“Saben lo que significa poder usar Skype durante un largo período de tiempo en lugar de estar juntos”, indicó.
Alemania registró más de 31 mil nuevas infecciones y 702 muertes este sábado, dijo el Instituto Robert Koch para enfermedades infecciosas, lo que representa un aumento en los casos de casi el 60 por ciento.
Merkel ya había recurrido a mensajes de tono emotivo para tratar de frenar la escalada en los contagios en una época del año que resulta crítica para pedir distanciamiento.
"Si de aquí a Navidad tenemos muchos contactos y finalmente esta es la última Navidad que celebramos con los abuelos, habremos fallado en algo, y eso no puede suceder, señoras y señores diputados", dijo el pasado miércoles 9 de diciembre en el Bundestag.
Alemania está realizando un confinamiento como el que tuvo sólo al inicio de la pandemia, que incluye decisiones nada menores para esta época del año tratándose del pueblo alemán, ya que hacen a algunas de sus costumbres más arraigadas como el cierre de los mercados navideños y la prohibición de la venta de fuegos artificiales y Glühwein , vino caliente especiado, en las calles.
El país entró en un duro bloqueo el 16 de diciembre, cerrando todas las tiendas no esenciales e imponiendo toques de queda en algunas áreas, y se espera que las medidas duren hasta al menos el 10 de enero.
“Lo que nos espera a muchos de nosotros durante la Navidad es normal para las personas en misiones en el extranjero”, dijo.
El 27 de diciembre se espera que Alemania comience a implementar la vacuna COVID-19 desarrollada por BioNTech y la compañía estadounidense Pfizer.
La última batalla de Merkel
Muchos la definen como la última batalla de Merkel, ya que desde el inicio la canciller se tomó muy en serio la pandemia, discutiendo con los primeros ministros de los estados federados que son responsables de sus respectivos territorios. También, obligada a dejar de lado un galardón no menor de su gobierno, el déficit cero del presupuesto alemán, que este año, dicho por Ralf Brinkhaus jefe de su grupo parlamentario, se convirtió en el “presupuesto coronavirus”.
El estado federal de Alemania podrá gastar casi medio billón de euros el año que viene y volver a contraer altas deudas en la lucha contra la crisis del coronavirus. El Bundestag aprobó el presupuesto para el próximo año con los votos de la coalición gobernante. En total, el ministro de Finanzas Olaf Scholz pretende gastar un poco menos que en el año en curso. Más de un tercio de los gastos a nivel de estado federal se financiará con nuevo endeudamiento de casi 180.000 millones de euros. Están previstos subsidios de alrededor de 39.500 millones de euros para empresas afectadas por la actual crisis.
El virus usado por ultraderechistas y antivacunas
Pero esto no es todo. El virus ha sido un excelente caldo de cultivo para los grupos de ultraderecha ocupados en captar nuevos adeptos en cada manifestación anti-cuarentena o anti-vacunas y luego de cada nuevo anuncio de la canciller (basta recordar las escaleras del edificio histórico del Reichstag en Berlín que fueron escenario de una imagen sin precedente en la historia de la República Federal de Alemania el pasado 29 de agosto con unos cientos de manifestantes, entre los que había “Reichsbürger” (Ciudadanos del Reich) a los que un primer momento, a la policía le costó dominar).
Los autores de Epidemia Ultra, un blog y podcast que informa y alerta sobre lo que entienden es “un virus que crece, el virus del odio de la derecha radical” se dedica a explicar, entre otros, como en Alemania, este partido ha conseguido reinstalar un discurso xenófobo, revisionista y hasta racista en el debate público, favorecidos por circunstancias externas como el coronavirus.
“Han sabido explotar el miedo y la decepción en muchos sectores de la población. Con ello consiguieron ubicarse como la fuerza más votada luego de los partidos mayoritarios a nivel federal. Y a la vez han puesto en peligro valores fundamentales para la democracia de ese país”, afirma Franco Delle Donne, uno de los periodistas fundadores. A lo que Andreu Jerez agrega que: “La crisis mundial generada por la pandemia ofrece, además, una oportunidad de oro para esa tradición ultraderechista ahora encabezada por movimientos como el Movimiento Identitario (IB, en sus siglas en alemán), publicaciones como la revista Compact o incluso partidos como Alternativa para Alemania (AfD, tercera fuerza del Bundestag que lidera la oposición parlamentaria): por una parte, para alimentar el discurso de la necesidad del cierre de las fronteras para, en este caso, cerrar el paso al virus, una lógica perfectamente aplicable a la inmigración; por otra, da munición a aquellos que blanden el discurso de que el cierre de la vida social y económica no es otra cosa que el intento de las élites globalistas de acabar con los pueblos de Europa, en este caso con el alemán – y con su homogeneidad y continuidad etnocultural, uno de los puntales de la narrativa de la nueva ultraderecha germana”, detalla Jerez.