La escena con la que abre Salvajes (Amazon Prime Video) intenta plantar bandera en la arena: esto no es Lost con estrógenos. Sus protagonistas están vivas, si fueron rescatadas en la isla o es parte de un sueño, queda a juicio de la audiencia. Se trata de un recurso perspicaz y directo, aunque no despeje de todo al humo negro. La mayor de las semejanzas con la serie que cambió el panorama de la ficción televisiva hacia 2004 radica en el gran complot y cita con el destino para el octeto de náufragas. El primero de los diez episodios de la entrega creada por Sarah Streicher (Daredevil), se puede ver de manera gratuita en las diversas redes sociales de la señal de streaming (YouTube, Instagram, Twitter y Facebook).

Mezcla de relato coral y de “pijama party distópico” -como definieron con agudeza en su gacetilla- la ficción sigue a un octeto de adolescentes muy distintas entre sí. Cómo es que las chicas llegaron hasta esa confín es menos enigmático que la otra gran clave del relato. Son conejillos de indias de una investigación social y científica patrocinada por una mente maquiavélica. Su comportamiento en ese hábitat inhóspito, los lazos y acciones por fuera de la norma, está siendo monitoreado y observado con el fin de instaurar un nuevo tipo de sociedad. Las mujeres deben valerse por sí mismas y, especialmente, liberarse de las ataduras del pasado. Siguiendo la premisa del título, van a actuar de manera espontánea, rústica y sarpada. Están la que experimentan con su sexualidad y las que quieren liderar, las sororas, las corderitas, las que saben de más y las que esconden traumas mucho peores que estar en esa isla.

“Lo que más adoro de mi chica es con la libertad con la que se mueve”, dice Shannon Berry, una de las intérpretes en entrevista con Página/12. Para Mia Healey, quien encarna a una tejana “perfecta” formateada por un padre pastor, lo más singular de esta ficción es su mirada “amplia y descontracturarda” sobre el universo de lo femenino. Todas las integrantes del elenco son prácticamente desconocidas a excepción de la australiana Rachel Griffiths (El casamiento de Muriel, Hilary y Jackie) ,quien tiene un papel trascendente más allá de la isla. Como es esperable, el panóptico lleno de palmeras y rodeado de agua no es el único interés de la trama y la cámara. Cada episodio indaga en la vida previa de alguna de las teens mientras se avanza sobre este plan maestro que salió mal.

Y están las referencias. Salvajes puede consumirse como un cover seriado del “Wild Boys” de Duran Duran (que a su vez tuvo como inspiración a la obra literaria de William Burroughs). También está el link con largometrajes como The Truman Show y La cabaña del terror, y el vínculo más tapado con una serie como Betty – hermoso y fresco retrato sobre un quinteto de skaters neoyorquinas- y la novela El señor de las moscas, de William Golding. “Creo que las comparaciones son lógicas. Con Lost es evidente porque es sobre un grupo de personas que se preguntan qué hacer en esa isla tan misteriosa. Lo mismo con El señor de las moscas, con todas sus preguntas sobre cómo actuaría un grupo de chicos desahuciados por fuera de la sociedad. Aquí las chicas están creando un modelo de convivencia matriarcal e inexplorado para lo que son nuestras costumbres. Eso tiene que significar algo”, asegura Healey. “Es como nuestra respuesta a un ensayo de colegio titulado: “¿Cómo sería El señor de las moscas hoy?” Lo mejor es ver cómo actúan estas ocho mujeres sin ningún tipo de influencias masculina”, añade Berry.