Los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery descargaron ayer otra tanda de evidencias contra su ex jefe, el destituido fiscal regional de Rosario Patricio Serjal, y el ex empleado del Ministerio Público de la Acusación Nelson Ugolini, al ampliarles la imputación penal ahora no solo por coecho sino además por integrar una asociación ilícita que también involucra a Gustavo Ponce Asahad, al capitalista de juego ilegal Leonardo Peiti y sobre todo al senador por San Lorenzo Armando Traferri. La defensa de los acusados pidió un cuarto intermedio y la audiencia continuará mañana a la tarde, cuando la jueza Eleonora Verón resuelva si Serjal continuará en prisión preventiva más allá de febrero -tal como piden sus acusadores- y si Ugolini perderá la libertad que mantiene hasta ahora mientras se desarrolla la investigación.   

En la audiencia realizada en el Centro de Justicia Penal, los fiscales ventilaron escuchas telefónicas de las personas investigadas, algunas fotografías como la que se tomó desde el teléfono de Peiti a Traferri preparando un asado, y varios audios de Whatsapp y Telegram que abonan la hipótesis de los fiscales.

En uno de esos mensajes de audio, Ugolini le dijo el 6 de febrero a la fiscal de San Lorenzo, Melisa Serena: “No creo que un fiscal de San Lorenzo lo pueda tocar a Traferri porque es lo más peligroso que podés hacer (...) Si es acá en Rosario para tocarlo a Pipi Traferri tienen que pasar por Gustavo (Ponce Asahad) y por Serjal sí o sí, porque si no no lo pueden tocar”. Edery contó que “tanto Ponce como Serjal borraron sus conversaciones con el senador Traferri. También la información del contacto. No obstante eso pudo ser recuperado de sus teléfonos".

Schiappa Pietra y Edery no tienen dudas de que Traferri y Peiti eran patas fundamentales del juego ilegal en Santa Fe. "Hasta ahora habíamos imputado situaciones de cohecho y entrega de dinero. Hoy pusimos el contexto de asociación ilícita. Hoy presentamos la estructura de esa organización, explicamos la evidencia respecto del senador Traferri, de Serjal y de Leonardo Peiti", abundaron los fiscales.

En otro tramo se escuchó una intervención que refiere la existencia de una supuesta reprimenda de Traferri a Ponce Asahad por no haber evitado que el fiscal de Melincué, Matías Merlo, realizara un procedimiento contra casinos clandestinos en el sur provincial.

"Ayer revelaron audios de 2017 sobre escuchas telefónicas a Peiti con su secretaria, con el fallecido secretario parlamentario del Senado Ricardo Paulichenco, y allí se trasuntan lobby, influencias, una mención comprometedora para el juez de Reconquista Gonzalo Basualdo, y más referencias que ponen en la mira a Traferri. Charlas de aquellos "que referían relaciones con Traferri y cómo éste iba a intervenir ante el Ministerio de Justicia y ante el propio (fiscal general Jorge) Baclini para que baje línea sobre el 301", dijo el fiscal en relación al artículo del Código Penal que penaliza el juego ilegal. 

"Presentamos evidencia vinculada con extracciones de teléfonos de distintos integrantes de la organización, fotografías, audios, declaraciones importantes como las de Peiti y de Ponce Asahad que se traduce en mucha prueba objetiva que ya teníamos por intervenciones telefónicas de 2017. Toda la estructura que define Ponce Asahad estaba vinculada al juego clandestino y adquiere mucho valor porque a esa declaración le agregamos intervenciones de 2017, audios y extracciones de Whatsapp", resumió Schiappa Pietra acerca de un tramo de los 240 CDs de grabaciones que siguen analizando. "Todo esto contextualiza la organización de juego clandestino", dedujo. 

"Hoy mostramos que Nelson Ugolini era una persona de mucha confianza de Ponce Asahad y del propio Peiti. Se reunía en la casa al lado de la mamá de Peiti en comidas muy cordiales. El dijo que no lo conocía a Peiti y demostramos que no es así", remarcó Schiappa Pietra. 

Los fiscales expusieron fotos de agosto de 2018 que se tomaron con el teléfono del empresario del juego y que muestran al senador Traferri de entrecasa, preparando un asado. "Eso explica el vínculo que tenían entre ellos, y está reforzado por la propia declaración de Ponce Asahad, que lo habían invitado a un asado al que no fue.