Lo que cuesta, vale. Y lo que se hace esperar, puede darte una doble recompensa. Así pasó con el Quiksilver La Paloma, el principal evento del surf argentino en todo el año, que debió disputarse en mayo pero, por la pandemia mundial, quedó suspendido hasta que este deporte pudiera volver a practicarse, con los protocolos sanitarios específicos. Y un día la esperada competencia llegó y no defraudó. Al contrario, en los acantilados del sur marplatense, se disputó una de las mejores ediciones de los últimos años, con una espectacular condición del mar, un alto nivel de surfing, la incorporación de las mujeres con su propia categoría y la coronación del nuevo campeón argentino (Lele Usuna por cuarta vez en la historia) cuando falta una fecha para terminar el circuito argentino.
La Paloma, que se disputa hace 17 años en el emblemático spot ubicado en el kilómetro 9 de la ruta 11, se caracteriza por ser el torneo de olas grandes del país. De hecho, cada año, la organización establece un tiempo de espera de un mes para elegir el mejor día. Esta vez, con las Fiestas en el horizonte, no había tantas expectativas pero las olas llegaron. Y cómo. Con un tamaño entre un metro y medio y dos metros y medio, de forma permanente durante 12 horas, el contexto permitió que todos los surfistas tuvieran muchas oportunidades y así se vieran series de gran rendimiento. Usuna y Franco Radziunas, el ascendente rider de Quiksilver, fueron los mejores y no fue casualidad que terminaran definiendo el torneo como en el 2018. Radziunas tuvo la nota más alta del día (9.67 puntos, en cuartos) pero no pudo con la mayor experiencia de Lele en la final (16 a 13.74). De esta forma el campeón, además, pasó a ser el más ganador en este clásico argentino, con seis triunfos en 17 ediciones.
“Estoy muy feliz de terminar el año así, con toda la familia del surf unida en un torneo presencial. Fue un 2020 de locos, para muchos malo y en mi caso muy bueno porque tengo la bendición más grande de ser padre. Terminarlo así es especial, ganando este torneo tan especial y consagrándome campeón a falta de una fecha. He ganado varias veces La Paloma y si bien no fue el día con olas más grandes, sí la edición con las más perfectas. Tal vez ha sido la mejor edición de la historia. No fue nada fácil porque los chicos, como Franco Radziunas y Nazareno Pereyra, vienen con todo y eso se pudo ver en el agua. Por suerte pude aprovechar la condición del mar y mi experiencia en estas instancias”, comentó Lele. El podio lo completaron Maxi Siri y Nahuel Rull, ambos en el tercer lugar. Estuvieron los mejores surfistas argentinos. Santiago Muñiz y Nacho Gundesen, quienes no están corriendo el circuito nacional, fueron los únicos grandes ausentes.
Las mujeres, que en los años anteriores competían en Open mezclados con los hombres, tuvieron por primera vez su propia categoría, con 11 participantes. Y, como los hombres, que fueron 32, también terminaron compitiendo ese día, pese a que su acción estaba pautada para el siguiente. Eran tan buenas las condiciones del mar y el tiempo de luz restante que la organización decidió que corrieran. La final quedó para Ornella Pellizzari (15.17 puntos), quien superó con lo justo a Josefina Ané (14.36). Lucía Cosoleto (11.33) y Catalina Mercere (9.73) llegaron después. Ané es líder en las posiciones cuando queda una fecha por disputarse.
Así terminó un largo día en el que, de alguna forma, el surf volvió a sus orígenes. Tuvo el mismo misticismo de siempre, con los surfistas subiendo y bajando desde el acantilado por sogas, o tirándose al agua desde las rocas… La diferencia fue, además de la época del año, que esta vez, por el protocolo, no hubo público y sólo los competidores y algunos allegados se pudieron dar cita en la explanada del mítico acantilado. Una tribuna natural para ver el mejor surf nacional que, esta vez, gozó de la melodía improvisada de tres músicos como Sr Flavio (el ex bajista de los Cadillacs fue a ver a su hija Cocó y se prendió con la guitarra), Diego Al Sur y Rusea, quienes zaparon arriba de la caja de una camioneta estacionada. Otra forma de disfrutar de un evento único. Porque no hay pandemia que detenga la pasión argentina por el surf.