El Parlamento israelí se disolvió al no alcanzar un acuerdo sobre el Presupuesto del Estado, con lo que se convoca de hecho a nuevas elecciones, las cuartas en cerca de dos años.
Los parlamentarios tenían de plazo hasta hoy a las 23.59 hora local para adoptar un presupuesto y evitar nuevas elecciones, pero al no hallar un acuerdo, el Parlamento quedó disuelto a medianoche.
El abrupto final llega luego de que los legisladores rechazaran un proyecto que buscaba aplazar cerca de una semana la fecha límite para la aprobación del Presupuestos 2020, lo que dejó abierto el escenario para la inevitable convocatoria a nuevas elecciones anticipadas en el país.
El proyecto de ley admitido a trámite contemplaba aplazar del 23 al 31 de diciembre la fecha límite para la aprobación del Presupuesto 2020, pero fue rechazado por un estrecho margen (49 frente a 47 legisladores) y en consecuencia, pasada la medianoche la Knesset (Parlamento) se disolvió.
Las divergencias en torno al presupuesto asestaron un duro golpe a la frágil coalición gubernamental formada en marzo entre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su antiguo rival, Benny Gantz.
Ahora Israel deberá enfrentarse a sus cuartas elecciones generales en dos años.
El lunes, Gantz presentó a Netanyahu cinco demandas en la última ronda de negociaciones, y aseguró que si este último no accedía a incluirlas, "iremos a elecciones"
Tras tres comicios legislativos que no lograron un vencedor claro entre Netanyahu y Gantz, los dos candidatos decidieron formar en abril un gobierno de "unidad y urgencia" para hacer frente a la pandemia de la covid-19, poniendo fin a la crisis política más larga de la historia del país.
El acuerdo entre ambos líderes incluía una rotación del puesto de primer ministro y estipulaba que el gobierno adoptaría un único presupuesto para dos años (2020 y 2021), pero el partido Likud, de Netanyahu, propuso votar dos presupuestos diferentes, postura que fue rechazada por la formación centrista Azul y Blanco de Gantz.
Este punto se convirtió en el talón de Aquiles de la coalición y también, según la prensa israelí, en el detonante de las tensiones entre Netanyahu y Gantz.
Según los analistas, esta crisis sobre el presupuesto fue la forma para Netanyahu de provocar nuevas elecciones y evitar así ceder el poder a su socio en noviembre de 2021.
La convocatoria a nuevas elecciones se perfila en plena crisis sanitaria, y justo cuando Israel acaba de iniciar su campaña de vacunación contra la covid-19, que hasta ahora causó en el país 380.000 casos, de los que fallecieron más de 3.100.
Coincide también con Netanyahu inmerso en una batalla judicial, acusado de corrupción, fraude y abuso de confianza en tres casos.
El primer ministro también está en el punto de mira de su propio partido. Su exministro de Educación y del Interior, Gideon Saar, anunció en diciembre la creación de su propia formación Tikva Hadasha (Nueva Esperanza), abiertamente aliada a la derecha, y a la que los sondeos otorgan la segunda posición en intención de voto.
Aunque el Likud lidera las encuestas, la aparición de este nuevo partido y el ascenso de la formación de derecha radical Yamina de otro exministro, Naftali Bennett, le restarían votos a Netanyahu y podrían complicar el juego de las alianzas poselectorales.
Por su lado, el antiguo jefe del Ejército Benny Gantz observa cómo se diluyen sus apoyos y su formación se desintegra.