Diego Schwartzman tiene todo calculado. Meticuloso y pensante, suele ordenar las piezas en su cabeza en relación a un objetivo inalterable: crecer cada año un poco más. Desde que se convirtió en profesional en 2010, en efecto, la meta está cumplida. Temporada que termina, temporada que El Peque se ubica más arriba en el ranking ATP, con conquistas cada vez más resonantes. En 2020, incluso con el parate por la pandemia, se desempeñó como un jugador clase mundial y convalidó un lugar en la mesa chica: ingresó en el top 10 -llegó a ser 8° tras Roland Garros-, ganó partidos del mayor calibre y hasta se clasificó al Masters de Londres, el selecto torneo que reúne a los ocho mejores de la temporada.

El gran año de Schwartzman es producto de la confianza en los procesos. "La clave estuvo en sostenerme todo este tiempo con el mismo equipo, con la misma gente alrededor y sin cambiar; por eso cada año termino más arriba. La fórmula es la misma: sostenerme y trabajar", explicó, entre mate y mate, en diálogo con Página/12. Las filas del Team Schwartzman están conformadas por sus entrenadores Juan Ignacio Chela y Leonardo Olguín; su preparador físico Martiniano Orazi; su kinesiólogo Luis D'alessandro; y su novia Eugenia De Martino, una acompañante de lujo en las giras.

Ubicado hoy en el 9° puesto del ranking, el número uno latinoamericano se metió en el top 10 dos años después de haber quedado a las puertas -en 2018 fue 11°-. ¿Por qué antes no y ahora sí? La respuesta queda simplificada en dos resultados que quebraron una barrera: llegó por primera vez a semifinales en un Grand Slam, tras vencer a Dominic Thiem en un antológico partido de cinco sets; y alcanzó su primera final de Masters 1000 en Roma, después de superar al nueve veces campeón Rafael Nadal.

-¿Cuál fue el clic que te hizo cruzar la línea del top 10?

-Lo que cambió fue ganar esos cuartos de Grand Slam, una instancia a la que había llegado varias veces. La diferencia son 300 o 400 puntos y en 2018 había estado a 600 o 700 de Isner, el 10 de aquel momento. La diferencia estuvo ahí: los cuartos de final que le gané a Thiem, los cuartos de final que le gané a Rafa y la semifinal que le gané a Shapovalov. Esa diferencia te lleva al top 10. Es un clic y un salto de calidad, sin dudas, porque para llegar hay que hacer algo más que antes no hacías. Pero muchas veces había estado cerca y no lo había podido hacer. Quizá la experiencia, los años y los enfrentamientos contra ellos me hicieron competir mejor en esas instancias.

-Armá un cuadrito con las tres fotos de tu año...

-La victoria contra Thiem, la victoria contra Nadal, ahí ya tenemos dos... y después vamos a ponernos más sentimentales: la foto que siempre pongo a fin de año cuando vuelvo y tengo el asado con mi familia y la gente que quiero, que es siempre la misma. Es una foto importante porque me gusta seguir siendo la misma persona, aunque eso lo tengan que decir los demás. Creo que soy la misma persona de siempre y es fundamental en mi ética de vida.

-Si todos los años querés terminar un poco más arriba, ¿con qué te “conformás” en 2021?

-No soy una persona conformista. Se trata de marcar objetivos a corto plazo y no tan lejos. Intento ser realista. El lugar en el que estoy hoy me lo gané, lo merezco, trabajé para eso. Y una vez que lo logré pude sostenerlo en los torneos; más allá del Masters, donde me hubiera gustado competir mejor (NdR: cayó en los tres partidos del round robin), lo hice muy bien en todos los torneos después de Roland Garros, que fue cuando me metí top 10. Tengo la tranquilidad de que pude seguir compitiendo con la presión de haber llegado al top 10. Ese es el objetivo: parece una frase de casete, ganar partidos que te lleven más arriba, pero es la realidad del tenis. Mi objetivo es estar sano y jugar al cien por cien, porque cuando juego al máximo sé que puedo ganar muchos partidos; si estoy al 80 por ciento, por mi forma de jugar, no creo que pueda ganar mucho.

-¿Cómo te imaginás dentro de diez años?

-En diez años… acá está Euge, no sé, me imagino con varios hijos corriendo en el parque con mis perros (risas). No sé cómo me imagino; ojalá sea feliz después de haber hecho lo que me apasionó durante mucho tiempo. No sé si estaré dedicado al tenis o a otras cosas; soy bastante inquieto con mi vida, no sé qué me deparará el futuro.

El rol de "dirigente" en su nuevo proyecto

Ya lo dijo el propio Schwartzman: sus inquietudes van más allá del tenis. Y no quiere decir que tenga que retirarse para encarar otros proyectos. Todo lo contrario: con 28 años, en el apogeo de su carrera como tenista, El Peque presentó Stone Movistar Team, el equipo de e-sports que liderará en esta nueva cruzada con los deportes electrónicos. En términos paradigmáticos es una gran apuesta: los tiempos del futuro estarán marcados por la tecnología. Por eso se sumergió en el mundo de los videojuegos profesionales gracias al impulso de Andrés, el mayor de sus hermanos, y de Torneos, la empresa que lo representa.

"Los e-sports se pueden comparar con el deporte tradicional. Aunque la preparación no tiene nada que ver, los videojuegos están relacionados con la ansiedad, la adrenalina, los nervios, la competencia. Y hay mucha gente que te mira en las transmisiones en vivo", señaló Schwartzman, una suerte de "dirigente" en la estructura del equipo.

Fanático de los videojuegos, el argentino explicó la fisonomía del proyecto: "Nosotros seríamos los dirigentes, los dueños-accionistas de un club de e-sports. Para que se entienda: nosotros somos un club que juega a distintos deportes. En el caso de Stone los deportes son League of legends, FIFA, Fortnite, CSGO, Freefire y Valorant. Además de todos los videojuegos, el club ofrece contenido para los sponsors y la gente, como acciones con youtubers, cantantes, streamers, lo que se te ocurra. Lo que nosotros hacemos, entonces, es administrar un club y aprender de los deportes. Por eso contratamos a la gente que corresponda para cada equipo. En este momento sumamos a la gente que sabe y después, en el mientras tanto, opinamos un poco más desde el aprendizaje".

Schwartzman, en ese contexto, no será un "dirigente" que vaya a jugar: "Yo soy amateur; juego por diversión y para mostrarle a la gente que me sigue. Una opción quizá es, el día de mañana, stremear y mostrar cómo juego o cómo aprendo a jugar, o ponerme a jugar desde cualquier parte del mundo con alguno de los profesionales del equipo que me pueda dar consejos. En lo personal voy por ese lado; los otros 'dirigentes' de Stone se ocupan de la organización".

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