Tres médicos del sanatorio Ipensa de La Plata, en el que Diego Maradona ingresó tres días después de su cumpleaños 60, declararon ante los fiscales de San Isidro que aquella operación en la cabeza que se le hizo al astro no era necesaria ni urgente. Con esa opinión coincidió hace dos semanas quien fuera el médico personal de Maradona durante muchos años, Alfredo Cahe. Se trata de una imputación, de hecho, al médico Leopoldo Luque. A esto se suma que en el análisis de los mensajes que intercambió Luque con la psiquiatra Agustina Cosachov y los enfermeros que estaban en la casa de Tigre se perciben enormes improvisaciones y gravísimas lagunas. Esos últimos elementos sumados a la causa judicial en los últimos días se agregan a las conclusiones que surgieron de los estudios histopatológicos y toxicológicos: que Maradona no murió de manera súbita, de un infarto masivo, sino que fue un proceso de varias horas de acumulación de líquido en el que los médicos debieron intervenir y no lo hicieron, y que, además, el Diez recibía medicación contraindicada para su situación cardíaca ya que es medicación que suele producir arritmias. Habrá que ver cómo juega en todo el cuadro la voluntad de Maradona, que no aceptaba prácticamente nada: ni que entren a la habitación ni que lo visiten médicos ni que le realicen ningún control.
Tiempos
Los fiscales de San Isidro a cargo de la investigación de la muerte de Maradona, Laura Capra, Cosme Irribarren y Patricio Ferrari, coordinados por John Broyard, resolvieron que no se tomarán la feria judicial, es decir que seguirán trabajando durante enero.
La idea del equipo es convocar a una junta médica que pondrá las bases científicas del expediente, es decir harán un primer dictamen que establezca si hubo o no negligencia y, en consecuencia, homicidio culposo, como caratuló el juez Orlando Díaz.
Pruebas
En los últimos días se tomó declaración a los médicos de Ipensa, el sanatorio de La Plata en el que se quiso hacer primero la operación de la cabeza. Los profesionales complicaron a Luque sosteniendo que la operación era inoportuna y que Maradona no estaba en condiciones de afrontarla. En realidad, una opinión similar hubo en el Sanatorio Olivos, al que el Diez fue trasladado. Pero terminó imponiéndose la postura de Luque, pese a que a última hora, una alianza entre los familiares y uno de los abogados de Maradona, Víctor Stinfale, impidió que Luque comandara la operación, la que quedó a cargo del reconocido cirujano Pablo Rubino.
Lo señalado por los tres médicos de La Plata coincide con los dichos de Cahe, que insistió en que operar a Maradona no fue necesario y llevó a someterlo a un esfuerzo físico y psíquico para el que no estaba en condiciones. Esa situación se completó después con el traslado a la casa de Tigre, contraindicada por los médicos de la Clínica Olivos, que insistían en que debía continuar en un centro de rehabilitación por su situación médica y su adicción al alcohol y los medicamentos. Maradona no aceptó y la familia y Luque terminaron llevándolo al barrio San Andrés.
Diálogos
Durante la semana pasada se estuvo trabajando en el contenido de los celulares secuestrados a los protagonistas, en esencia a Luque y Cosachov. Según los fiscales, el neurocirujano, que en la última época apareció siempre como el médico personal de Maradona, esconde materiales, historias clínicas, porque en los mensajes se mencionan estudios que no aparecieron hasta el momento. Respecto de Cosachov, en la fiscalía de San Isidro sostienen que encriptó mensajes después del allanamiento a la casa y el consultorio de Luque, es decir que consideran que hubo algún nivel de obstrucción de la investigación. El lunes próximo se abrirá el último celular que falta, el del chofer Maximiliano Trimarchi, empleado del abogado principal de Maradona, Matías Morla. El día de la muerte del Diez, Trimarchi llevó hasta la casa de Tigre a Cosachov y a un psicólogo, Carlos Díaz. El chofer estuvo dentro de la vivienda, y nunca declaró lo que vio y escuchó.
Por lo que se percibe de los mensajes analizados hasta el momento, según los fiscales, existieron altísimos niveles de improvisación, ineficiencia y negligencia.
Historias
En las próximas semanas se trabajará en el armado de la junta médica. La idea es convocar a los mayores especialistas de cada rama, no sólo al Cuerpo Médico Forense. Por ejemplo, al presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología y así sucesivamente respecto de cada una de las especialidades.
Para redondear los materiales que se van a analizar, el equipo de fiscales está pidiendo las historias clínicas que faltan, del Sanatorio Los Arcos, el Mater Dei y de internaciones anteriores en la Clínica Olivos. También se están buscando materiales que, según los fiscales, Luque ocultó.
Testimonio
Es un hecho que se llamará a declarar al médico personal de Maradona durante muchos años, Alfredo Cahe. El profesional hizo explosivas declaraciones en los medios:
*Sostuvo que Maradona se dejó morir, es decir que se trató virtualmente de un suicidio. Esto coincide con lo que sostuvieron varios médicos que relataron que el Diez les dijo: “ya está doctor, ya viví, no me jodan más”. Ese elemento puede pesar, porque tiene que ver con la voluntad del paciente. Será, además, uno de los argumentos de Luque y Cosachov.
*Cahe también apuntó al trabajo de Luque. Sostuvo que no debió hacerse la operación de la cabeza y que no hubo ningún seguimiento a la situación de Maradona en la casa de Tigre. “No se lo cuidó como correspondía. Falleció de una manera insólita”, afirmó Cahe.
Esta mirada coincide con la de los fiscales que se basan en lo que surgió de la histopatología y la toxicología: la muerte de Maradona fue un proceso de varias horas, no una muerte súbita; nadie controló, nadie vigiló la evolución del astro; los médicos Luque y Cosachov estuvieron poco y nada; la retención de líquido fue evidente y es lo que derivó en el final de la vida del Diez.
Es muy posible que Luque se defienda sosteniendo que no existía ningún dictamen sobre la afección cardíaca y que un estudio hecho pocos días antes no revelaba problemas serios. También aducirá que Maradona no permitía que nadie lo revise ni accedía a que lo visitaran nuevos médicos. En este terreno, un argumento de peso será la voluntad y los derechos del paciente, aunque están los que dicen que muchísimos pacientes resisten los tratamientos y, en último caso, debió recurrirse a la justicia.