Parafraseando a Charly García, ¿qué se pudo hacer durante 2020 salvo ver series? Ficciones y entregas documentales se convirtieron en una muralla para la realidad. Aunque no fue un parapeto infranqueable. Los coletazos del año que nadie proyectó ni en sus peores pesadillas se sintieron fuerte en el menú del streaming: aumento del visionado general, nuevas plataformas, florecimiento de viejos clásicos y hasta la creación de subgéneros, aparecen en este des-orden generalizado. El usual ritmo vertiginoso de la industria, y la sensación de mirar varias cosas al mismo tiempo, se multiplicó al infinito por las imposiciones de la pandemia. Aquí van 20 apostillas del 2020 que se está yendo.

El Mandaloriano elevó la apuesta

“Ésta es la manera”. El mantra del protagonista de The Mandalorian funciona tanto para lo que hizo Jon Favreau con el universo de Stars Wars como a la aparición de Disney +. Es simple: las dos temporadas de esta serie rankean entre lo mejor que se ha hecho de la epopeya intergaláctica. Un western sci-fi a base de dieciséis capítulos cortos y que dejan siempre con ganas de más. Todo está bien dosificado. La narrativa y la épica. El bandolero con armadura de beskar (un impenetrable pero emotivo Pedro Pascal) junto a Baby Yoda. El ensamblaje con lo conocido. Las citas al séptimo arte. Así es como se homenajea a lo que hizo George Lucas y, de yapa, se propulsa a la plataforma del ratón. No hay ninguna duda, The Mandalorian es el contenido original con mayor peso y vuelo que ofreció la novísima plataforma on demand.

Historias bien contadas

We Are Who We Are (HBO) y Normal People (de la flamante Starzplay) se apegaron a la fórmula de “chico conoce chica” bajo una lógica tan clásica como fresca, a veces dolorosa, y siempre lúcida. La primera, creada por Luca Guadagnino (Llámame por tu nombre), siguió a un adolescente neoyorquino atrapado en una base militar estadounidense en Italia. Allí comenzará a vincularse con otros y otras de su edad con todo lo hormonal y significativo del despertar teen. La segunda, basada en la novela de Sally Rooney, alteró la inocencia del coming of age. Es la infatuación entre Marianne y Connell desde sus años de secundaria en una pequeña ciudad irlandesa hasta su arribo a la universidad en Dublin. Ese lapso incluye una atracción piromaníacas, el caos familiar, encuentros carnales, discusiones intelectuales, separaciones traumáticas y diferencias económicas. Los Romeo y Julieta de la generación Instagram con música de Nick Drake y Elliot Smith.

Moviendo piezas

Los números no podrían ser más elocuentes: Gambito de dama fue la miniserie más vista en toda la historia de Netflix. ¿Habrá sido por el encanto del más mental de los deportes, los ojos enormes de Anya Taylor-Joy o el modo en que Scott Frank narró la vida de esta atormentada y glamurosa prodigio? Según el showrunner, su interés no era el juego en sí sino reflejar la singular personalidad de Beth. “Me siento segura en un mundo de sólo sesenta y cuatro casillas”, se describió el personaje. Y millones la acompañaron.

La batalla del segundo sexo

Mrs. America (Fox Premium) retrató las tensiones en el seno del movimiento feminista estadounidense de los ‘70 y la oleada conservadora a partir de una campaña por la igualdad de derechos entre ambos sexos. La miniserie fue creada por Davhi Waller (guionista de Mad Men) y jugó al ping pong con los debates actuales. El viaje a la era Nixon-Ford-Carter, a su vez, sacó provecho de la estética y el sonido de esos años. También de un elenco notable encabezado por Cate Blanchett.

Clásicos pandémicos

La cuarentena dio lugar a un hábito especial: ver clásicos postergados de la era dorada de la tevé. Para millones, el encierro forzado implicó conocer a Los Soprano, Mad Men, Gilmore Girls, Borgen, The Office y/o The Wire. Conservas catódicas en buen estado, disponibles en diversas plataformas, sin fecha de vencimiento ni necesidad de freezer.

Fútbol yanqui

Nadie esperaba nada de Ted Lasso (Apple TV+) y fue un golazo. Serie apegada a la fórmula del “sapo de otro pozo” y las herramientas de la comedia feel good. Es querible, leve y sin ningún tipo de ínfulas. Las características describen su espíritu y protagonista: un entrenador de fútbol americano contratado para dirigir un equipo de la premier league inglesa. El personaje interpretado por Jason Sudeikis destila una bonhomía y nobleza infatigables. El lógico choque cultural tiró paredes con una fábula sencilla regaló los mejores gags de la temporada. Y sin dudas los mostachos más icónicos de este 2020. La señal confirmó que tendrá su continuación y su cierre en una tercera temporada.

El King del terror

El número de adaptaciones seriófilas de la obra de Stephen King estuvo apenas un escalón más abajo de sus vehementes tweets contra Donald Trump. Por Starzplay se estrenaron las tres temporadas de Mr. Mercedes y la segunda temporada Castle Rock. HBO, por su parte, le dio lugar a The Outsider. Según el oriundo de Maine, este carnaval de horror, gótico sureño y policial de investigación, fue lisa y llanamente una de las mejores recreaciones de su trabajo.

Apuesten al 23

“Lo tomé personal”. La frase de The Last Dance resonó hasta volverse meme. Porque esta es la historia de Michael Jordan en el equipo seis veces campeón de la NBA. Hubo algunas pinceladas de Scottie Pippen, Dennis “Gusano” Rodman y Phil Jackson, pero las volcadas, la lengua afuera, las polémicas de MJ y el número 23 se llevaron los flashes. En materia de egos, sólo Joe Exotic de la demencial Tiger King le ganó al basquetbolista de los Chicago Bulls.

El Veneno de la ficción ibérica

Fresco Camp. Melodrama sin pausa. Biopic de una transexual que alteró a la opinión pública española. Eso fue Veneno, la espectacular miniserie creada por Javier Calvo y Javier Ambrossi (Los Javis) y emitida por la plataforma Atresplayerpremium. A su vez, describió el coming out de Valeria Vegas (Lola Rodríguez), la periodista que escribió las memorias de esa lengua karateca llamada Cristina Ortiz. Relato sorprendente, prolijamente enmarañado, recargado desde lo narrativo y colorido en el plano visual, fragmentado en tiempos y con tres actrices trans a cargo del protagónico. Veneno exploró la fábula, lo mediático, lo real y su relevancia de su aparición para el colectivo LGTBIQ. Y, vale decir, lo hizo con un inocultable amor por su protagonista.

Inseguras y destruidas

Issa Rae y Michaela Coel son las creadoras de Insecure (va por su cuarta temporada) y de I May Destroy You, respectivamente. Una es de L.A., la otra de Londres. Ambas series de HBO tocaron temas vitales, urgentes, con el sello de sus autoras, de lo más auténtico, fresco y punzante que puede verse en la actualidad.

 

De Albuquerque a Alaska

Hace un largo rato que Better Call Saul dejó de ser un spin off de Breaking Bad para transformarse en la mejor historia de un abogado jamás contada. Jimmy McGill (Bob Odenkirk) está a un paso de la mutación en su alter ego: el hombre que en un futuro aconsejará a Walter White, y un poco más adelante querrá salvar su pellejo en las gélidas tierras de Alaska. Quintas partes nunca fueron tan buenas.

Sci-fi a escala humana

La tercera temporada de Westworld (HBO) abandonó el parque de diversiones y presentó a hombres y mujeres en modo robótico. El tecnothriller Devs (Fox Premium) ofreció otras preguntas trascendentes. Tales From The Loop (Amazon Prime Video) fue un paso más allá. El Deus ex Machina aquí tiene su cara amable y vitalista. La inspiración fue un libro de ilustraciones con entornos futuristas y fascinantes del sueco Simon Stålenhag. La premisa es la de explorar el pueblo y la gente que vive encima de “The Loop” (el bucle), una máquina construida para descubrir e indagar los misterios del universo. ¿El resultado? Sci-fi a escala humana.

La caza real

El toque monárquico lo dieron The Crown (Netflix) y The Great (Starzplay). El prisma de Isabel II (Olivia Colman) es el auténtico goce de la creación de Peter Morgan. En su cuarta temporada, la vida íntima de la realeza y de todo el pueblo británico se sacudieron por la irrupción de Lady Di (Emma Corrin) y Margaret Thatcher (Gillian Anderson). Los diálogos chispeantes, el regodeo de la puesta en escena y la memoria emotiva en pantalla se apuntalaron con este tridente ofensivo conformado por la reina, la nuera y la Dama de Hierro.

The Great, por su parte, presentó “una historia real… en ocasiones”. La entrega de Tony McNamara siguió el ascenso de Catalina de Rusia (Elle Fanning) en clave satírica y pop moderna. Las licencias históricas, el tono desvergonzado y el manierismo visual fueron las claves de un relato que enseñó las garras del poder.

Los voy a defraudar

Space Force (Netflix) y Run (HBO) venían precedidas por grandes nombres dentro y fuera de la pantalla. Ni Greg Daniels, Steve Carell, Phoebe Waller Bridge y Merritt Wever, levantaron el amperímetro de dos series confeccionadas a desgano. No fueron las peores, simplemente un “meh”.

Ricos en la ruina

Schitt’s Creek (Comedy Central) fue una de las grandes sorpresas del 2020. Más que nada por lo que esta serie sobre unos Beverly Ricos al revés lograron en los Emmy: se llevaron el póker en las categorías de actuación y todos los galardones por los que competía en los premios. Fue un broche de oro para la comedia que contó con el soporte de Eugene Levy, entertainer de larga data, reconocible por sus cejas tupidas y humor embarazoso.

The Undoing (HBO) presentó a los Fraser, otro clan vip viniéndose a pique. La miniserie dirigida por Susanne Bier y producida por David E. Kelley (showrunner de Big Little Lies), se mantuvo fiel al carril del whodunit. ¿Los tres focos? Un asesinato, las hipocresías de la clase alta de Nueva York y el formidable guardarropa de Nicole Kidman. Fue la serie más comentada del final de temporada.

La N roja de sangre

Los documentales policiales Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía y Carmel: ¿Quién mató a María Marta? fueron devorados cual material de Hitchcock. Bañados de intriga, demostraron -más allá de las discusiones sobre la objetividad del género- la enorme capacidad de Netflix por instalar temas en la discusión mediática. Y también ofrendaron grandísimos personajes secundarios como Jaime Stiuso y Pichi Taylor.

Las ciudades pesadilla

Lovecraft Country (HBO) entregó una suculenta y enloquecida revisión del universo del autor de Los mitos de Cthulhu. Su protagonista debe atravesar una región donde el racismo más rancio convive con las aberraciones mitológicas concebidas por el autor sureño. Fue, posiblemente, la versión televisiva más acabada del “black horror”. El shock visual también fue relevante en Gangs of London (Starzplay). Más que por la guerra entre clanes, la serie de Gareth Evans se destacó por su dosis de hiperviolencia, la acción coreográfica y el hipnótico manejo de la cámara.

Los chicos no están bien

¿Corruptos? ¿Ambiciosos? ¿Sádicos? ¿Megalómanos? Así es la avanzada de The Boys (Amazon Prime Video). En su segundo año, la serie basada en el comic de Garth Ennis redobló su perversión al saturado género de superhéroes. “En nuestra realidad, serían una mezcla de políticos y estrellas de rock. Lo que significa que tendrían brillo, glamour, fama y adulación, pero también tendrían un efecto genuino en nuestro mundo. Ese sería el punto en el que serían comprados y convertidos en una marca”, explicó el autor. Esta temporada desarrolló más en profundidad lo que hay detrás del experimento que les otorga a los titanes sus poderes e incluyó el subtexto acerca de una siniestra corporación. Ah, y mucha, pero mucha, sangre brotando desde la pantalla.

Con los dedos en V

La mitología trekkie se mantiene a velocidad warp. Este año se sumó Star Trek: Picard (que aquí emite Amazon Prime Video) a la tercera temporada de Star Trek: Discovery (Netflix). La mirada de Patrick Stewart -una vez más en la piel del almirante espacial- es imposible de cuantificar en años vulcanianos.

Pandemia televisada

El impacto de la COVID-19 también afectó a la ficción seriada. En tanto varias tuvieron que reprogramarse, archivarse o directamente borradas del mapa (El mundo oculto de Sabrina), algunas se animaron a dialogar con el contexto de la pandemia. Un caso singular fue el de Staged, craneada por Infinity Hill (la productora de Axel Kuschevatzky) y emitida por la BBC. Desde el formato y lo temático, la comedia estuvo marcada por la cuarentena. Siguió a un grupo teatral que busca mantenerse activo bajo las nuevas reglas de distanciamiento social. En definitiva, la empresa protagonizada por David Tennant y Michael Sheen patentó la zoomedia.

 

La quinta temporada de This Is Us dio positivo en el hisopado. Para los Pearson hubo desfile de tapabocas, alcohol en gel y charlas mediadas por aplicaciones digitales. El premio a lo literal, sin embargo, se estrenó ayer por Netflix. Se trata del documental apócrifo creado por Charlie Brooker (Black Mirror) que destripa el año por terminar. “Diría que apestó como mierda de caballos pero sería injusto para los caballos y la mierda”, asegura el personaje de Leslie Jones, una de las que partícipes del mockumentary junto a Hugh Grant, Samuel L. Jackson, Tracey Ullman. Lisa Kudrow y Laurence Fishburne. “Espero que a los espectadores le parezca gracioso al menos uno de los muchos chistes del especial porque, hay que decirlo, en 2020 cualquier risa que emitas, no importa lo fugaz sea, representa una pequeña pero preciosa victoria”, sentenció Brooker. ¿Su nombre? Muerte al 2020.