"Tengo mucha fe en que va a ser ley", afirmó la senadora nacional del Frente de Todos por Chaco, María Inés Pilatti Vergara, en la previa a la sesión del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que se debate este martes en el Senado de la Nación.
Unos años antes al debate de 2018, sus hijos cumplieron un rol importante para que pudiera profundizar su mirada y no dudar en defender la legalización del aborto. "La postura de las y los jóvenes nos hacen ver que estamos tratando un tema de las nuevas generaciones. Tal vez nosotros tengamos que entender que no estamos legislando para nosotros, estamos legislando para ellos", expresó la senadora chaqueña en la sesión celebrada hace dos años.
Junto a un grupo de jóvenes, Facundo Cáceres, hijo de Pilatti Vergara, grabó un video elaborado por una red federal de periodistas donde explicó cómo fue el diálogo que mantuvo con su madre cuando le dijo que con la legalización del aborto "se iban a terminar esos abortos clandestinos que muchas veces terminan con la muerte de las mujeres o las personas gestantes que lo practican".
Según un estudio realizado por el medio de comunicación feminista LATFEM y Oxfam Argentina, 7 de cada 10 varones y 8 de cada 10 mujeres, de entre 15 y 25 años en Argentina, están de acuerdo con la práctica de interrupción de embarazos no deseados.
Con una fuerte presión por parte de sectores de la Iglesia, que se plasmó en el accionar de la expresidenta del Senado Gabriela Michetti, en 2018 el proyecto fue rechazado con 38 votos negativos, 31 positivos y 2 abstenciones. Este martes el Senado tiene la oportunidad de transformar la historia.
En diálogo con Página|12, Pilatti Vergara se mostró optimista sobre la aprobación de la iniciativa enviada por el Ejecutivo, analizó el nuevo escenario en la Cámara alta y destacó el rol fundamental de la juventud en la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito.
-- ¿Cuál es su expectativa en esta oportunidad?
-- Tengo esperanza que podamos tener una jornada histórica en sentido positivo. Más allá de los votos, confío en que en esta oportunidad algunos van a rever su postura y van a estar a la altura de las circunstancias.
-- ¿Qué diferencias hay con respecto a 2018?
-- Cambió bastante la discusión. Todos y todas sabemos de qué estamos hablando. Hay algunas posturas muy fundamentalistas basadas en creencias religiosas, algunas de buena fe, pero algunas otras más bien especulativas que es uno de los extremos que más me indigna del tratamiento de este proyecto de ley. Lamentablemente en este tema juega mucho el interés personal, político, electoral. Hace dos años hubo varios senadores que a pesar de tener hijes militantes a favor de la legalización del aborto, y estando íntimamente ellos de acuerdo con ello, han votado en contra. Se ha echado mucha luz sobre el tema y se ha tratado de desdramatizar, de sacarlo del eje extremo en que lo planteaban la Iglesia Católica y los evangelistas. Tengo mucha esperanza de que la gran mayoría de los senadores y senadoras van a entender que estamos votando para otras generaciones, para otros paradigmas que no tienen nada que ver con nuestros mandatos, con nuestros prejuicios de época. Es una demanda colectiva de miles de mujeres que han tomado esto como bandera de lucha. Como políticos deberíamos estar orgullosos de que se haya luchado tanto. No quisiera desilusionarlos no pudiendo dar una respuesta contundente y celebrar este 29 de diciembre la sanción de esta ley.
-- ¿Cómo influye que el proyecto lo haya enviado el Ejecutivo y Cristina Kirchner sea la presidenta del Senado?
-- Este proyecto viene con toda la militancia de quienes acompañan al Presidente de la Nación, y de él mismo como defensor de la iniciativa. Además, contamos con la presidencia de Cristina Kirchner que ya ha votado a favor. Siendo una mujer de mi generación, la vicepresidenta tuvo que deconstruirse como me deconstruí yo. Esta iniciativa se la pusieron al hombro desde el Ejecutivo hasta la presidencia del Senado, más allá de la posturas caprichosas de algunos. Tengo mucha fe en que va a ser ley y vamos a poder darle esa satisfacción a ese gran colectivo de mujeres que la pelearon, le pelean y la van a seguir peleando por este tema y por muchos otros, por terminar de una vez y para siempre con todo los mandatos del patriarcado. Este despertar del colectivo feminista vino para quedarse, está marcando agenda y la va a seguir marcando.
-- En su discurso de 2018 contó que hace unos años no tenía la misma postura y que sus hijos le abrieron la cabeza. ¿Cómo fue ese proceso?
-- El planteo de Facundo (hijo) fue unos años previos al 2018, cuando se habló de la posibilidad de que se enviara el proyecto. Yo ya tenía una idea formada a favor, pero un día me llama Facundo y me dice 'mamá, si se discute el aborto en el Senado ¿cómo vas a votar?'. Yo le dije que todavía no tenía una decisión tomada y él me dijo, 'pero mamá, ¿qué estás diciendo? vos toda la vida nos enseñaste a pelear por el más débil, por quien está en condiciones de desigualdad, ¿vos no te das cuenta que las mujeres que no tienen recursos están en condiciones de desigualdad? ¿qué me estás diciendo?'. A partir de ahí jamás tuve la más mínima duda. Mis hijos tienen 30 años y lo que me extraña de los pibes es que, a pesar de haberse criado también en un ambiente machista porque tenemos años de patriarcado encima, viven las cosas con otro respeto, con otra consideración.
-- ¿Cuál es su mirada sobre la juventud?
-- Yo milito mucho con los jóvenes porque me siento totalmente identificada, porque los veo con una fuerza, un compromiso. Tal vez sea el único sector político que de buena fe y con toda la pasión abrazan las banderas que decidan levantarse. Creo fuertemente que hay que apostar a ellos, acompañarlos, empujarlos, escucharlos porque nosotras las mujeres de mi generación ya no legislamos para nosotras, legislamos para ellos. Eso es lo que dijo hace dos años Juana, quien era presidenta del centro de estudiantes del Colegio Nacional Buenos Aires. Tengo vívida su mirada cuando nos dijo, 'ustedes tienen que entender que están legislando para nosotres, sáquense toda la carga que traen de tantos años de opresión y piensen en nuestros derechos, en nuestra forma de querer vivir, decidir, enfrentar la vida'. Yo estoy convencidísima y sumamente orgullosa de las luchas de los pibes, de las pibas y los colectivos feministas. Y lo menos que puedo hacer es poner este granito de arena que es el voto positivo.
-- ¿Le tocó atravesar alguna situación de presión o violencia por su postura?
-- Personal no. Mi postura es conocida hace mucho. Saben que cuando yo tomo una decisión no hay amenaza que valga sobre mi postura. Si algo me mantuvo en el tiempo, políticamente hablando, fue la coherencia ideológica, incluso cuando muchas veces me he tenido que enfrentar con compañeros de mi propio espacio. Obviamente recibí un montón de pedidos de amistad que te das cuenta que es gente en contra del aborto, pero ni los abro. No quiero amargarme y discutir con gente que no voy a poder hacer cambiar de idea. Hoy la mayoría de la gente sabe de lo que hablamos. No hablamos de aborto si o aborto no, hablamos de aborto clandestino o aborto legal. Nadie está promoviendo el aborto, nadie está en contra de ninguna vida.
-- ¿La oposición puede rechazar el proyecto porque fue enviado por el Ejecutivo?
-- Me indignaría saber que el proyecto puede llegar a considerarse como un triunfo de Alberto o de Cristina y que voten en contra con un tema tan sensible que tiene que ver con los derechos más elementales de salud y de vida de las mujeres. No puedo creer que haya un razonamiento político tan distorsionado como para viciar una decisión tan importante. Quiero creer que es parte de lo que se dice de uno y otro lado para que nadie esté seguro. No puede haber gente dispuesta a votar en contra de algo que ya ha votado positivamente o considera que deba votar positivamente.
-- ¿Qué significaría que el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo se convierta en ley?
-- Significaría llevar un poco de equidad y justicia en una situación que existe desde que tenemos uso de razón. Estamos hablando de condiciones de igualdad, del mismo tratamiento, del mismo derecho para todos y todas. Yo siempre cuento la anécdota de que cuando tenía 16/17 años pasaba por el consultorio de una médica que sabíamos que hacía abortos. Esta mujer los practicó toda la vida y las personas de clase media que tenían recursos económicos se hacían los abortos con todas las condiciones de higiene y seguridad. Y sabía que tantas otras que no contaban con esa suerte caían en manos de cualquiera, en el peor de los casos se terminan muriendo o quedan con sus úteros inutilizados de por vida para cuando quieran tener un hijo como proyecto de vida, buscado, deseado y amado. Hay que terminar con esta hipocresía. Si una de nuestra banderas históricas como peronistas es la justicia social, nosotros no podemos votar de otra forma que no sea positivamente.