Una puerta de entrada hacia el universo de Diego Martez. Esa podría ser una buena síntesis de En vivo en el Teatro Argentino de la Plata: 15 años, el disco que acaba de lanzar el cantante, guitarrista y compositor platense. Un título informativo, simple y directo, sin rebusques. Pero que funciona como una guía para recorrer varios años de canciones, búsquedas, encuentros musicales y cambios de vestimenta.
“Para mí, la música es compartir y jugar un poco con todos los lugares posibles”, dice Diego, que encontró su voz y paisaje sonoro entre Marilyn Manson, Silvio Rodríguez y Leda Valladares. El rock, la música electrónica y la canción folklórica latinoamericana conviven en su obra y se reflejan a lo largo de los doce temas de este disco, grabado el año pasado en la sala Ástor Piazzolla del teatro platense.
Un repertorio que recorre, de manera cronológica, desde su paso por la canción más acústica y folk del primer disco -Proyecto volumen 001 (2002)- hasta el folklore digital de Lo perdido (2017), pasando por el pop-rock de Plástico (2009). “Es un compilado de toda mi música, con el sonido actual -sintetiza-. No canto como en 2002, por eso la idea fue buscar las sonoridades de ahora. Es una celebración”.
Por eso, el disco también tiene un registro audiovisual y la idea es lanzar diez videos, como el que se dio a conocer de Constelación, con participación de las uruguayas Malena Muyala y Julieta Lizzoli. “Se vinieron desde Uruguay sólo para cantar un tema, ¡eso es impagable!”, se alegra. En breve, verá la luz el registro de la oscura y electrónica Naufraga, con Nat Soulé.
La unión y la fuerza
Un aspecto central del disco es el trabajo colaborativo. Hay casi un invitade por canción, y la participación de un coro. “Con todas las personas que estuvieron invitadas al show, tuvimos un vínculo. Con Pablo Matías Vidal, por ejemplo, venimos haciendo música y compartiendo recitales y giras hace más de quince años. En esta celebración, era importante que estuvieran mis amigues y artistas que admiro profundamente”, explica el cantautor.
Con Vidal, por caso, interpretan una versión de Reloj, y terminan volando hasta los cerros con la voz. Un viaje folklórico que continúa con los tonos cósmicos y ancestrales de Silvia Gómez, invitada en Será tu verdad. Un elenco de colaboraciones que se completa con Cata Raybaud, María Ezquiaga, La Nadia Matilde y un dúo con Charo Bogarín en El viento al fin serás, como cierre del disco.
“Aunque sea un proyecto solista, me gusta trabajar la música en comunidad, con gente importante, personas a las que escucho y con las que también me junto. Es maravilloso que estas bestialidades hayan puesto el cuerpo”, refuerza. Y también destaca el trabajo junto a su banda, en especial, los arreglos de cuerdas de la violinista Fernanda Ortega Passalacqua.
En estas canciones aparece mucho tu faceta de cantor, ¿venís profundizando esa búsqueda?
--Sí, estoy trabajando mucho mi forma de ser cantor y decidor. En el próximo disco aparecen unas maneras de cantar que fueron sucediendo con el tiempo, lugares que me gusta transitar. Voy buscando permanentemente mi voz, sin quedarme en lo fácil. Trato de desafinar las notas, romper, jugar conmigo mismo. Como Violeta Parra: romper todos los esquemas y ponerme en jaque todo el tiempo. Gabo Ferro, Violeta y Silvio Rodríguez son las personas que me dijeron en sus canciones: “Dale, vamos, hacé música”. Y si a alguien le gusta o no, ya no es un problema mío. Si no me buscara cuando canto, dejaría de hacerlo.
Y Leda Valladares, que te llevó por las formas andinas y del norte, el mundo de la vidala y la baguala...
--¡Leda Valladares! Cuando estaba estudiando, descubrí el disco América en Cueros, y fue similar a cuando escuché a Violeta Parra por primera vez: "Esto es punk rock, es contracultural", pensé. Me volví loco. Ahí fue cuando empecé a trabajar sobre mi voz folklórica y a descubrir que había otros laberintos.
El platense tiene otras noticias importantes para dar: hay un disco nuevo, casi listo, a salir en 2021. “Estamos maqueteando y produciendo todo con la banda”, le cuenta al NO. “Es como la continuación de Lo Perdido, pero más elevado a nivel sonoro, lírico y político. Siguen los paisajes, aunque es un poco más electrónico. Tiene a la canción por sobre todo, y a su vez, cada canción es un pequeño refugio”, adelanta.
La Plata es un lugar de mucho movimiento musical, de tradiciones y vanguardias. ¿Cómo ves la escena en la actualidad?
--Como un lugar de resistencia absoluta. Hay un montón de música impresionante, que hay que investigar y escuchar. En todos los géneros: desde el freestyle hasta el tango. La Plata es un lugar de cultura viva, pero en este momento estamos en una emergencia terrible, el gobierno platense está cercenando espacios culturales. Estamos trabajando para que haya más actividad cultural.