El gobierno quiere acelerar el ritmo de avance de la obra de las represas hidroeléctricas en Santa Cruz y así llegar a fines de 2023 con la primera turbina en funcionamiento. Se trata del proyecto de infraestructura más importante en marcha en el país, por el presupuesto involucrado, la relación estratégica con China y el aporte energético que supone. La obra acumula un largo historial de contratiempos: crisis internacional subprime, ninguneo político por parte de Mauricio Macri, amparo medioambiental en la Justicia, cambio en el diseño de la construcción en una de las presas y pandemia. Aun así, el Ejecutivo espera que 2021 sea el año de mayor despliegue de la obra.
La construcción de las represas Cóndor Cliff (Néstor Kirchner) y Barrancosa (Jorge Cepernic) junto al emplazamiento de la línea de alta tensión de 170 kilómetros para conectar a centrales con el sistema interconectado emplea a unas 2300 personas. Las dos centrales permitirán incorporar 1310 MW de potencia al sistema eléctrico nacional, entre los 950 MW de Cóndor Cliff y 360 MW de Barrancosa. La generación eléctrica prevista equivale a un 4 por ciento del total de la generación del país.
El presupuesto total provisto por el financiamiento de China es de unos 4100 millones de dólares. Las obras están a cargo de la empresa china Gezhouba, dueña de un 60 por ciento de la Unión Transitoria de Empresas (UTE), junto a Electroingeniería (36 ciento) e Hidrocuyo (4 por ciento). Gezhouba aporta el mayor caudal de tecnología, equipamiento y desarrollo ingenieril. Para China, las represas son cabecera de playa en megaobras de infraestructura en América latina, por lo cual tiene importancia estratégica.
Qué pasó y lo que viene
La actividad en 2020 estuvo primero afectada por el recambio de gobierno y a partir de marzo, por la pandemia. La trabajos a lo largo de 2020 se registraron más intensamente en la represa Barrancosa, ya que Cóndor Cliff quedó parcialmente frenada por el cambio del plan de construcción, al detectarse una falla técnica en el lugar original en donde se iba a construir. Los números oficiales marcan que a comienzos de 2020 el grado de avance físico de la obra total era del 17 por ciento y actualmente es del 24 por ciento, lo cual representa un incremento modesto. La partida asignada a la obra en 2020 fue de 8 mil millones de pesos (unos 95 millones de dólares al actual tipo de cambio oficial). Ese dinero fue ejecutado y ampliado en 4 mil millones adicionales.
“Para 2021 proyectamos avanzar a un 2 por ciento mensual, con el objetivo de recuperar ritmo de obra y cumplir con el plan de trabajo que prevé tener la primera turbina de Cepernic –Barrancosa funcionando para el segundo semestre de 2023”, indicó a este diario Andrés Cirnigliaro, titular de IEASA, la empresa pública que cumple el rol de comitente de la obra, encargada de gestionar el ingreso del financiamiento proveniente de China. Para 2021 están presupuestados 14 mil millones de pesos para las represas, aunque desde IEASA esperan poder ampliar esa partida. Por lo pronto, se negocia con los chinos un desembolso de 300 millones de dólares para febrero.
El laberinto de las represas
El proyecto de las represas sobre el río Santa Cruz sufrió una larga serie de obstáculos, desde su primera presentación antes del estallido de la crisis internacional de las hipotecas subprime en 2008. Luego de que en marzo de 2015 el proyecto comenzara a avanzar, en 2016 se modificaron las condiciones técnicas (de 1700 MW a 1300 MW) y además la obra fue desplazada del radar de las prioridades por decisión del gobierno de Mauricio Macri. En 2017, la Justicia frenó el proyecto a raíz de un amparo ambiental, que luego la Corte Suprema revirtió. Si el plazo original de obra se hubiera respetado, las represas habrían inaugurado en 2020.
Cuando la obra se retomó, en 2019, se produjo un cambio en el diseño en la construcción de la Cóndor Cliff a raíz de un “deslizamiento” en uno de los taludes de contención. Si bien en marzo pasado se definió la factibilidad de la obra con el nuevo diseño, en esa represa se realizaron sólo trabajos complementarios en 2020.
Impacto ambiental
La dimensión de las presas sobre el río Santa Cruz enciende alertas sobre el impacto sobre la fauna y el Lago Argentino y sus glaciares. En este último punto, los expertos del proyecto resaltan la relevancia de haber reducido el tamaño de la presa Cóndor Cliff (Néstor Kirchner), que permitiría el "desacople" con el Lago Argentino. El IEASA tiene en marcha convenios con el Conicet para evaluar el impacto sobre el glaciar.
Asimismo, está en desarrollo un proyecto de estudio sobre el impacto en los peces residentes y migrantes del río y el lago. La investigadora del Conicet Carla Riva Rossi explicó a este diario que "hay un compromiso en desarrollar la tecnología de sistemas de paso para los peces y de mantener el caudal ecológico del río aguas abajo de la presa, para conservar la biodiversidad biológica". Más allá de la gestión del nivel de agua de la presa para evitar el impacto aguas arriba y aguas abajo, también la construcción exige el desvío del río, lo cual implica un fuerte impacto medioambiental que los expertos exigen minimizar.