La confianza sobre la posibilidad de que el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo fuera aprobado por el Senado se transformó en certeza a los pocos minutos del comienzo del debate. Norma Durango, Presidenta de la Banca de La Mujer y miembro informante por el oficialismo, anunció en el recinto lo que era un secreto a voces: el Ejecutivo iba a modificar el proyecto en la reglamentación. Ese gesto, producto de una fuerte negociación que se llevó adelante a lo largo de la última semana, garantizó los dos votos necesarios para esperar el final del debate sin mayores sobresaltos.
Durango anunció puntualmente que se había acordado el veto parcial a dos incisos de la norma para eliminar la palabra “integral”. La promesa fue suficiente para que tanto Alberto Weretilneck como Edgardo Kueider terminarán por adelantar su apoyo a la iniciativa.
La intensidad de las negociaciones que se llevaron a cabo desde que el proyecto cruzó el Salón de los Pasos Perdidos y llegó al Senado dejaron en claro que para el oficialismo la legalización del aborto no era un proyecto más. La decisión del presidente Alberto Fernández de despejar su agenda del martes por la tarde para poder ocuparse de algún imprevisto que pudiera surgir, lo ratificó.
El tándem construido por la Ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, la secretaria Legal y Técnica de la Presidencia, Vilma Ibarra, y el bloque de senadoras verdes encabezadas por Anabel Fernández Sagasti fueron claves para acercar posiciones con el exgobernador Alberto Weretilneck. Pero, sin dudas, el peso de la voluntad política del Ejecutivo y las negociaciones que llevó adelante el propio presidente Alberto Fernández fueron determinantes para terminar de inclinar la balanza hacia la aprobación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
En las últimas semanas el Presidente mantuvo dos reuniones claves. Aprovechó su paso por Entre Ríos para asegurarse que el senador Edgardo Kueider no votaría en contra del proyecto, y dejó abierta la puerta para que en caso de ser necesario acompañara. De una manera similar se construyó el acuerdo con el senador salteño Sergio “el oso” Leavy. Finalmente ambos votaron a favor. En un escenario que se presumía parejo, la gestión del Presidente rompió la inercia que la Cámara alta traía desde 2018.
Todo el trabajo realizado durante meses se terminó de consolidar cuando la senadora radical por Entre Ríos, Stella Maris Olalla, confirmó poco después de las 21.30 que acompañaría el proyecto. Media hora más tarde llegaría la confirmación de la neuquina Lucila Crexler.
Con el correr de la sesión la tendencia se fue haciendo irreversible. Al cierre de esta edición, las verdes pronosticaban que el resultado podría ser igual que al de la votación de 2018, pero en el sentido inverso. En aquel entonces, fueron 38 votos negativos y 31 positivos. El esfuerzo del Ejecutivo y de las senadoras verdes del oficialismo se vio coronado por casi un ciento por ciento de efectividad sobre los legisladores que públicamente no habían tomado posición o se habían pronunciado como indecisos.
“Tarda en llegar, y al final hay recompensa”, la frase que le pertenece a Gustavo Cerati y que inmortalizó Mercedes Sosa sintetiza la sensación que a esa hora ya reinaba entre los representantes del Poder Ejecutivo que se acercaron hasta el Senado para seguir la sesión en vivo. El Ministro de Salud, Ginés González García, Vilma Ibarra y Elizabeth Gómez Alcorta, fueron las caras visibles del Gobierno en los palcos del Senado. Ninguno de ellos disimuló su satisfacción ante el devenir de la sesión.
Los rumores de los acuerdos que le podían dar una holgada mayoría al oficialismo a la hora de votar se esparcieron por el Congreso poco antes del comienzo de la sesión. En ese marco, y ante lo inevitable, la senadora tucumana y vocera de los celestes en la Cámara alta, Silvia Elías de Pérez, improviso una conferencia de prensa para anunciar que en caso de que la norma fuera aprobada los grupos “provida” no dudarían en recurrir a la justicia para objetar su constitucionalidad.
El anuncio de Elías de Pérez se leyó en los pasillos del Congreso con la asunción de una derrota. La senadora tucumana, junto a los diputados del ala dura del PRO trabajaron hasta última hora para lograr que algunas de las legisladoras de Juntos por el Cambio no acompañarán el proyecto del Ejecutivo.
Más allá de que desde las 16, horario en que comenzó la sesión, los verdes sabían que la madrugada los encontraría festejando la sanción de la legalización del aborto nunca dieron por terminada la batalla. Ni siquiera cuando los indecisos empezaron a confirmar en el recinto su voto positivo. "Esto no termina hasta que se vota, y los votos se cuentan de a uno y sólo cuando están en el tablero", sentenció una vocera ya cerca de la medianoche. Pese a que esa hora, dentro y fuera del recinto, todos sabían que finalmente sería ley.