Tras la sanción de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, tanto la institucionalidad católica como los sectores conservadores de las iglesias evangélicas coincidieron en reiterar la posición que ya habían adelantado en contra de la norma y expresaron su pesar por el resultado de la votación en el Senado, formulando también críticas a los legisladores que con su decisión hicieron posible la sanción de la ley. Por su parte, sin hacer referencia directa a la Argentina, el Papa aprovechó la última audiencia del año en la Biblioteca del Vaticano para decir que “los cristianos, como todos los creyentes, bendicen a Dios por el don de la vida”, porque “vivir es ante todo haber recibido la vida”. Subrayó que “todos nacemos porque alguien ha deseado para nosotros la vida”. Sin resignar su punto de vista sobre el tema, Francisco eludió toda mención directa a la ley argentina, respaldado también en su condición de jefe de estado del Vaticano que no se entromete en las cuestiones internas de otro país, ni siquiera de aquel que lo vio nacer.
En cambio, la Conferencia Episcopal sostuvo en un comunicado que “esta ley que ha sido votada ahondará aún más las divisiones en nuestro país” y expresó su agradecimiento “a los diputados y senadores que valientemente se han manifestado a favor del cuidado de toda la vida”. A pesar de la dureza de los términos utilizados en la declaración, los obispos católicos decidieron en este caso no emitir un documento formal y optaron por un comunicado firmado por el sacerdote Máximo Jurcinovic, director de prensa del Episcopado, en el que no obstante se ratifica en todos sus términos la ya conocida posición de la jerarquía eclesiástica sobre el tema.
En sintonía con lo sostenido por los obispos católicos, la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) lamentó “la decisión que tomaron las dos Honorables Cámaras de Diputados y Senadores de la Nación” y manifestó que en “este tiempo de discusión sobre el poder de unos sobre la vidas de otros, ha mostrado una vez más el inmenso egoísmo del ser humano frente a otro ser humano desvalido, inocente y vulnerable”. Para los evangélicos representados en ACIERA “sin lugar a dudas, hoy la Argentina retrocedió siglos de civilización y respeto al derecho supremo de la vida”.
Los pronunciamientos dejaron expuestas en este caso claras coincidencias entre la CEA y ACIERA poniendo de manifiesto una convergencia poco habitual entre la jerarquía católica y sectores evangélicos enrolados en las posiciones más conservadoras, cuando se trata de otros temas de consideración pública.
Lamentamos “profundamente la lejanía de parte de la dirigencia del sentir del pueblo, el cual se ha expresado de diversas maneras a favor de la vida a lo largo y a lo ancho de nuestra Patria”, afirman los obispos católicos. “Vivimos la sensación contundente de que la Mayoría Celeste no fue escuchada, mucho menos tenida en cuenta”, sostienen los evangélicos.
““La Iglesia en la Argentina quiere ratificar junto a hermanos y hermanas de distintos credos y también a muchos no creyentes, que continuará trabajando con firmeza y pasión en el cuidado y el servicio a la vida”, dice el comunicado de la Conferencia episcopal y agrega que “tenemos la certeza de que nuestro pueblo seguirá eligiendo siempre toda la vida y todas las vidas”.
“Hoy no es un día feliz. Pero también hemos ganado. En esta lucha, hubo un verdadero avance celeste. Una muestra de compatriotas dispuestos a expresar y luchar por sus convicciones”, afirma ACIERA en su declaración, para agregar luego que “quizás hoy tengamos un sabor amargo en nuestras bocas, pero las mismas bocas no callarán jamás cuando deban defender, cobijar, cuidar, amar, restituir, acompañar y sanar a quienes se arrepientan o no, de sus malas decisiones”.
Profundizando en la idea extensamente proclamada por los obispos acerca de la “inoportunidad” del momento del debate dadas otras urgencias que existen en el país, el comunicado católico reafirma su determinación de seguir trabajando por “las auténticas prioridades que requieren urgente atención en nuestro país: los niños y niñas que viven en la pobreza en cantidad cada vez más alarmante, el abandono de la escolaridad por parte de muchos de ellos, la apremiante pandemia del hambre y la desocupación que afecta a numerosas familias”.
Llama la atención también que en el mismo párrafo se haya incluido una mención a la “dramática situación de los jubilados, que se ven vulnerados en sus derechos una vez más”, siendo que el mismo martes se aprobó en Diputados una nueva fórmula de actualización de los haberes previsionales.
En sintonía con sus obispos también se manifestó el sacerdote José María “Pepe” Di Paola, referente de los curas villeros, y uno de los más acérrimos defensores de “las dos vidas”, quien calificó de "vergonzoso" que el Congreso haya aprobado la ley de despenalización del aborto, cuando la gente de los barrios populares y de las provincias –dijo- "pide a gritos" que se traten otros temas más urgentes en tiempos de crisis socio sanitaria. Según el cura los legisladores que votaron positivamente la ley no representaron a los barrios populares y a las provincias, sino a "los grandes monopolios y a estas indicaciones que vienen de afuera y son grandes negocios". Aseguró además que "hay un montón de temas donde nuestros dirigentes se hacen los distraídos”.
Según Di Paola “las mujeres de los barrios populares piden por temas de salud que tienen que ver con ellas y con sus familias, pero nada tienen que ver con el aborto” y sostuvo que “en nuestros barrios queremos que se traten los temas que tienen que ver con la seguridad, con el trabajo, con la educación, con la conectividad o con tener una casa”.