El destino quiso que en el mismo día en que las mujeres argentinas accedieron por ley al derecho de un aborto seguro y gratuito, también un tribunal confirmó la pena a prisión de dos personas involucradas de manera directa en la muerte de Paula Perassi, como desenlace de un aborto forzado y clandestino, ocurrido en setiembre de 2011, y por el que los padres de la víctima todavía esperan para saber qué ha sido del cuerpo de su hija.

"No queremos personas presas, yo quiero a Paula", sollozó Alicia Ostri ayer en Tribunales, luego de que las juezas de la Cámara Penal Bibiana Alonso, Gabriela Sansó y José Luis Mascali rechazaran la apelación de la defensa y ratificaran la condena a 17 años de prisión para Gabriel Strumia y a 6 años y medio de reclusión para su esposa, Roxana Michl. Este matrimonio, junto a otros siete imputados (entre civiles y policías) habían sido absueltos en mayo de 2019, lo que resultó un escándalo porque de esa manera la Justicia en primera instancia pretendía cerrar sin culpables la desaparición de Paula. Fiscales y querellantes apelaron, y en revisión Strumia y Michl fueron condenados. Y ante una nueva apelación, ayer la sentencia quedó firme.

Strumia, quien tenía una relación extramarital con Paula, resultó culpable de "privación ilegal de la libertad coactiva, agravada por tratarse la víctima de una mujer embarazada", y Michl como "partícipe necesaria" de ese delito. 

El túnel negro de San Lorenzo

“Esperamos nueve años y tres meses, pero esto no es lo que buscábamos, esto es como una aspirina para un cáncer. Tiene que aparecer el cuerpo de mi hija, es lo que nosotros siempre buscamos. Ellos saben, que lo digan. Tantas cosas han pasado y tengo mil cosas para preguntar pero no lo voy a hacer en caliente”, dijo Alberto Perassi, a quien tantos años de dolor incierto le han hecho mella. A su lado, Alicia musitó: “No sé que les voy a decir a mis nietos. Es muy triste lo que nos pasa. Falta la madre, qué les voy a decir. Quiero más justicia, saber dónde está Paula, y si hay policías involucrados que caigan ellos también”.

Hasta mayo de 2019, estuvieron imputados los policías de San Lorenzo Jorge Krenz, Adolfo Daniel Puyol, Gabriel Godoy, María José Galtelli y Aldo Gómez, más la partera Mirta Rusñisky y el camionero Antonio Díaz. El tribunal compuesto por Griselda Strólogo, Álvaro Campos, y Mariel Minetti absolvió a todos esa vez.

“Queda claro -analizó ayer Perassi- que todo arranca mal desde la Justicia de San Lorenzo, cuando las tres patas que nos tenían que cuidar estaban en complicidad: poder político, poder judicial y la policía. El Tribunal no se equivocó en ratificar a estas dos personas, pero falta gran cantidad de gente. Está todo el otro malandrinaje que hizo todos los trabajos. Acá hubo complicidad de la política, la policía y la justicia de San Lorenzo. Hay un túnel negro en San Lorenzo, que hay que empezar a iluminar”, dijo una vez más. 

La Justicia así dio por comprobado que ante un embarazo indeseado de Paula, Strumia la hizo salir de su casa de San Lorenzo aquel 18 de setiembre de 2011, y que la llevó por la fuerza o con engaños, y con la ayuda de un empleado, hasta una casa en Timbúes donde fue sometida contra su voluntad a un aborto. Cursaba un embarazo de 6 semanas. La mujer murió en esa intervención y desde entonces, Strumia y todos los que fueron imputados callaron el destino del cuerpo de Paula Perassi. 

Luego, en la sentencia se atribuye a Strumia y a Michl haber realizado múltiples maniobras para intentar desviar la investigación y la búsqueda de Paula. Por ejemplo, conservar el teléfono móvil de Paula para luego enviar desde ese aparato mensajes a la familia diciendo que se había ido por su voluntad, que estaba en San Juan y que no la buscaran. También, haber instado Michl a su hijo para que mintiera en una declaración acerca de haber visto a Paula en un parador de Timbúes semanas después de su desaparición, cuando luego eso se demostró que era falso. 

La Justicia esta vez le otorgó entidad a los dichos de un amigo de Paula, quien chateaba con ella y estaba al tanto de su angustia por la situación que afrontaba. Ese testimonio, para los jueces, fue "la voz de Paula", algo que la defensa de Strumia y Michl habían pretendido que no existía. Fue lo novedoso del fallo: la perspectiva de género del tribunal (ver aparte).

Quedó latente el saldo de impunidad que abriga aún el caso, cuando otros siete imputados (cinco de ellos, policías) resultaron absueltos. En el fallo de ayer, el tribunal cita el testimonio del antropólogo sanlorencino Juan Nóbile, del Equipo Argentino de Antropología Forense, quien dijo que "una sola persona no puede hacer desaparecer a nadie, que es necesario una estructura desaparecedora" y que, sin embargo, "en el fallo de segunda instancía dicha estructura desapareció", observó el tribunal.