¿Qué esconde el humo irrespirable, el que destroza la biodiversidad del humedal? En esta senda se adentra Detrás del humo, el documental de la Universidad Nacional de Rosario que se estrena hoy por Canal Tres a las 13.30, y a las 20 por la página de Facebook de la Universidad (@UNRoficial) y por el canal de YouTube (UNRoficial).

El trabajo surge de la confluencia de dos grupos de trabajo. Por un lado, el que integran Dana Tameron, Mario Armas y Belén Bertero, por Unicanal –el canal digital de TV de la UNR-; junto con la producción periodística de Jorgelina Hiba, Diego Fiori, Lisandro Leoni y Nicolás Maggi, integrantes de Radio UNR. “Este documental surge y nace de nuestra propia inquietud, como realizadores, de cubrir un evento que aparentemente se reitera todos los años, pero esta vez con una contundencia especial, con el humo en la ciudad y nosotros encerrados en el contexto de pandemia”, explica Mario Armas a Rosario/12.

“Junto a Dana Tameron y Belén Bertero, todos integrantes del equipo de Unicanal, empezamos a trazar ciertas líneas de conexión entre la pandemia y el modo de producción que incendiaba los humedales. En la producción periodística nos acompañó el equipo de Apuntes y Resumen, de Radio Universidad. Así surgió el documental. A partir de la posibilidad de realizar con los recursos con los que contábamos y según los permisos de los que disponíamos para circular o quedarnos en el estudio”, continúa Armas.

Detrás del humo reúne 30 minutos de investigación, y entre las voces partícipes figuran las de Néstor Di Leo, ingeniero agrónomo del Centro de Estudios Territoriales de la UNR; Graciela Klekailo, licenciada en Genética, doctora en Ciencias Agrarias de la UNR; Eugenio Magliocca, vocal de la Dirección de Parques Nacionales perteneciente al Ministerio de Defensa; Romina Araguas, abogada ambiental perteneciente a la ONG “El Paraná no se toca”; y Juan Camelia, integrante de la Multisectorial por los Humedales.

Jorgelina Hiba relata que “en Radio Universidad hicimos muchas notas en relación a las quemas, de manera tal que pudimos elegir los entrevistados que mejor nos parecía podían brindar datos y retratar distintas miradas y segmentos sociales. Sobre ese abanico de voces diferentes tratamos de organizar e intercalar las entrevistas. Cuando fuimos a las islas por primera vez, después de las quemas, fue muy impresionante ver cómo quedó el territorio. Es gravísimo. Me da la sensación de que atravesamos la peor crisis socio-ambiental de la historia de la ciudad, entre la pandemia, la quema y el humo”.

En cuanto a la captura de imágenes, Armas comenta que “el rodaje coincidió con el aumento de casos de contagio y hubo muchas restricciones, la navegación en el río estaba prohibida. Fue complicado tomar imágenes, y nos propusimos tomar testimonios de personas involucradas, así como a quien hablara desde la sociedad organizada, ya que se estaba viendo claramente una gran participación ciudadana. Al ir recopilando información y haciendo el documental fueron apareciendo las quemas extensivas en toda la franja del humedal, en Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires. El documental crecía conforme lo hacía el conflicto. Fue así que contamos con el apoyo de muchísimas personas y organizaciones que nos brindaron imágenes desinteresadamente, con el interés de que se difundiera la importancia del conflicto y del humedal”.

Hiba está convencida de que "la agenda ambiental y la de género, feminista, son las dos agendas transversales a prácticamente todos los temas. Creo que los medios rosarinos y regionales estuvieron a la altura, tomando el tema como una cuestión propia y territorial. Me parece muy valiosa esa apropiación de nuestro paisaje y territorio, algo tal vez antes no tan marcado. Eso hizo un quiebre, una bisagra, con mucha participación social, más aún en este año tan espantoso de enfermedad y de miedo. Desde muchos lugares se vio que quizás no somos indiferentes como sociedad sino que entendemos que somos parte de un entorno que nos contiene. En este sentido, el Estado tiene que ser mil veces más eficaz y planificador, pensar en el mediano y largo plazo. Ya en el 2008, cuando fue el anterior gran episodio de quemas, las Universidades dijeron que esto podía volver a pasar y no se hizo nada. No se puede seguir yendo a apagar el fuego. Hay que cambiar esa lógica, hay que sentarse a estudiar, pensar y asignar recursos, y eso es lo que se espera de la política”.

Si de reconocer un punto llamativo se trata, tanto Hiba como Armas coinciden. “Lo que más sorprende es la falta de información concreta acerca de las causas judiciales y de las investigaciones acerca de quiénes prenden fuego en el humedal, no tanto material sino intelectualmente. ¿Quién está detrás de eso? Se habla mucho de los dueños de determinados terrenos, algo que debe investigarse, pero también hay mucha especulación sobre terrenos que no tienen dueños, que son fiscales, que están ocupados, y la falta de acción judicial es muy llamativa”, destaca Armas. Por su parte, Hiba es categórica: “Es el poder del Estado más patético, oscuro, lento e ineficiente. Siempre son las organizaciones socio-ambientales las que hacen las denuncias, las que visibilizan el tema. Nunca ves un fiscal actuando de oficio, o un juez encarando por motus propio una investigación o acción. Al mismo tiempo, la quema quedó en una especie de barro político donde todos empezaron a echarse las culpas. Si no superamos esas mezquindades, los problemas grandes no los solucionamos. Hay que planificar el territorio, organizarse, anticiparse. Lo que pasó con la Ley de humedales es un poco la pauta. A la hora de los bifes no hubo un impulso del Ejecutivo para que saliera, a lo mejor hoy estaríamos hablando de otra cosa”.