“El Mar Argentino es un campo minado”, advierte la organización ambientalista Greenpeace, luego de realizar un monitoreo satelital que muestra la extensión de la exploración sísmica de hidrocarburos en el Mar Argentino, práctica que consiste en un bombardeo acústico subacuático con una magnitud similar al de las bombas de Hiroshima o Nagasaki. Las explosiones abarcan buena parte del Mar Argentino: desde las cercanías de Buenos Aires, pasando por Mar del Plata y la costa patagónica, hasta Tierra del Fuego, en donde actualmente están operando buques de las empresas Exxon y Qatar, en la cuenca Malvinas Oeste. Los permisos para la exploración sísmica en un millón de kilómetros cuadrados del Mar Argentino fueron otorgados por el gobierno de Cambiemos entre 2017 y 2019 , incluso en la región de Península Valdés, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los ambientalistas denuncian que las consecuencias de esta práctica son drásticas para la fauna marina, en especial para ballenas y delfines, y ya se están viendo los efectos.
“Desde que comenzaron las prospecciones en el Mar Argentino se han observado varios eventos de varaduras en playas de nuestro país y los animales varados eran principalmente cetáceos. La bibliografía científica hace referencia a los varamientos como posibles consecuencias de esta actividad”, indicó en diálogo con Página/12 Luisina Vueso, coordinadora de la campaña por la protección del Mar Argentino de Greenpeace. La activista recordó que en 2009, luego de que se realizara este tipo de exploración en el Golfo de San Jorge, el avistamiento de ballenas se redujo a la mitad, y recién dos años después los cetáceos volvieron a poblar la zona. “Es importante mencionar que, considerando que no se han hecho estudios antes, durante y posterior a esta actividad disruptiva, es muy difícil medir fehacientemente los impactos sin tener una línea de base del estado de los ecosistemas”, advirtió Vueso.
La organización recolectó los datos mediante la información pública que muestra el posicionamiento de los barcos en el océano, a través de sus AIS (Sistema de Identificación Automática), que dan, además, otra información como la bandera del barco y la empresa para la que opera. Las explosiones sísmicas son generadas por buques que emiten ondas sonoras con cañones submarinos, que se extienden a través de un área de 300 mil kilómetros cuadrados. Estas ondas, captadas por un radar luego de rebotar en el lecho, sirven para mapear el fondo marino y ubicar lugares propicios para extraer petróleo offshore o de “exploración costa afuera”:
“En este momento se está realizando sísmica en la cuenca Malvinas Oeste, al este de la provincia de Tierra del Fuego, en el bloque adjudicado a las empresas Exxon y Qatar. Esta operación en particular está planificada para durar hasta Mayo de 2021. A esto se le puede sumar actividad en cualquiera de las zonas habilitadas, que abarcan más de un millón de km2 del Mar Argentino”, contó Vueso. Estos permisos fueron otorgados por el ex ministro de Energía, Juan José Aranguren, y por el ex secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, a la empresa noruega TGS y tienen vigencia hasta 2025. La organización denuncia que la entrega fue por medio de resoluciones ministeriales, sin ningún tipo de consulta pública o tratamiento parlamentario, a pesar de su extenso alcance territorial y también en el tiempo.
Según la información brindada por la Secretaría de Energía a Greenpeace, la empresa adjudicataria “no realizó ni un sólo estudio ad hoc, dejando fuera observaciones in situ, antes, durante y después de las prospecciones sísmicas. Es decir que no se realizó una efectiva evaluación de los impactos de la actividad en los ecosistemas del Mar Argentino”, advirtió Vueso.
Entre las zonas habilitadas para la exploración sísmica, se incluye una porción del territorio adyacente a Península Valdés, un “santuario que recibe anualmente la mayor población reproductora de ballenas franca austral y posee un inconmensurable valor ambiental y ecológico de biodiversidad”, según describió la ambientalista. “Que se permita la exploración sísmica en el límite de este Patrimonio de la Humanidad es realmente inadmisible. El Ministerio de Ambiente, organismo público que vela por derechos fundamentales, como la protección y conservación del patrimonio natural argentino, y que a su vez tiene como una de sus atribuciones preservar los monumentos naturales, debería impedirlo”, aseguró.
La organización se mantiene alerta por la continuación de esta práctica y por el posible avance en la instalación de plataformas para extraer petróleo. Dentro de los proyectos que figuran en la página web de la Subsecretaría de Hidrocarburos, se menciona que “la costa afuera argentina es uno de los espacios menos explorados de nuestro territorio y con el que podemos ampliar nuestro horizonte de reservas de gas y petróleo a nivel global”, lo que significa “una oportunidad única para la atracción de inversiones al país”.
La exploración sísmica es una práctica que usualmente se mantiene durante todo el proyecto extractivo, debido a que es una herramienta fundamental para ubicar otros lugares de perforación, aunque las plataformas ya estén instaladas y operando. “A los impactos de esta actividad se le suman los de la explotación propiamente dicha. Los principales efectos en el ambiente son por un lado los de la operación, como los derrames y accidentes, pero también los impactos generados por las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuirían los combustibles extraídos”, señaló Vueso. La explotación costa afuera, según la ambientalista, “va en contra de los compromisos asumidos por Argentina en el Acuerdo de París” en noviembre de 2015. “Estamos atravesando una crisis climática global, es momento de abandonar nuestra dependencia de los combustibles fósiles”, finalizó.